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COESVAL, por un colegio de educación especial en Valdemoro

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La asociación de padres trabaja para que sus hijos con discapacidad tengan una educación accesible y de calidad

En repetidas ocasiones hemos expresado en nuestros editoriales la filosofía que vertebra esta publicación: una revista creada por los vecinos y para los vecinos de Valdemoro. En definitiva, un espacio en común donde dar a conocer los valores y las virtudes de nuestra localidad, pero también las necesidades de sus vecinos. Para la vigésima cuarta edición nos citamos con los miembros de la asociación COESVAL, un colectivo local de padres con un denominador común: la desigualdad a la hora de escolarizar a sus hijos con discapacidad.

Hace dos años que iniciaron su reivindicación por un colegio de educación especial en Valdemoro. Desde entonces no han cesado en su labor de difusión y presión vecinal para que este proyecto salga adelante lo antes posible. COESVAL solicita la construcción de este centro como respuesta a una necesidad real que existe en nuestro municipio. En la actualidad, más de medio centenar de niños con algún tipo de discapacidad tienen que marcharse diariamente de nuestro municipio para recibir una formación adaptada a sus necesidades.

A través de esta entrevista queremos conocer de primera mano cuáles son las necesidades que existen en nuestra localidad, los motivos de su protesta y el estado actual de su petición.

¿En qué situación os encontráis actualmente padres y niños?

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Los padres que formamos COESVAL nos encontramos con que en Valdemoro, después de dos años de lucha, sigue sin construirse ningún colegio de educación especial y nuestros hijos siguen sufriendo las consecuencias de las trabas burocráticas que se interponen desde la Comunidad. Según estipula la Comunidad de Madrid, los centros de educación especial que corresponden a nuestro municipio son el colegio María Montessori de Parla y el colegio Príncipe de Asturias de Aranjuez, ambos en torno a una veintena de kilómetros de nuestro municipio. 

¿Qué dificultades se os presentan a padres y niños fruto de esta escolarización?

Los niños acuden al colegio en una ruta que recorre diferentes puntos de varios municipios. En el caso del centro de Aranjuez existen dos rutas con varias paradas en el municipio, no ocurre lo mismo con el centro de Parla. Los padres y alumnos del centro de Parla solo disponen de tres paradas, una de ellas en la zona del hospital, un lugar bastante apartado que exige coger el coche y que, además, como en el resto de paradas de estas rutas escolares, supone estar a la intemperie tanto en invierno como en verano, con lo que ello conlleva.

A esta situación hay que sumarle el tiempo que se invierte en llegar y volver del centro. La ruta exige tener que madrugar mucho para poder preparar a los niños y estar puntuales en la parada. Una vez que cogen el autobús, los niños tienen aproximadamente una hora de viaje de ida y otra hora de vuelta. Esto se traduce en la imposibilidad de realizar actividades extraescolares porque llegan a media tarde y cansados de un largo viaje. Todo ello supone un cansancio físico y psicológico tanto para los niños como para los padres.

¿En qué situación están recibiendo la formación estos niños y niñas?

La situación escolar cada vez es peor. Los colegios que se nos asignan reciben a niños de diferentes municipios. Cada año la cifra aumenta, pero los recursos e instalaciones son los mismos. Hablamos de centros que tienen una capacidad aproximada para ochenta alumnos y están acogiendo a unos cientoveinte. Como consecuencia del aumento de la demanda, están comenzando a levantar muros para crear nuevas aulas y agrupando a más niños en una misma clase. Con estas medidas que se están tomando lo único que se hace es empeorar la calidad de la asistencia que se ofrece a todos los niños.

Entiendo que la situación empeora curso tras curso.

Así es, un municipio como Valdemoro tiene cerca de una decena de alumnos nuevos cada año, hablamos de que, prácticamente, cada año nuestra localidad necesita dos aulas nuevas. El problema de todo esto es que es una situación que carece de visibilidad. Hablamos de una problemática de la que solo somos conscientes los padres, los niños y todos los profesionales que trabajan en los centros. El colegio de Parla, por ejemplo, comenzó su actividad con 60 niños, en la actualidad hay 151. Ese colegio está diseñado para 80 personas. 

¿Qué demanda real de este tipo de formación existe en Valdemoro?

Los padres nos conformamos primero como plataforma, y después como asociación, porque vemos la necesidad de que haya un colegio de educación especial en nuestro municipio. No somos un grupo de padres que quiere tener un colegio como capricho. En la actualidad aproximadamente sesnta y cinco niños de Valdemoro acuden a educación especial en colegios públicos, a los que hay que sumar entre diez y doce niños que acuden a una formación privada. Además, más de cincuenta niños reciben tratamiento en el Centro de Atención Temprana, de los cuales, unos cuantos también tendrán la necesidad de escolarizarse en un centro de educación especial antes o después.

Además, en Valdemoro también hay aproximadamente treinta y cinco niños que acuden a aulas TGD (trastorno generalizado del desarrollo) en centros educativos ordinarios. Las aulas TGD o TEA (trastorno del espectro autista) son aulas separadas de las aulas habituales y en las que los niños reciben atención por parte de profesionales cualificados. Dentro de este supuesto modelo de integración que promueven estas aulas, los niños con discapacidad pasan el 80 % del tiempo en clases con cinco alumnos en su misma situación y el 20 % restante en el aula ordinaria junto a 27 compañeros más.

El problema que surge con este modelo es que es muy complicado que los alumnos continúen su formación en el centro. En el paso de infantil a primaria suelen ser derivados a centros especiales ubicados en otras localidades como Aranjuez, Parla o incluso Getafe, por lo que el modelo de integración desaparece. Si consiguen continuar su formación durante la primaria, es prácticamente imposible que lleguen a secundaria.

Al llegar a este punto aparece un gran problema, y se produce un efecto de embudo. En nuestro municipio existen seis centros con aula especial TEA en primaria. En cada una de estas aulas hay cinco niños. Cuando superan este ciclo y aspiran a pasar a secundaria la situación se torna imposible, ya que solo existe un centro que ofrece esa posibilidad en este ciclo. Es decir, de treinta niños escolarizados en primaria solo cinco podrían continuar en la educación ordinaria, el resto debe incorporarse a un centro de educación especial.

¿Por qué es necesario un colegio de educación especial para estos niños?

Es necesario porque en ese tipo de colegio nuestros hijos son felices. Nosotros lo que queremos es la felicidad para nuestros hijos, ofreciéndoles la misma calidad de vida que pueda tener cualquier persona sin discapacidad. Y es aquí donde entra la igualdad. En COESVAL no entendemos por qué nuestros hijos no disfrutan de los mismos derechos que el resto de vecinos, y se ven obligados a viajar durante una hora para poder llegar a su colegio. Como padres tenemos derecho a poder llevar a nuestros hijos de la mano hasta la puerta del colegio. Cada día sufrimos la incertidumbre de si habrán llegado bien o de si no habrá habido ningún percance por el camino.

La conciliación familiar y laboral también es una tarea muy complicada. Nuestros hijos no pueden acudir a los campamentos de verano que organiza el colegio porque ya no hay ruta. Si queremos que vayan tenemos que llevarles por nuestros propios medios a las nueve de la mañana y recogerlos a la una de la tarde. Prácticamente ningún trabajo permite adecuarse a este horario y nos vemos obligados a no tener que trabajar uno de los dos padres o dejar a nuestro hijo a cargo de algún familiar muy cercano.

La creación de un centro en Valdemoro no solo mejoraría la situación de los alumnos de nuestra localidad y la de los municipios a los que de cobertura, también sería un alivio para los centros ya creados, una mejora también en la educación de esos niños que ya tienen un centro en su municipio.

¿Qué atención se ofrece en estos centros?

Las aulas son pequeñas, generalmente las clases suelen ser de cinco o seis alumnos. Esta es una de las características que se está perdiendo con la masificación de los centros. Es un factor muy importante a conservar porque cada niño tiene un problema, y el trabajo individualizado es crucial para su progreso. Además, son niños que requieren de mucho tiempo.

Los profesionales que se ocupan de los alumnos son profesores especializados en educación especial. Aparte del tutor, hay todo un equipo de profesionales compuesto por profesionales de diferentes ramas como logopedia o fisioterapia y técnicos que se encargan de asistir a los niños en todas sus necesidades: ir al baño, comedor… Su formación está enfocada a mejorar su calidad de vida mediante la búsqueda de la autonomía. En las aulas les enseñan a hacer las actividades más básicas como asearse, vestirse, hacer algunas tareas de la casa como la compra, por ejemplo. Cada niño tiene su adaptación curricular y su propio proceso de aprendizaje.

¿Qué cobertura ofrece?

La formación está dentro del programa de educación EBO (educación básica obligatoria) que comprende desde infantil hasta la mayoría de edad, cuando realizan el curso de adaptación a la vida adulta. A partir de ese momento y dependiendo del centro y el estado del joven, cabe la posibilidad de ampliar la cobertura tres años más, llegando hasta los 21.

Una vez conscientes de la necesidad quiero que me contéis sobre el camino que emprendisteis hace dos años. ¿Cuáles fueron vuestras primeras acciones como colectivo?

Fruto de las primeras movilizaciones y difusión conseguimos que hace dos años se aprobara en un pleno del Ayuntamiento una moción para la cesión de una parcela municipal en la que construir el colegio. El Ayuntamiento ha cedido una superficie de 38 000 m2 en el barrio de la estación. En este sentido debemos decir que desde COESVAL hemos sentido el apoyo tanto del Ayuntamiento como de todos los partidos políticos que lo conforman.

El año pasado tuvimos una reunión en la Dirección Sur, ubicada en Leganés, con el director del Área Sur, Manuel Bautista, el alcalde y el concejal de educación y la concejala de los servicios sociales donde desde el consistorio estuvieron apoyándonos para que se construyera el colegio.

Si contáis con el apoyo institucional, ¿por qué el proyecto está paralizado?

Una vez que el Ayuntamiento ya ha aprobado el suelo sobre el que se va a construir el colegio, tanto la creación del mismo como los profesionales que lo van a ocupar son responsabilidad de la Comunidad de Madrid.

La Comunidad de Madrid, a través de la Dirección Sur, no lo ve. Alegan que el número de niños no es suficiente, porque según sus cálculos son unos sesenta, y con esta cifra no se puede abrir un centro. Claramente mienten porque, como hemos mencionado antes, hay sesenta y cinco niños de Valdemoro ya escolarizados y otros cincuenta que todavía están en el CAT (centro de atención temprana), pero que, en un futuro cercano, el 90 % de ellos son potenciales usuarios de ese tipo de educación. A todos ellos hay que volver a sumar aquellos que integrados en aulas TEA y el resto de alumnos de municipios vecinos.

Desafortunadamente todo se reduce a números. Los centros de educación especial solo se abren en poblaciones con unos 150 000 habitantes. COESVAL ha querido demostrar que aunque Valdemoro no cumple con esa cifra, su radio de actuación sería mayor e incluiría a municipios como Pinto y Ciempozuelos, con los que sí se alcanzaría esa cifra. Llevamos ya dos años en los que se ha presentado la propuesta de presupuesto a la Comunidad, pero se ha denegado su aprobación alegando que es una medida segregacionista.

Pero el problema es evidente, ¿qué soluciones se han ofrecido a los padres?

En la Dirección Territorial del Área Sur se nos informó de que se iban a realizar actuaciones. Nosotros hemos estado informándonos para conocer en qué consisten estas actuaciones. La solución que plantean para el colegio Príncipe de Asturias (Aranjuez) es la de acondicionar la antigua casa del conserje para crear nuevas aulas. En el colegio María Montessori (Parla) directamente hablan de barracones porque ya se ha suprimido el salón de actos para convertirla en un aula y con las clases de musicoterapia ha ocurrido lo mismo. Además quieren redistribuir a los alumnos según la cercanía, es decir, un alumno de Parla enviarlo a Fuenlabrada para que entre en su lugar uno de Valdemoro. Una chapuza administrativa que además trata el tema con muy poca sensibilidad.

A pesar de todo habéis continuado con vuestras acciones.

El año pasado Miguel Ángel Sánchez, miembro de la asociación, intervino en la Asamblea de Madrid. Todos los grupos ofrecieron su apoyo a la propuesta, pero lo cierto es que cuando llega la aprobación se nos ha echado para atrás. Hemos mandado muchas cartas a cargos importantes como la presidenta de la Comunidad de Madrid, el consejero de Educación o el Defensor del Pueblo, pero siempre nos dan largas. También hemos hecho una petición formal para que conste en acta y si nos lo deniegan, llegaremos al ministro de Educación; y si no, un recurso de alzada. Llegaremos hasta donde haga falta.

COESVAL se afianza cada vez más como un movimiento vecinal, recientemente habéis pasado de ser una plataforma a constituiros como asociación.

Así es, nos hemos consolidado como asociación porque supone un número de beneficios, como por ejemplo el tener derecho a un despacho en el que poder realizar nuestra actividad dentro del Centro de Asociaciones. Como plataforma tampoco teníamos una visibilidad dentro de la actividad del pueblo (fiestas, reuniones con el Ayuntamiento, etc.).

COESVAL está compuesta por unos sesenta y siete asociados. Mucha gente nos está conociendo ahora mismo y estamos en una fase de máxima difusión para que la gente nos apoye. Tanto como plataforma como asociación nuestro objetivo no ha cambiado, seguimos luchando para que el colegio llegue a Valdemoro.

¿Qué acciones de difusión lleváis a cabo en el municipio?

En Valdemoro solemos estar involucrados en la mayoría de eventos que organizan otras asociaciones afines y que tienen que ver con la discapacidad. Es una manera efectiva de dar a conocer este problema entre nuestros vecinos de Valdemoro. Su apoyo es fundamental para que este proyecto siga adelante. A la vuelta de verano vamos a organizar una manifestación el 24 de septiembre para que todavía más gente se entere de este problema. Queremos que esta protesta coincida con el aniversario de COESVAL y esperamos que cuente con una gran participación vecinal.

¿Qué futuro creéis que tenéis padres e hijos?

Nosotros no vamos a parar de reivindicar lo que creemos que es justo y necesario. Estamos seguros de que en un futuro Valdemoro tendrá ese centro de educación especial por el que estamos peleando. Pero nuestra lucha no va a terminar con la creación del colegio. El siguiente paso será luchar por la creación de una residencia para estos jóvenes que terminan su formación. La residencia, compuesta por pisos tutelados en función de la discapacidad, puede ofrecer la oportunidad de tener una vida autónoma a estos jóvenes.

 

Aunque incierto, esperemos que el bienestar de padres y niños se garantice en un futuro próximo. Indudablemente todo pasa por una normalización de su situación, una acción de igualdad a través de la cual puedan optar a un sistema educativo de la misma forma que lo disfrutan el resto de padres, madres, niños y niñas y de Valdemoro.

Texto_Sergio García Otero

Fotografía_Ncuadres