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Hospital Universitario Infanta Elena contra el cáncer de mama

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El centro ofreció la quinta edición de un taller de acogida para pacientes y familiares con motivo del día mundial de esta enfermedad

El 19 de octubre se celebra el Día Mundial contra el Cáncer de Mama. Con el objetivo de informar a las pacientes diagnosticadas y apoyar a sus familiares, el Hospital Universitario Infanta Elena celebró su V taller informativo, en el que las mujeres con dicha patología pudieron expresar sus dudas para disipar su incertidumbre y sus temores en cuanto al tratamiento de su enfermedad.

Una de las figuras presentes en el taller fue la doctora María Jesús Pérez Molina, médica adjunta del servicio de ginecología y obstetricia del hospital. Con ella nos hemos reunido para abordar algunas cuestiones sobre esta enfermedad.

¿Cuáles son las principales causas de la aparición del cáncer de mama y a qué rango de edades afecta principalmente?

Las causas del cáncer de mama son multifactoriales en aproximadamente el ochenta por ciento de los casos que detectamos, y se estima que en un veinte por ciento de los casos tiene un origen hereditario.

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El pico de máxima incidencia coincide con la edad en la que se inicia el cribado en la Comunidad de Madrid, que se establece entre los 50 y 69 años, porque es el pico en el que se establece que hay un mayor número de detecciones. Aunque es cierto que este pico estamos observando que se está desplazando levemente hacia edades más tempranas.

¿Hay algún motivo por el que se esté desplazando hacia edades más tempranas?

Hay factores protectores como la lactancia materna prolongada o un primer embarazo a edad joven que ya no intervienen en muchas mujeres en la sociedad actual. También tiene mucho que ver con la sensibilidad en el diagnóstico.

Por suerte, las mujeres se están observando y consultan, esto hace que los diagnósticos sean muy tempranos y se puedan evitar situaciones avanzadas. Esto al final repercute en que se detecten enfermedades precoces en una persona más joven y lo podamos tratar de manera más efectiva.

¿Cuán importante es una detección temprana?

En este momento, para el cáncer de mama que encontramos de forma localizada y con todos los avances que existen, estamos teniendo resultados de curación en un porcentaje muy elevado. Ojalá pudiéramos tener los mismos resultados en todos los cánceres que estamos tratando.

Lo ideal es detectarlo cuando todavía se encuentra en la mama o, al menos , sin sobrepasar afectación axilar. Una vez que se extiende al cuerpo ya hablamos de metástasis. En ese caso es cierto que es más complejo, pero también la tendencia es que estamos encontrando nuevos fármacos que cronifican la enfermedad, es decir, quizá no podamos curarla, pero sí mantenerla latente.

¿Cómo se aborda el aspecto psicológico desde el punto de vista médico?

Lamentablemente, en las consultas nos centramos principalmente en el tema médico. Tenemos un tiempo limitado y, aunque intentamos empatizar en la medida de los posible, no podemos apoyar tanto como nos gustaría desde el punto de vista emocional.

Por este motivo contamos mucho con el trabajo de las consultas específicas de psico-oncología. Son psicólogos —y si fuera preciso, psiquiatras— con esa intención de asistir a las pacientes y sus familiares en esta faceta tan necesaria.

Por otro lado, la AECC también tiene muchos talleres que, aunque no están específicamente enfocados a la psicología, permiten crear grupos y ofrecer un espacio de apoyo mutuo en el que pueden comentar vivencias y fomentar un refuerzo emocional básico.

¿Qué otros recursos pone el Hospital Universitario Infanta Elena a disposición de las pacientes para ofrecer soporte a esa parte no médica?

Para una mejor percepción personal de las pacientes durante los tratamientos, contamos con el Servicio de Dermatología, disponemos de una enfermera especializada en maquillaje y pelucas. También contamos con la Unidad de Rehabilitación para prevenir secuelas posquirúrgicas o tratar en caso de su aparición, como por ejemplo, linfedemas por acumulación de líquido linfático en el brazo tras extirpar los ganglios linfáticos axilares. En la consulta de genética se realiza una labor muy importante, en los casos que se detecta una mutación genética hereditaria.

Por otro lado, después de las cirugías también hay una valoración de autoestima. Existe la opción, en cirugía plástica, de hacer reconstrucciones. En conjunto, funcionamos como una unidad multidisciplinar.

¿Cuáles son las pretensiones de la Unidad en el futuro?

Por suerte, el Hospital Universitario Infanta Elena ya es una realidad para muchos pacientes que ya no tienen que trasladarse a otros centros más alejados para recibir el mejor tratamiento. Cuantos más servicios vayamos teniendo mayor será la cobertura. Un ejemplo es la cirugía plástica: parecía un reto a largo plazo y ya es una realidad. Al final, aunque es un proceso duro, la intención es que la enfermedad sea un paréntesis tras el cual la vida se rehaga con toda la experiencia acumulada, buena y mala. La vida sigue adelante y nosotros queremos que continúe con la mejor calidad posible.

En nuestra visita al Hospital Universitario Infanta Elena también hemos tenido la oportunidad de hablar con Laura Hidalgo, Esther Martínez y Beatriz Gutiérrez, tres mujeres que han llevado su lucha juntas en el hospital de Valdemoro.

Beatriz, ¿cómo fue tu proceso para detectar el cáncer de mama?

Me vi un bulto del tamaño de un granito, y en un mes y medio creció tanto que se notaba incluso con una camiseta. Me hicieron una ecografía y una biopsia y me dijeron que tenía cáncer y que era el que crecía más rápido, pero que también era el que mejor reaccionaba a la quimioterapia. Yo me quedé con que era el peor y lo del buen resultado. La verdad es que no me lo creía, porque para mí era el peor. Por suerte, al final sí se cumplió todo lo que me habían anunciado.

Recuerdo la semana que me lo comunicaron como la peor de mi vida. Salí de consulta como si estuviera en una nube, no me había enterado de nada de lo que me dijo el doctor. Solo pensaba en todo lo que me iba a pasar. Luego ves que la cosa se va solucionando, y mi mejor noticia fue que en la primera resonancia el cáncer había desaparecido.

Laura, como paciente, ¿qué necesidades te fueron surgiendo fuera del tratamiento médico?

Yo creo que la primera necesidad es necesitas hablar y sacar el miedo que sufres. En este sentido, teníamos ayuda psicológica, pero también del voluntariado y de otras compañeras de lucha, porque tus miedos son también sus miedos. Ellas son las únicas que te entienden realmente.

Otras necesidades también tienen que ver con la estética, porque el tratamiento te hace perder tu esencia. Necesitas que te enseñen a ponerte los pañuelos y a maquillarte, porque necesitas verte bien y conseguirlo por ti misma. En ese sentido, la gente del voluntariado de la Asociación Española Contra el Cáncer realiza una magnífica labor y te ofrecen un apoyo excepcional y sin ningún tipo de presiones.

Esther, ¿con qué te quedas después de todo el proceso?

Considero que todavía estoy en un proceso, que va muy bien pero que continúa. Para mí es importante aprender a vivir con mis nuevos dolores, hay que reconocerlos y convivir con ellos. Porque los dolores se trasladan a la cabeza y desde allí siempre te llevan al lado oscuro, como digo yo.

Hasta llegar a ese punto hay que pasar por muchísimos estados intermedios que no son agradables. Ahí es donde también están tus compañeras, que te informan y te apoyan. La familia y los médicos también son una parte fundamental para seguir adelante.

Los talleres que organizan en el hospital son muy importantes para superar esa situación primera de bloqueo. No sabes lo que te están contando porque tienes un proceso interno. Este tipo de iniciativas consiguen que toda la información aparezca de repente y tu mente se abra para poder continuar.

El Hospital Universitario Infanta Elena ha supuesto una gran ayuda para muchos vecinos de Valdemoro, Ciempozuelos y San Martín de la Vega, pues ha reducido drásticamente los traslados que antes debían sufrir los pacientes. El futuro es prometedor y hacia él camina un unidad médica coordinada cuya pretensión última ha quedado muy clara, el restablecimiento de la vida.