La alumna del Sámer-Calasanz obtuvo un 13,889
En el Colegio Sámer-Calasanz conocen a Carmen desde que ella contaba con 11 años. Como nos asegura su directora: «Hemos tenido la suerte de tenerla como alumna durante toda la Educación Secundaria y el Bachillerato». Sus habilidades como estudiante quedan expuestas en las notas que ha ido obteniendo a lo largo de su trayectoria académica y en su excelente resultado en la prueba EvAU. Para el equipo del Sámer, «por supuesto, son logros que hay que resaltar y que muestran todo el trabajo, esfuerzo y tesón que hay detrás, pero no queremos destacar solo esto, porque Carmen es muchísimo más que un 13,889, de hecho, es mucho más valiosa ella como persona que como alumna. Carmen es muy exigente consigo misma pero muy empática y comprensiva con todos los demás. Le mueve siempre un deseo de ayudar de forma totalmente altruista a todo aquel que lo necesita. Lleva en su esencia ese comportamiento y esto la ha convertido en una muchacha muy querida por todos sus compañeros y por todos sus profesores».
La pasión que pone en todo lo que hace —tanto en lo académico como en lo personal— le permite llevarlo a cabo de una manera insuperable y, lo que es más importante, sabe transmitir esa pasión a todo el que muestra interés en ello.
«No sabemos qué le deparará la vida, pero estamos convencidos de que la contribución que ella puede aportar al mundo es totalmente imprescindible para que este sea mucho mejor de lo que es hoy. A ella le queda mucho por aprender pero, pese a su juventud, es ya mucho lo que todos los demás podemos aprender de ella», concluye la directora del Sámer-Calasanz.
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