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Somos Hélicon, somos Música

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El pasado mes de octubre, comenzaba a dar sus primeros pasos la Escuela de Música Hélicon, un proyecto que pretende dar respuesta a la demanda de muchas familias y alumnos, al tiempo que reafirma el compromiso del colegio con una enseñanza artística que, tal y como afirma Amparo Díaz, directora de la Escuela, «cada vez está más maltratada en nuestro sistema educativo y nuestra sociedad».

Desde entonces, es habitual encontrarse en los pasillos y aulas de Hélicon a profesores y alumnos de la Escuela de Música. Chicos y chicas de Bachillerato y ESO que compaginan las clases con sus estudios, y niños de Primaria e Infantil a los que el atril a veces casi supera en altura. La música se mueve por este centro con total libertad, no hay freno, no hay cortapisas a la expresión artística. Suena el timbre, comienza la clase, se hace el silencio y, de repente, aparece la música. No es la megafonía ni una grabación: es un alumno tocando un instrumento en el aula de enfrente.

Espíritu artístico como seña de identidad

La Escuela de Música Hélicon tiene como objetivo el disfrute de la música desde la propia interpretación y el desarrollo del gusto por la música. No se trata solo de que los alumnos aprendan a tocar un instrumento, sino de que crezcan como personas creativas, seguras, responsables, autónomas y empáticas.

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El respeto a la formación artística es fundamental en este colegio en el que se imparte desde hace años un Bachillerato de Artes que cada vez tiene mayor demanda. Es por ello que la creación de la Escuela de Música es algo natural en este colegio en el que se fomentan la creatividad y la expresión artística desde edades tan tempranas como las de los alumnos de La Casita Hélicon, es decir, los menores de tres años.

Además, el aprendizaje de la música se adapta a nuestra época, algo lógico en este colegio que apuesta decididamente por el uso de las nuevas tecnologías como herramienta para el aprendizaje. Los alumnos de la Escuela de Música aprenden lenguaje musical de una forma interactiva, atractiva y lúdica, en una plataforma virtual que incluye actividades de audición, entonación, dictados musicales y juegos.

Amplia oferta formativa

Formada por un equipo de seis profesores, todos ellos músicos profesionales, y dirigida por Amparo Díaz, profesora de Música del colegio Hélicon, la escuela imparte actualmente las especialidades de piano, violín, percusión, guitarra, flauta de pico y flauta travesera. El próximo curso se prevé la ampliación de la oferta a instrumentos como el clarinete, saxofón y oboe, así como canto, o cualquier otra especialidad que sea demandada por un número mínimo de alumnos.

La escuela está diseñada para dar cabida a todos aquellos interesados en aprender música, independientemente de su edad, puesto que las clases están dirigidas a niños desde los 3 años en adelante, lo que incluye también a los adultos. Así, los más pequeños, los alumnos de Infantil, inician su contacto con esta disciplina en sus clases de Iniciación a la Música. A partir de 1.º de Primaria, los alumnos comienzan la formación en el instrumento elegido, la cual está apoyada por las asignaturas relacionadas con el lenguaje musical y coro.

Música para aprender a aprender

«Allí donde las palabras fallan, la música habla». Es una reflexión de Hans Christian Andersen, el magnífico autor de algunos de los cuentos infantiles más importantes de la literatura universal, con la que deja clara la relevancia que tiene esta disciplina en la vida del ser humano. Amparo Díaz explica que el estudio de la música beneficia a las personas directamente en dos aspectos distintos y fundamentales de su desarrollo: el académico y el personal.

Está demostrado que un niño que recibe formación musical desde sus primeros años de vida destaca en el desarrollo de la psicomotricidad, al tiempo que tiene un mejor rendimiento académico en general. Además, gracias a la música, se mejoran la inteligencia espacial, el sentido del ritmo y de la medida, el recuerdo, la comprensión el análisis y la síntesis; en definitiva, la capacidad de atender y aprender.

Así pues, el ejercicio del sentido del oído que requiere cualquier práctica musical afectará a aspectos como la atención, la concentración y la memoria y, por si fuera poco, también es positivo para el aprendizaje de otros idiomas.

Grandes músicos

Vivimos en una sociedad marcada por las prisas, la velocidad y la inmediatez. Estamos cada vez más acostumbrados a obtener resultados a corto plazo, lo que aumenta la ansiedad y la frustración y dificulta que el desarrollo psicológico y emocional de las personas sea el correcto. Uno de los mejores antídotos contra este mal de nuestro tiempo es la música.

Los primeros pasos como músico no son fáciles: instrumentos que desafinan, notas equivocadas, canciones que no suenan como deberían… Y la única receta para seguir avanzando es la perseverancia. Un músico está acostumbrado al resultado a largo plazo, sabe que el mejor sonido no se consigue inmediatamente, sino que aprende a valorar el aprendizaje acumulativo.

Por otra parte, el músico debe enfrentarse desde pequeño a la exposición pública, es decir, a ser el centro de atención en determinados momentos, a ser elogiado, pero también ser criticado, a dominar los nervios antes de una actuación, y a reconocer los errores y superarlos. Todo esto sucede en un concierto, pero también en el día a día de los adultos, y nuestros pequeños músicos aprenden a gestionar estas situaciones desde edades tempranas.

Todo ello, unido a la expresión de sentimientos durante la interpretación musical, la mejora de la autoestima y la autoconfianza y la capacidad para valorar cualquier manifestación artística, hace que la música se convierta también en un excelente entrenamiento para la vida. Como reza el lema de Hélicon, no se trata de otra cosa que «Educar para la vida».