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Entrevista a Juan Antonio González

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«He cumplido mi sueño, exponer en el Juan Prado»

La pérdida de la ilusión por las cosas cotidianas casi pareciera una condición sine que non a la vida adulta. Las rutinas y los ritmos de vida acelerados acrecientan esta hipótesis sin apenas darnos cuenta. El ejercicio de abstracción y recuperación resulta complejo cuando uno se sumerge en estas dinámicas, pero es, sin duda, necesario para la consecución de la felicidad. A este ejercicio de abstracción contribuyen los pequeños oasis que te encuentras, esas personas que de una u otra manera no se rinden en su búsqueda de la felicidad y así lo ponen de manifiesto en sociedad.

En este número tenemos la oportunidad de contar con uno de estos oasis, y toma como nombre Juan Antonio González Valero. Juan Antonio tiene cuarenta y tres años, y desde hace casi cuarenta años vive nuestro municipio, del cual ha hecho su residencia y arraigo. Su inquietud por el conocimiento le llevó a formar parte del alumnado de la Universidad Popular de Valdemoro (UPV), donde durante tres décadas ha participado en los talleres de dibujo, pintura y grabado.

La persistencia, el sacrificio y la ilusión han sido los ingredientes clave para constituir a un artista polifacético que abarca desde el realismo hasta la abstracción y que maneja una varias técnicas: dibujo, carboncillo, acuarelas, grabado, rotuladores o aguadas de tinta y lejía. 2019 fue un punto de inflexión en su trayectoria personal y artística; Juan Antonio consiguió cumplir uno de sus grandes sueños como artista: exponer en la sala principal del Centro Cultural Juan Prado. El sueño fue posible gracias a su participación en el programa de televisión Auténticos de Alberto Chicote.

Naces en Talavera de la Reina, pero llegas muy pronto a Valdemoro. ¿Cuál es el motivo de venir a vivir aquí?

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Mi padre trabajaba en una empresa de telecomunicaciones ubicada en Getafe y, posteriormente, en Leganés. Él viajaba allí donde había que montar una central telefónica, y nosotros íbamos con él. Un amigo le recomendó Valdemoro como un buen lugar para comprar un piso y en el año 1983 nos instalamos aquí.

¿Qué recuerdo tienes de la infancia?

Me costó mucho tener amigos. En el colegio siempre se metían conmigo, e incluso me pegaban. Cuando cambié de colegio al Vicente Aleixandre mi situación mejoró; el maestro don Francisco hizo una labor de concienciación con mis compañeros para que entendieran mi discapacidad. Casi siempre jugaba solo, y él consiguió que me integrara y pudiera jugar con el resto de compañeros. Tengo que decir que también hubo mucha gente muy buena que me defendió cuando tenía una situación de conflicto. Nunca me ha gustado la violencia y tampoco enfrentarme a nadie. Mi hermana ha sido mi gran defensora cuando se enteraba que tenía algún problema.

Una persona que te ha acompañado durante tus tres décadas de aprendizaje es Sergio Ramos, ¿qué ha supuesto para ti la figura de este profesor?

Sergio ha sido mi maestro desde el comienzo. Él ha sido el impulso para ganar autonomía en cada una de las técnicas que he aprendido. Me ha guiado y también me ha solventado muchas dudas. Cuando he tenido problemas me ha tranquilizado y ha hecho un esfuerzo muy grande por entender y visualizar lo que yo veía. Incluso cuando era un cuadro abstracto que solo estaba en mi mente. Sé que durante todo este tiempo he sido un poco pesado porque pregunto mucho, pero él siempre ha estado ahí. Conseguir dominar técnicas como el óleo, la acuarela, el acrílico o el grabado ha sido una labor de trabajo constante durante dieciséis años. He dedicado mucho tiempo a la pintura y es ahora cuando siento que tengo mayor control de la técnica.

Una de las técnicas más llamativas que dominas es la pintura con lejía, ¿en qué consiste esta técnica?

Para la pintura con lejía utilizo cartón basic, tinta de pluma, lejía pura y lejía rebajada con agua. Hago el dibujo, creo los contornos, y los detalles los hago con una plumilla. Una de las características que más me gusta de está técnica es que me permite que nunca me salga el mismo color. Intento que no sean iguales para que cada una tenga su atractivo y toque personal.

¿Cómo eliges la técnica con la que abordas cada obra?

Sergio siempre me echa una mano con la decisión, pero lo cierto es que tengo total libertad para elegir la manera de pintar el cuadro. Me gusta coger la imagen que voy a tomar como referencia, e imaginar cuál sería el resultado final con cada una de las técnicas. La elección final depende de cómo me lo haya imaginado y la técnica que más me apetezca hacer en ese momento.

¿Cuáles son tus estilos y temáticas más recurrentes?

El estilo que más me gusta es la lejía porque, incluso si pinto con acrílico después, tiene un toque diferente. El acrílico en sí también me gusta porque es una técnica más rápida que el óleo y permite usar un poco de agua. La que más me cuesta es la acuarela. Es una técnica que exige que la pintura esté muy diluida y la obra vaya adquiriendo color muy poco a poco. Lo cierto es que no me decido por una en concreto, en el día a día me gusta saltar de una a otra. En cuanto a estilos, los paisajes y los bodegones son lo que mejor domino. Valdemoro me gusta mucho y me inspira. Una de los lugares que más me gusta de nuestro pueblo es la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción; he podido dibujarla y hacer un grabado.

Nos han comentado que eres uno de los alumnos más asiduos de la UPV. ¿Cuántas horas dedicas a la pintura?

Voy a clase cuatro veces a la semana. Los lunes y los miércoles voy al taller de pintura y los martes y los jueves al taller de grabado. Me encanta llegar a la UPV con mi mochila cargada de materiales, cojo el caballete y suelo retomar aquellos cuadros que estoy haciendo en el momento. Cuando coloco todos los materiales y herramientas que necesito, decido con qué dibujo me pongo a trabajar. Me gusta pintar en clase junto con mis compañeros porque intercambiamos conocimientos y preocupaciones. Cuando tienes algún problema puedes compartirlo con ellos y con el profesor para que te ayuden a visualizar qué es lo que necesita el cuadro.

Estás muy presente en la actividad cultural de Valdemoro, lo que te ha llevado a participar en concursos de pintura y obtener algún que otro reconocimiento.

La primera vez que participé en un concurso fue en navidades, cuando formaba parte del Centro Especial de Empleo. Gané el primer premio del concurso con un cuadro de Papa Noel que viajaba por el espacio. También he conseguido el premio de pintor local en el Concurso de Pintura Rápida de Valdemoro con una obra que retrataba la plaza de la Constitución de Valdemoro. Recuerdo este cuadro como uno de los más sacrificados porque tuve que estar sentado frente a la fachada durante seis horas pintando con lejía.

 ¿Cómo surge la propuesta de exponer en el Juan Prado?

La gente que me conoce fue conociendo mis pinturas y muchos de ellos me animaron a organizar una exposición. Como tenía tan buena acogida, y había recibido muy buenos comentarios, decidí acudir al ayuntamiento para proponerles una exposición. Para exponer en las salas municipales se debe presentar un dosier y superar el veredicto de una mesa de plásticas. En esa época yo no sabía qué era un dosier ni como se hacía, nadie me lo había explicado nunca. Estos procesos lo que hacían era que fuera imposible para mí acceder a esa posibilidad, solo estaba reservado para artistas de alto nivel. Yo soy consciente de que no tengo el nivel de los pintores grandes, pero tan solo quería tener la oportunidad de enseñar mis trabajos a los vecinos. Que vieran lo que soy capaz de hacer. Finalmente, gracias al programa de Alberto Chicote, se valoró la posibilidad de exponer y se hizo realidad uno de mis grandes sueños como pintor, exponer en el Juan Prado de Valdemoro.

Tienes una obra muy extensa, ¿cuál fue el criterio de selección para la exposición?

Calculo que tengo alrededor de un centenar de cuadros. El proceso de selección lo realizó mi profesor Sergio, comisario de la exposición. Quiso mostrar las diferentes corrientes de mis cuadros. La exposición tuvo una selección de pintura abstracta, color, lejía, cuadro hechos con Pilot y combinación de lejía con acrílico. Sergio me conoce muy bien y yo quedé muy contento con la selección que hizo. Creo que me representa.

Cuéntanos qué pudieron ver los asistentes a la exposición.

En la entrada se colocaron dibujos a color, dos trípticos. En el lado izquierdo se expuso un cuadro de la iglesia, al otro lado el laberinto de color. La sala también tuvo expuesto un bosque otoñal, una catedral con relieve y un tríptico grande a color. En el interior una de las paredes englobaba las obras hechas con Pilot, otra las obras hechas con lejía y la última los cuadros hechos con lejía y acrílico.

¿Cómo describirías esta experiencia de exponer tu obra?

Para mí ha supuesto un gran sueño cumplido, un reto que tachar. Estoy muy feliz de que haya sido posible. No todos los días se puede ver una exposición de una persona con discapacidad a la que se le da bien el dibujo. Ha tenido muy buena acogida entre el público que fue a visitarla, y la gente más cercana a mí ha salido encantada del Juan Prado. Desde muy pequeño he tenido complejo por mi discapacidad, y poder exponer en la sala más importante de mi pueblo ha supuesto conseguir un reto personal, pero también una muestra de mis capacidades a todos los vecinos de Valdemoro.

Uno de los éxitos de la exposición fue que pudiste vender varias obras.

Durante la exposición se vendieron once obras. Si para mí ha sido un orgullo exponer mis cuadros, imagínate la satisfacción de ver que hay personas que valoran tus cuadros y los compran. Se vendieron varias obras hechas con lejía, que suele gustar mucho a la gente. Los cuadros de paisajes, abstractos de colores y los hechos con Pilot también gustan mucho.

¿Qué ha supuesto para ti participar en el programa Auténticos de Alberto Chicote?

El año pasado fue el peor y el mejor para mí. A principios de 2019 perdí a mi tío José por un cáncer. Él y yo teníamos una relación muy estrecha. Por otro lado, tuve la oportunidad de participar en el programa de Alberto Chicote, donde pude mostrar mi historia y me ayudaron a presentar mi primera exposición. Pasar por el programa ha sido de las mejores cosas que me han sucedido; me ha ayudado a cumplir mi sueño como pintor. Además, el programa también me ha servido para afrontar uno de mis mayores retos como pintor, el retrato. En la exposición expuse el cuadro más importante para mí hasta el momento, el retrato de mi tío José. A él le dediqué la exposición.

Háblame de la relación que tenías con tu tío José.

Mi tío José siempre va a ser un perfil muy importante en mi vida. Ha sido mi padre, mi hermano y mi amigo. Era un poco brusco por su forma de pensar, pero nunca me dejó solo. Siempre se preocupó por que yo fuera feliz y estuviera entretenido. Me llevaba a muchas actividades y siempre me trató como un hijo, animándome a ser autónomo. Tenía una paciencia infinita y fue una referencia en todos los aspectos. Desafortunadamente, le detectaron cáncer y en tan solo tres meses le perdimos. El programa fue mi oportunidad para rendirle homenaje por todo lo que había hecho por mí desde muy pequeño.

Eres un ejemplo de persistencia y superación frente a los prejuicios. ¿Qué le dirías a aquellas personas que puedan leer esta entrevista y se encuentren en una situación similar a la tuya?

Si tienes un sueño no debes dejarte influir por nadie. Pelear por lo que realmente te apasiona es la única manera de conseguir tus objetivos. Para mí ha sido muy importante saber rodearme de gente buena que me ha apoyado; las personas tóxicas las he intentado sacar de mi vida lo más rápido posible. También les diría que nunca se rindieran. No importa el número de veces que te caigas, hay que levantarse y seguir intentándolo. Yo me he tenido que levantar muchas veces sin saber si lo iba a conseguir, y al final lo he conseguido. Tengo muchísimo que agradecer a toda mi familia por todo el apoyo que me han dado en cada momento, nunca me ha faltado su ánimo para seguir trabajando y creciendo como persona.

Además de la pintura realizas otras actividades.

Los martes por la mañana voy a clases de lengua de signos, los martes y los jueves a teatro y radio por la tarde. Los viernes hago un taller de cocina. El teatro me daba mucha vergüenza al principio, pero Mariano Arias me ha ayudado a romper esa barrera, y ahora me desenvuelvo mucho mejor tanto en el escenario como fuera de él. Sigo teniendo momentos de bloqueo que me dan mucha rabia, pero intento aprender de ellos para que no me quiten la motivación que tengo por aprender. En la radio tenemos un podcast que se llama Con Otra Mirada, como la asociación. Mi sección es de videojuegos, una de las cosas que más me gustan. También me han ofrecido alguna vez hablar de temas relacionados con las dificultades que nos encontramos la gente con discapacidad en nuestro día a día.

¿Qué supone para ti la asociación Con Otra Mirada?

La asociación se ha convertido en todo para muchos de nosotros. Antes de que se abriera no había absolutamente nada que pudiéramos hacer. Desde que conozco Con Otra Mirada hago ocio, aprendo cosas nuevas, hacemos giras de teatro y se ha creado una comunidad que quedamos los fines de semana y celebramos cumpleaños, jugamos a la consola. En definitiva, nos ha dado la posibilidad de conocernos y compartir momentos juntos.

 Has cumplido retos, pero seguro que tienes nuevas metas. ¿Qué te propones en 2020?

En teatro estamos trabajando la obra de la Bella y la Bestia, donde interpreto el papel de Bestia. Dentro del teatro es un nuevo reto porque, a diferencia del año pasado, en esta obra tenemos un texto que estudiar y trabajar. Me gustaría emprender nuevos proyectos que me permitan aprender en nuevos campos. También me gustaría seguir exponiendo en salas y, por supuesto, afrontar nuevos retos de pintura. Quiero seguir rompiendo barreras, como lo he hecho hasta ahora.

A través de la asociación Con Otra Mirada se está trabajando en el desarrollo de un proyecto que permita que jóvenes con discapacidad puedan aprender a nivel terapéutico del testimonio de Juan Antonio. Esta es una más de las numerosas muestras de entrega y compromiso de Juan Antonio con su causa.

Texto_Sergio García Otero

Fotografía_Ncuadres