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Ejezeta: 25 años sembrando profesionalidad en Valdemoro

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Un cuarto de siglo apostando por la calidad y el trabajo bien hecho

Mucho ha pasado desde que C. N., junto a sus hermanos y compañeros, empezaran a recorrer las calles de Valdemoro con sus primeras herramientas. Era el año 2000 y todavía hacían los presupuestos en pesetas. «¡Qué vértigo recordar eso!», bromea entre risas. Han pasado veinticinco años y ahí siguen, firmes, tras mil tejados, fachadas y temporales, con las botas en el barro y la cabeza en alto.

¿Qué ha significado Valdemoro en toda tu carrera como empresario? ¿Qué te ha dado?

Yo soy de Pinto, pero siempre digo que soy hijo adoptivo de Valdemoro. Aquí me siento como en casa. Desde el principio nos trataron de maravilla: clientes, Policía Local, gente de Urbanismo, proveedores… todos. En este mundo tan loco de la empresa, donde el Estado no ayuda, sino que pone trabas, encontrar un lugar donde te sientas arropado es mucho. En Valdemoro hemos pasado de todo: la crisis del 2007, Filomena, la pandemia, vientos, tempestades… y aquí seguimos, haciendo las cosas lo mejor que sabemos, metiendo la pata muchas veces, pero también corrigiendo. Eso es crecer, creo yo.

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¿Ahora trabajáis solo en Valdemoro?

No, hace años sí, casi todo lo hacíamos aquí, pero poco a poco la cosa creció. Nos gusta movernos entre Pinto y Valdemoro, pero el trabajo nos ha ido llevando más lejos. A veces estamos en la calle Grande, otras en El Restón, y otras en lugares que ni imaginábamos: el Museo Reina Sofía, la Universidad Carlos III, el centro de emergencias 112, el Castillo de Manzanares el Real, instalaciones de la Guardia Civil, la Casa de América… y la lista sigue.

¿Cuál crees que ha sido el secreto del éxito?

Si por éxito entendemos mantener el mismo nombre y teléfono durante tantos años y no deberle nada a nadie, entonces el secreto está claro: la gente, el equipo humano. Hemos tenido la suerte de rodearnos de hombres y mujeres que reman siempre, incluso contra marea. Somos una empresa que apuesta por la calidad, la honradez y la empatía. No queremos «dar el pelotazo», sino hacer las cosas bien, dormir tranquilos y pasear por el centro de Valdemoro con la cabeza alta. Asumir errores, enmendarlos y seguir creciendo, de forma sana y bonita.

¿Por qué es importante invertir en un buen servicio?

Porque al final lo barato suele salir caro. Invertir una vez, y hacerlo bien, es mucho más económico que tener que estar arreglando fallos después. Un tejado mal hecho, una fachada mal revestida o una filtración mal resuelta acaban costando el doble o el triple. Nosotros siempre decimos que caro no es pagar por calidad, caro es tener que hacerlo dos veces. Además, un buen servicio no solo te garantiza un resultado bien hecho, sino también la tranquilidad de saber que detrás hay una empresa seria, que responde, que da la cara y que trabaja con materiales de primeras marcas y personal cualificado. Eso tiene un valor enorme, aunque a veces no se vea a simple vista.

¿Y cuáles dirías que son vuestros pilares dentro del sector?

Hoy hacemos rehabilitaciones integrales, pero donde somos más fuertes es en trabajos en altura, cubiertas, tejados y montaje de líneas de vida. También control de aves, impermeabilizaciones, filtraciones, electricidad… muchas cosas. En definitiva, intentamos que, si alguien piensa en una empresa seria, con oficio y con historia, piense en nosotros.

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