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Entrevista a Eva Moral

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‘El deporte no conoce de discapacidades’

Madrileña de nacimiento, ha vivido en diferentes partes del país junto con su familia hasta llegar a Valdemoro hace ya algo más de nueve años. Eva es una joven triatleta que volvió a nacer el 29 de septiembre de 2013 tras precipitarse por un barranco. La caída, de aproximadamente siete metros de altura, le provocó una lesión medular que le impide caminar. A pesar de ello, Eva ha sabido sobreponerse a las adversidades y hoy hablamos con una recién campeona de Europa, título que consiguió el pasado mes de julio en Estonia.

Desde muy joven creas un vínculo muy estrecho con el deporte. ¿De dónde procede esa inclinación tan temprana?

Lo cierto es que no sé muy bien de dónde procede porque mis padres no son especialmente deportistas. Desde los seis hasta los dieciocho años hice ballet, pero lo tuve que abandonar porque era incompatible con los estudios. A mi hermano y a mí siempre nos ha gustado el deporte y hemos participado juntos en muchas carreras y competiciones desde muy pequeños. El deporte me ha gustado desde siempre, quizás por mi personalidad, muy persistente y competitiva, y es lo que me ha llevado a practicarlo y competir. A día de hoy no sabría diferenciar el deporte y la competición. Cuando tenga que abandonar la competición quizás practique deporte desde otra perspectiva, pero ahora mismo lo que me gusta es competir.

Del ballet diste el salto al triatlón.

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Mi hermano y yo corríamos, nadábamos, hacíamos bicicleta… Cuando llegué a Valdemoro descubrí el equipo de triatlón TriVal y a través del club nos adentramos en este deporte. En TriVal había un muy buen grupo de chicos y chicas, se generó buen ambiente y viajábamos mucho. Comenzó a engancharme y también empecé a competir en eventos que se celebraban los fines de semana. Me enganchó tanto que ahora me dedico en exclusiva a ello desde que me ocurrió el accidente. Me ofrecieron la oportunidad de seguir practicando el triatlón en la modalidad de paratriatlón, que no sabía que existía, y descubrí que había bicis y sillas adaptadas para este deporte. Me animé a practicarlo, pero, por supuesto, sin pensar que iba a llegar al nivel en el que estoy ahora mismo.

Una vez recuperada del accidente, supongo que tienes que reconstruir muchos aspectos de tu vida. ¿Cómo fue ese proceso?

Te diría que complicado pero rápido. La vida no te permite pararte a pensarlo mucho. Una vez que ha sucedido hay que tirar hacia delante. A lo largo de todo el proceso de recuperación tuve mucho apoyo de círculos muy diferentes: mi familia siempre estuvo ahí, desde TriVal también me apoyaron mucho y desde el mundo del deporte en general también tuve la suerte de contar con el apoyo de grandes deportistas. No sé muy bien como fue, pero lo importante es que ocurrió. Tengo la sensación de que todo fue bastante rodado, porque tenía muy claro que quería seguir practicando deporte.

Tras el accidente sigues practicando el triatlón, pero ahora desde otra óptica. ¿Qué es lo que cambia?

Ninguna de las tres disciplinas se parece a lo que había estado practicando antes. Intentaba comparar la práctica adaptada a como lo hacía antes, y al final entiendes que sigue siendo el mismo deporte, pero se practica de manera diferente. Tienes que volver a aprender a nadar, a montar en bici y a correr. Al principio no eres tan independiente como eras antes, es algo que con el tiempo se va mejorando, y ahora mismo yo vivo, viajo y compito sola sin ningún problema. Quizás fue uno de los aspectos más complicados para mí porque soy una chica muy independiente. En el Hospital de Parapléjicos de Toledo nos insistían mucho en que teníamos que aprender a pedir ayuda. Es una barrera psicológica que hay que romper no solo en el deporte, en todos los ámbitos de tu vida. Yo me había independizado hace muchos años y de la noche a la mañana tus padres vuelven a ser un pilar en el que te tienes que apoyar como cuando vivías en casa.

Estuviste más de nueve meses hospitalizada, pero muy próximo a tu alta te alzas con el primer puesto en el Campeonato de España de Handbike.

Así es. Ese campeonato creo que fue el que me dio el impulso final que necesitaba para seguir corriendo. En Toledo cogía una bici los primeros miércoles de cada mes gracias a una fundación que nos permitía probarlas para que practicáramos deporte y para socializar entre nosotros. Allí comencé a salir en handbike con Gustavo Molina, que también corría, y fue él el que me propuso participar en el Campeonato de España. No iba con el entrenamiento; pero, al obtener tan buen resultado, sentí la motivación para continuar en este deporte.

El deporte ha sido un punto de apoyo muy fuerte en tu recuperación.

Lo ha sido todo, junto con la familia. El deporte ha sido un pilar fundamental, sobre todo a nivel mental. Tener un objetivo e intentar batirlo ha sido lo que me ha permitido generar esas nuevas herramientas para crecer tanto como deportista como persona.

Tanto es así que ahora mismo has dejado tu profesión como abogada para centrarte por completo en el deporte.

No es algo definitivo. Cuando tienes un cambio tan drástico en tu vida necesitas al menos un año o dos de adaptación, no solo en lo profesional, sino en tu día a día. En todo este tiempo he ido adentrándome cada vez más en el deporte de alto rendimiento y ahora mismo no podría compaginarlo porque dedico las veinticuatro horas del día. Este año estudié un máster en derecho deportivo porque mi objetivo en el futuro es poder trabajar en algún organismo para contribuir al deporte adaptado paralímpico. Era desconocedora de este mundo hasta que me vi inmersa en él casi por obligación, y lo cierto es que hay mucha desinformación. Los deportistas en España no reciben un trato igualitario. De eso te das cuenta cuando sales al exterior y observas cómo te tratan en otros países. Creo que hay mucho que cambiar y mejorar y me gustaría poder contribuir a ello.

En varias ocasiones has destacado las diferencias que todavía hoy existen entre los atletas y los atletas paralímpicos. ¿Qué dificultades os encontráis a la hora de competir?

Todas y ninguna. Podría ser muy fácil, pero creo que el desconocimiento generalizado es el que complica las cosas. Yo no puedo correr el triatlón que me dé la gana porque la mayoría no incluyen la modalidad de paratriatlón. En España tenemos el Campeonato de España de Paratriatlón, el Campeonato de España de Duatlón Adaptado y algún triatlón regular que lo adaptan para nuestra modalidad. Es cierto que la situación ha mejorado desde el primero que hice, pero quedan muchos aspectos por mejorar que hacen que la experiencia no sea agradable ni para el atleta ni para el público que asiste. Se está trabajando mucho desde la federación y las organizaciones. Como atletas paralímpicos también tenemos que entender que es complicado adaptar un evento a todos los tipos de atletas. Fuera de España las diferencias son mínimas. Acudimos a competiciones de alto nivel donde las organizaciones sí cuidan todos los detalles. Estado Unidos es quizás uno de los referentes en los que fijarnos. He tenido la oportunidad de compartir tiempo con el equipo femenino de atletismo adaptado de la Universidad de Illinois y es sorprendente el nivel de sofisticación que han adquirido.

¿Cómo es dedicarse profesionalmente a un deporte minoritario y además en su modalidad paralímpica?

Es algo complicado porque exige un doble trabajo. Encontrar la financiación en los patrocinadores no es fácil. Además, las becas que se ofertan son bastante escasas, menos que para la modalidad olímpica. He conseguido el apoyo de marcas privadas gracias a presentar un proyecto atractivo que les anime a apostar por mí. Mi material es muy caro, los viajes tampoco los sufraga la federación y, además, tiene que venir una persona conmigo porque es obligatorio a la hora de realizar los cambios entre diferentes disciplinas. La federación nos ofrece una beca por los resultados deportivos que obtengamos y sí que sufragan todos los gastos si te clasificas para el mundial.

¿Qué materiales utilizas para practicar este deporte?

Utilizo principalmente dos: la handbike es la bici de mano en la que damos pedales con los brazos. Para correr utilizo una silla de atletismo en la que vamos de rodillas. Es una silla casi imposible de encontrar en España porque, dependiendo de la lesión que tengas, se crea la silla a medida. Yo empecé con una de segunda mano para saber si me gustaba, más tarde me fui a medir a Inglaterra para tener la mía propia. Todo el material que utilizamos tiene que ser a medida, lo que encarece su coste junto con la poca disponibilidad en nuestro país. Es muy habitual que cuando viajamos fuera traigamos piezas de más para poder vender entre los deportistas de aquí, es un mundo pequeño en el que nos conocemos todos.

¿En qué consiste tu rutina de entrenamiento?

Tengo un entrenador que me marca el entrenamiento semanal dependiendo del objetivo que tengamos. Entre los siete días de la semana, hay uno que es suave. Intento nadar todos los días porque es la que más me cuesta, el agua es menos grato. El atletismo y el ciclismo los voy combinando y tengo tres días de gimnasio. Ahora que estoy en plena temporada los entrenamientos son más cortos pero de mayor intensidad, como pequeños triatlones.

Encima de la silla has recorrido medio mundo.

La competición en triatlón es similar al tenis, acumulamos puntos para estar en un ranking. Cada prueba se celebra en un continente, por lo que es prácticamente obligado viajar a todos los puntos del mundo. El primer año tuve que participar en la mayoría de las competiciones para conseguir un buen puesto en el ranking, ahora acudo a las competiciones que son necesarias para aumentar la puntuación. He cogido más aviones desde que estoy en silla de ruedas que en toda mi vida anterior.

¿Cómo se concibe este deporte fuera de España?

El triatlón está en auge porque a partir de los Juegos de Río se ha incluido la modalidad paraolímpica. No se incluyeron todas las categorías, entre las que estaba la mía, pero esperemos que para Tokio estemos dentro de la competición. Al formar parte de las olimpiadas, este deporte ha crecido en todos los aspectos, ahora hay muchos más deportistas y el nivel también ha aumentado.

¿Existe mucha presencia femenina en la competición?

Internacionalmente, sí. En España, por desgracia, somos muy pocas las que nos dedicamos a este deporte, y que lo hagan profesionalmente solo yo.

Ahora mismo representas a España con la selección nacional.

Si tienes sentimiento de España, de país y de marca España, es un orgullo poder formar parte de la selección. Estuve en los Juegos del Mediterráneo seleccionada por la modalidad de atletismo y es un pasada poder vestir los colores de tu país.

¿Qué sensaciones has traído de los Juegos del Mediterráneo?

Más que los resultados ha sido la experiencia de vivir una competición de ese nivel desde dentro. Convivir con los atletas normalizados en la villa siendo una friki del deporte como soy hace que sea un privilegio que no todo el mundo puede tener. El Comité Olímpico se ha portado genial con nosotros y la experiencia ha sido magnífica.

Además de competir, dedicas parte de tu tiempo a impartir conferencias. ¿Qué objetivo te marcas con esta iniciativa?

Empecé a dar alguna charla por sugerencia de conocidos y me gustó mucho la experiencia. Me gusta sobre todo con los más pequeños, ellos se olvidan de la silla a los dos minutos y les interesa mucho todo lo que usamos para competir. Hace poco estuve en ASEPEYO, en una unidad que tienen para lesionados medulares, y es muy gratificante poder trasmitirle a la gente la motivación que tú tienes. A mí me ayudó mucho ver que Rafa Botello y Gustavo Medina montaban en bici por todo el mundo. A Toledo suelo ir todos los años y también cuando me piden que vaya a hablar con alguna persona nueva. En el hospital hay excelentes profesionales, pero no es lo mismo hablar con una persona que anda que con una que está en tu misma situación. Entre nosotros nos quitamos la vergüenza y podemos hablar de todos los temas relacionados con la lesión. El objetivo de las charlas varía dependiendo del público al que te diriges. Cuando doy alguna conferencia en empresas se orienta principalmente a la motivación y la superación. Yo no tengo ningún tipo de formación en cuestiones de coaching, cuento mi historia y cómo he hecho para superarlo. No me gusta prepararme mucho las ponencias y dedico la mayoría del tiempo a que la gente participe y me pregunte.

En las redes sociales también has encontrado una plataforma de difusión de este deporte y de tus éxitos deportivos.

Las redes sociales son un escaparate muy bueno para este deporte. Cuando tuve el accidente se movió mucho y a mí me pilló de imprevisto porque en la UVI no tenía teléfono. Cuando cogí el móvil fue exagerado el apoyo que recibí, la gente que comenzó a seguirme, fue increíble. Ahora en el día a día hablo con los seguidores, me preguntan cuestiones y sobre todo me gusta cuando alguien me escribe para decirme que le he servido de motivación. A mí me cuesta mucho esfuerzo también y hay días que son duros, como para todo el mundo, el deporte no conoce discapacidad.

2018 está siendo tu año a nivel deportivo.

Este año está yendo muy bien y tenemos el objetivo de ir al mundial, que se celebra en Australia. De momento estoy bien posicionada el ranking. Tras conseguir el Campeonato de Europa estoy convocada para el mundial con la federación y el objetivo es volver con una buena actuación. En septiembre se celebra el Campeonato de España, que será un entreno previo al mundial.

Por delante quedan muchos retos por cumplir. El mayor de todos, asistir a los Juegos Olímpicos. Recientemente hemos conocido que la categoría en la que participa Eva ha sido seleccionada para participar en Tokio 2020, una oportunidad que estamos seguros que no dejará escapar y en la que volverá a enaltecer el deporte nacional y local.

Texto_Sergio García Otero

Fotografía_Ncuadres (Estadio Municipal Rafael Mendoza – Pinto)