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Asier Lanzarote, promesa del boxeo nacional

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A sus once años se ha proclamado bicampeón de España y tres veces campeón de la Comunidad de Madrid

Una fría tarde-noche de febrero nos desplazamos hasta el madrileño barrio del lucero para visitar el gimnasio La Escuela, un generoso garaje que ha sido acondicionado para la práctica de deporte de contacto. Nada más traspasar la puerta, una fila con aproximadamente una decena de alumnos entrenando nos sorprende, unos golpean mientras sus respectivos compañeros les sostienen el saco.

Al final se encuentra Jero, excampeón de España, entrenador de boxeo y kickboxing y dueño de La Escuela Boxeo. Sin dejar las efusivas indicaciones que marcan el ritmo a los alumnos, nos saluda en la distancia y nos invita a pasar. Al fondo de la sala, subidos a un ring, rápidamente localizamos a Jesús Lanzarote y sus dos hijos, Asier y Aimar. Los tres están jugando, Aimar se tira por el suelo del ring mientras que Jesús y Asier practican alguno de sus ejercicios. En cuanto nos ven bajan del cuadrilátero y nos muestran el ambiente que se respira en el gimnasio.

Jesús nos cuenta que su pasión por el boxeo viene desde muy pequeño. Su vinculación con este deporte empieza con catorce años en un gimnasio de su barrio natal, Orcasitas. Después de estar varios años entrenando en su barrio, Jesús pasó al equipo de boxeo del Vicente Calderón, donde comenzó a competir. Disputó un total de nueve peleas amateur y una neoprofesional, el paso previo a la categoría absoluta. Con tan solo veinte años, los compromisos profesionales le hicieron apartarse de la primera línea del boxeo. Fue entonces cuando Jesús y su mujer llegaron a Valdemoro, donde se compraron una casa y formaron una familia. En el propio sótano de su casa es donde deciden montar un pequeño gimnasio con tatami y zona de boxeo, lugar donde Asier, su hijo mayor, comienza sus primeros pasos en este deporte.

Aunque te apartaste de la competición profesional, tu vida siempre ha estado muy ligada al boxeo, ¿cuál es tu concepción de este deporte?

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El boxeo es un deporte que amo desde pequeñito; siempre he estado enganchado a él. Tanto es así que se lo he sabido transmitir a mis hijos y a mi mujer. Para mi significa salud, autoestima, confianza y valores… Es mi vida, porque aunque no estoy compitiendo, entreno todos los días dos o tres horas.

Físicamente te aporta una muy buena forma física, reflejos… Pero mentalmente creo que te aporta mucho más. Cuando eres boxeador aprendes una serie de valores como el respeto, la superación, la constancia o el sacrificio que son muy importantes para poder vivir este deporte. Los gimnasios son también grandes familias en las que se convive y se comparten esos valores.

Supongo que uno de los comentarios más habituales al que tenéis que enfrentaros los boxeadores es el que afirma que el boxeo es un deporte violento, ¿es esto cierto?

Para nada es cierto. El boxeo es un deporte muy reglamentado; y tanto las reglas como los jueces tienen la función de velar por tu seguridad. No hay violencia porque en cuanto existe, el árbitro separa a los contrincantes.

Te hablo del boxeo que practicamos aquí, el amateur. Hay dos formas de boxeo, el profesional y el amateur. En este no está permitida esa violencia que puede haber en un combate profesional donde puedes llegar a ver sangre. Es cierto que en el boxeo profesional la pegada es más dura y hay más show. Pero también es cierto que cuando termina el combate los boxeadores se dan un abrazo y no existe ningún tipo de violencia entre ellos.

La gente piensa en los boxeadores como peleadores, se creen que son violentos, y ni mucho menos: es todo mentira. La gente que dice eso no ha pisado un gimnasio de boxeo. En este caso, aquí hay mucho compañerismo, nos ayudamos todos.

El motivo de esta entrevista es conocer a Asier, campeón de Madrid de Boxeo. ¿Cómo se introduce a un niño en un deporte que aparentemente parece tan exclusivo de los adultos?

Pues, sobre todo, con juegos. Los ejercicios que hagamos tienen que ser con juegos; siempre intentando llevarlo con calma, porque ellos se cansan. Es un deporte individual aunque estemos todos aquí, somos todos compañeros y nos llevamos bien, pero, al final, es individual. Tienes que trabajar por ti mismo, entonces al niño hay que motivarle para que trabaje, para que le guste.

Es muy importante también que vivan la experiencia de estar en un gimnasio de boxeo, empezando por los padres. Ellos tienen que ver que esto es un deporte y que no vienen a pegar. Además de que está prohibido por ley, ningún gimnasio te permite que los niños puedan golpear.

Asier es un claro ejemplo. Es campeón de Madrid y tiene varios oros a nivel nacional y no ha hecho todavía guantes con nadie, no ha tenido contacto con nadie. Es un deporte de agilidad, velocidad y coordinación. Tienen ejercicios que potencian estas habilidades, como el salto con comba o la sombra.

Asier, ¿qué es lo que más te gustó para empezar a practicar boxeo?

Desde que vi a mi padre, pues me gustó cómo lo hacía mi padre y, al final, me motivó a hacer ese deporte. Empecé en mi garaje, donde tengo un gimnasio, empecé a hacer juegos de boxeo con mi padre y luego ya me fui poniendo más en serio hasta que empezamos a competir.

Ahora entrenas todos los días, ¿no?

(Contesta Jesús) Entrenamos tres o cuatro días a la semana, porque tampoco es una obligación. El niño está disfrutando. Si tiene que estudiar o tiene otras cosas como un cumpleaños y no puede venir, no pasa nada. Intentamos no saltárnoslo, pero tres o cuatro días a la semana sí hacemos.

Algunos días en el garaje de mi casa, otros días venimos aquí. Aquí venimos a donde Jero por el ambiente familiar que hay; a Jero le queremos mucho, es como de nuestra familia. Luego el niño también aprende porque hay gente profesional. Venimos aquí para eso, para que se familiarice con todo este mundo y tenga la posibilidad de verlo más cercano.

Tu nombre deportivo es Asier Dinamita, ¿a qué se debe?

Hace un año o así, mi padre, mi hermano y yo estábamos poniéndonos motes y, de repente, dije: «Dinamita, no sé qué», y mi padre dijo: «Pues eso para boxeo está bien», y al final me puse Dinamita; aparte, pego duro, porque me esfuerzo mucho…

¿Cómo recuerdas tu primera competición? ¿Estabas nervioso?

Estaba nervioso porque, encima, me pusieron con gente más mayor ya que no había gente de mis años. Había gente de doce, trece y catorce años. Quedé primero en esa competición y solo lo hice con el de doce, porque con los otros dijeron que eran muy mayores.

Me sentí superbien. Cuando estaba haciendo sombra, me temblaban las piernas, pero conseguí ganar.

¿Eso fue lo que te motivó a seguir compitiendo?

Sí; fue el primer campeonato que hice y el primero que gané, el Campeonato de Madrid.

¿En qué consisten las competiciones a las que acude Asier?

Hay diferentes tipos de competición. La Federación Española hace todos los años Campeonato de España de Formas y todos suelen ser, más o menos, un minuto de comba, donde tienen que hacer las mayores virguerías que les salgan; un minuto de sombra, donde tienen que mantener la guardia arriba, que no se les caigan las manos, estirar las caderas, la cintura, tener una técnica depurada, lo más depurada posible. Y por último las manoplas o el saco, donde se premia lo fluido y bonito que hagan los movimientos.

La Federación de Madrid también hace su campeonato en Madrid, y distintas federaciones autonómicas también nos invitan a hacer… Hemos ido a León, hemos ido a Galicia, hemos ido a Lugo, a Madrid, a La Coruña…

¿Cuál es el camino que debe recorrer un boxeador como Asier?

La competición es, como te comento, hasta los quince años. A partir de esa edad ya empiezan con su casco, son junior y jóvenes. A los quince y dieciséis años los combates son de tres asaltos de dos minutos. Llevan casco, guantes amateur de diez a doce onzas y la puntuación es al toque: en cuanto entra una mano dura o una mano fuerte, o hay una superioridad de uno sobre el otro, se da una vuelta y si se vuelve a repetir, paran el combate.

A los dieciséis o diecisiete años junior puedes ir a los campeonatos de Madrid y de España. Si quedas campeón de España te puede coger la Selección Española. Eso es lo bonito, porque te enseñan los mejores profesores, técnicos, fisioterapeutas y médicos de España. Nuestro objetivo es ir a la Selección Española el día de mañana para poder hacer europeos, mundiales y…

(Añade Asier entusiasmado) ¡Olimpiadas!

Parece que lo tienes muy claro, Asier. ¿Cuál es tu sueño?

Quiero llegar a ser campeón olímpico y luego, ya cuando sea campeón olímpico, si una promotora me coge para que vaya a profesional, mejor me voy a profesional e intento hacer todo lo que pueda.

Y tú cómo padre, ¿cómo ves que tu hijo quiera llegar a ser profesional?

Es algo que tiene que vivir. Según le vayan yendo los combates verá cuales son sus posibilidades, si le coge la selección o no. Personalmente. me encantaría que llegara a ser olímpico si se lo propone, pero no me gustaría que fuera profesional porque es un mundo muy diferente.

El mundo profesional es otra historia. Hay muchos factores que intervienen: promotores, gente que pelea porque tiene que pelear… Porque necesita dinero. Y hay boxeadores que están en subida, otros que van en bajada… Es muy duro. Yo respetaría todo lo que quisiera mi hijo, pero quiero que estudie, que se saque sus estudios y luego lo demás ya se verá.

¿Qué te gustaría ser de mayor, Asier?

Pues ingeniero o informático o aeronáutico.

¿Y cómo compaginas el estudio con el deporte?

Ah, bien. Cuando vengo de entrenar y tengo que estudiar mucho, a lo mejor, imagínate, tengo un examen al día siguiente y me falta una página por estudiarme, me levanto a las siete y media y me pongo a estudiar, es lo que toca…

(Jesús) Las notas son lo primero. Si no aprueba, no hay boxeo.

¿Qué objetivos tenéis para esta temporada?

Dentro de poco tengo el Campeonato de Madrid; espero ganar el Campeonato de Madrid y ya los campeonatos que me pongan entre medias, que suele haber tres o cuatro, también los voy a intentar ganar y el de España también. El de España… yo creo que lo voy a ganar porque me estoy preparando para él.

(Continúa Jesús) Tenemos nuestros objetivos, pero no son metas que tengamos que conseguir obligatoriamente. De momento vamos poquito a poco, a pasarlo bien y ya está. Si conseguimos medallas mucho mejor, más contentos nos vamos para casa, pero no es tampoco un objetivo principal.

Con tan solo once años, Asier Lanzarote ya acumula un palmarés que adelanta la proyección de un deportista que puede llegar a ser una de las figuras del boxeo nacional. En los cuatro años que lleva compitiendo a nivel infantil ha conseguido el título de subcampeón de España en 2014, campeon de España 2015 y 2016, tres veces campeón de Madrid, así como cinco oros en diferentes campeonatos nacionales de formas. Podéis seguir a Asier por Facebook en su perfil «ASIER «dinamita» Lanzarote».

Proyecto FAID

Tanto Asier como su hermano Aimar forman parte de la fundación FAID Jero García, que tiene como objetivo fundacional la integración por medio del deporte. El propio Jero nos dedica unos minutos para contarnos más sobre su proyecto.

¿Cómo nace el proyecto FAID?

El primer objetivo fundacional es la integración al deporte. Da igual en qué nivel o qué edad se tenga. Es la integración por medio del deporte; crear una cultura deportiva en los chavales que están un poco «desventajados», para poder ayudarles. Eso fue, en principio, como objeto fundacional. ¿Qué ocurre? Que, al final, la masa social me va creciendo, y entonces los que son mis alumnos van teniendo niños. Que es el caso, por ejemplo, de Asier. El caso de Asier y de Aimar. Su padre, Jesús, fue alumno de un íntimo amigo mío, de Raúl, y cuando Raúl dejó de dar clase, Jesús se vino conmigo.

A mí siempre, pues, me me ha gustado trabajar con críos; al principio con proyectos socio-educativos y luego con proyectos integradores y sociales. ¿Qué quiere decir? Que, al final, si los niños están aquí, no están en ningún otro lado. Y, sobre todo, que un gimnasio de boxeo tiene una característica principal: que crea grupo, crea familia. Y eso es una forma de elevar la autoestima a toda la gente que está aquí. En este mundo, en estos momentos en que la sociedad está muy falta de valores, el pertenecer a un grupo, pertenecer a una familia, y si encima es de cultura deportiva, es una forma muy integradora, sobre todo, de elevar la autoestima.

Elevamos la autoestima, pero elevamos la autoestima no porque el niño aprenda a defenderse, al contrario. Nosotros le enseñamos e intentamos ilustrar a esos chavales que si algún día tienen que pensar que hacen boxeo porque tienen que defenderse es que su autoestima está baja. Normalmente, la persona normal no necesita tener que defenderse: no tiene miedo.

Esa es, realmente, la persona que tiene la autoestima alta. Y eso es lo que estamos haciendo a través de este pequeño planeta metido en un garaje, la fundación. Y es un poco que todos somos uno; por eso, si vosotros os fijáis —que a mucha gente le parece raro, le parece extraño—, los niños se entrenan con los mayores. Es que es la mejor forma de integrar a esos críos en una cultura deportiva y, sobre todo, en una disciplina. Si yo quiero integrar a un chaval joven, a un niño en los valores del boxeo, no puedo entrenar solo con niños, porque no es real.

¿Qué aporta el boxeo a las personas?

Tanto el boxeo, como el deporte en general, tienen unos valores superintegradores y superpositivos para cualquier persona. Estamos hablando de niños, pero podemos hablar de personas de sesenta años. Aquí me viene gente con muchísimos problemas de todo tipo, de todas las clases. Y todos vienen pegados a una autoestima baja.

Lo que nosotros hacemos es que este deporte, no sé qué tiene, pero consiga hacerte sentirte a gusto contigo mismo, y eso es lo que quiere decir autoestima alta. Si yo consigo tenerte a gusto y feliz contigo mismo, yo consigo que tú seas feliz y no tengas miedo, que no tengas temores, sino que estés bien contigo mismo primero y con la sociedad después. Eso es lo que tiene el boxeo.

¿Por qué el boxeo tiene, digamos, esa característica? Pues no lo sé, quizá debamos acercarnos al carácter primario del ser humano; el carácter primario del ser humano te dice que nosotros, desde pequeños, jugamos a pelear. ¿Por qué? Porque es la forma que nos sirve de regular la ira y canalizar la agresividad. Entonces, claro, nosotros jugamos a pelear.

Aunque no haya contacto, jugamos a pelea, jugamos a pegar a dos sacos, a divertirnos, a pasárnoslo bien. No nos hace falta aprender a defendernos para tener la autoestima alta, sino que ese juego que tenemos aquí, esa pertenencia al grupo, te hace que esa autoestima sea alta. Y esa es la base ahora mismo de lo que trabajamos aquí, un poco, en contra del bullying, elevar la autoestima tanto al acosado como al acosador como al testigo.

Y un deporte que, a priori, es tan individual, ¿cómo consigue generar tanta familia?

Simplemente, tiene un porqué. Es tan individual que, cuando estás en el ring, cuando suena la campana, te quitan hasta el banquito, que decía Ringo Bonavena, y eso hace que necesites el calor de los demás. Yo siempre digo que, al final, el ser humano es la suma de sus contradicciones. El boxeo tiene esa contradicción: cómo un deporte tan individual y tan solitario necesita tanto de la ayuda y del empuje y del sudor de los demás. Solamente, es lo que les digo: pasad a un gimnasio.

Un día estás mal, psicológicamente, estás bajo, ven a un gimnasio. ¿Por qué? Porque el trasvase de energías que existe en una misma clase de boxeo es brutal. Al final, la energía de los demás te empuja. Yo soy el primero. Puedo venir de bajón, cansado, y yo llego a un gimnasio, me pongo a dar clase, me pongo a dar cuatro gritos, veo la energía de los demás y me vengo arriba. ¿Por qué? No lo sé, pero yo creo que, al final, es, cuando una familia empuja de un mismo carro, al final, las fuerzas son todas para lo mismo.

Para finalizar este reportaje sobre el boxeo infantil me gustaría que nos dieras tu opinión sobre la trayectoria de Asier.

Lo que yo veo de Asier es que es un niño supereducado, es un niño que sabe estar en cualquier lado donde le llevemos. Eso, gracias, por supuesto, a sus padres. Es un niño que es el máximo exponente de los valores del boxeo: sacrificado, constante y muy trabajador, pero no solamente trabajador aquí, sino trabajador en los estudios.

Entonces, ya estamos exportando los valores que está adquiriendo en el boxeo fuera; los extrapola. Y, deportivamente, pues todavía no me fijo mucho; yo le miro la cara y veo que es feliz. Mientras sea feliz, a mí me da igual. ¿Deportivamente? Pues, la verdad es que parece que va a llegar muy lejos, pero ahora es un niño y lo importante es que se divierta, disfrute y que nunca pierda la sonrisa.

 

Texto_Sergio García Otero

Fotografía_Ncuadres