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Cualquier momento es bueno para leer, aunque si existe una estación del año donde la lectura cobra aún más sentido, esa es el otoño. Las temperaturas comienzan a descender, los días se hacen más cortos y apetece estar más tiempo en casa. Los hábitos de lectura coinciden con elegir un sitio cómodo y sin ruidos: el salón o incluso el dormitorio. A veces también es normal que usemos el cuarto de baño para ello. Según los datos arrojados por una encuesta realizada en mayo y junio de este año en la Feria del Libro de Madrid y en toda España, el 95 % de los encuestados asegura que le gusta leer cuando están en el WC. El soporte preferido para leer sigue siendo el libro tradicional, casi la mitad de los españoles continúan apostando por el formato en papel. No obstante, más de un cuarto de los españoles ya prefiere el teléfono móvil, mientras que el libro electrónico, con un 14 %, supera así a las revistas o periódicos impresos que se quedan en un 9 % del consumo.
Todo lugar o situación es bueno para disfrutar de la lectura. Está comprobado que la lectura estimula la actividad cerebral, fortalece las conexiones neuronales y aumenta la reserva cognitiva del cerebro, un factor que protege de enfermedades neurodegenerativas. El cerebro, gracias a la lectura, realiza mejor sus funciones, aumenta la rapidez de respuesta, estimula el pensamiento, la ordenación e interrelación de ideas y conceptos, así como la memoria y la imaginación.
Hace unos años se abrió el debate entre los libros convencionales de papel y los digitales. El libro electrónico avanza, pero con una lentitud que ha sorprendido a los vaticinadores de su rápida primacía. En todo el mundo, lectoras y lecturas siguen prefiriendo el libro de papel y la inversión en bibliotecas convencionales sigue siendo un indicador de la importancia que se la da a la educación en un país. Lo principal, una vez constatados los beneficios de la lectura, es leer, sea el soporte que sea, y en el sitio que elijas. Leer en definitiva es un lujo que todos debemos darnos, pues nos transporta a través del tiempo y el espacio. Nos hace más sabios, cultiva la humildad y nos permite ver la inmensidad de nuestra ignorancia.