Confieso mi gusto, debilidad incluso, por la escritura de Alessandro Baricco. Uno de sus personajes, Mr. Gwyn, que da título a una de sus novelas (2011), es un escritor que decide convertirse en retratista literario. Sus clientes, además de pagarle por ese retrato escrito, deben posar para él durante un tiempo indeterminado, tanto como Mr. Gwyn necesite. Deben ir a su estudio, un local amplio con apenas decoración y pasar allí horas, días, semanas, meses incluso, hasta que Mr. Gwyn elabora su retrato y se lo entrega. Y el caso es que todos, con cierto poder adquisitivo, acaban encantados con el trabajo, pues capta detalles y cualidades de una profundidad y una sensibilidad inimaginables.
Desde junio de 2015, La Revista de Valdemoro ha trabajado por convertirse en el Mr. Gwyn de la villa, en el retratista de la localidad. Valdemoro es nuestro Macondo. No el Macondo de Cien años de soledad, sino el de cien números en los que nos hemos sentido acompañados por todos los valdemoreños y arropados por nuestro comercio local. Hacer de lo íntimo y de lo local algo universal es una de las claves de la calidad artística. Nuestra publicación tiene un carácter local, con quince mil ejemplares publicados en papel y depositados gratuitamente en los buzones de los valdemoreños. Pero nuestra edición electrónica, nuestros reportajes y entrevistados, nuestras fotos y nuestros textos consiguen ser universales. En nuestras páginas han aparecido valdemoreños por el mundo, han colaborado artistas de todas partes de España y de países como Portugal y Colombia. En nuestras crónicas hemos hablado con numerosos valdemundeños, vecinos de nuestra localidad que decidieron nacer en otros lugares del planeta y que ahora viven con nosotros.
Todo esto queremos celebrar con nuestro número 100 y con la exposición «La revista de Valdemoro: Haciendo aldea», que repasará las portadas de todos nuestros números, se abrirá al público en el centro cultural Juan Prado y tendrá su inauguración oficial el día 12 de septiembre. La Gwynvista de Valdemoro: tratamos con lo local y retratamos nuestra universalidad.
Valdemoro comparte con la selva y el desierto la extraña característica de no tener semáforos. Los valdemoreños y los automovilistas que nos visitan cada día abordan la mayoría de las intersecciones de nuestro callejero cediendo el paso, primero, y girando ligeramente a la derecha, después, para incorporarse a cada una de las rotondas que florecen por toda la urbe. Valdemoro coincide con el sur de Francia en la alegre circunstancia de contener un alto porcentaje de rotondas por metro cuadrado. Una vista aérea de la localidad se asemeja a un folio en manos de un niño que, emocionado, estrena su primer compás.
Estar en Babia. Quien se fue a Sevilla perdió su silla. Irse por los cerros de Úbeda. Fuenteovejuna, todos a una. «Palante» como los de Alicante. Tomar las de Villadiego. Estar entre Pinto y Valdemoro. Nuestra localidad no solo pertenece a la élite de ciudades que forman parte de famosas expresiones idiomáticas españolas. Nuestra localidad, Valdemoro, es también, para sorpresa de muchos, una ciudad literaria. Cervantes paseó por sus calles. Durante la Guerra Civil, Miguel Hernández utilizaba su oficina de Correos para gestionar su correspondencia. En Valdemoro nació el primer occidental que escribió un tratado sobre la lengua y cultura chinas. En Valdemoro nació el cronista que narró, por primera vez, la historia de Colombia y Venezuela. En Valdemoro vivieron Mariano José de Larra y Pedro Antonio de Alarcón.
Según el Instituto Nacional de Estadística, en 1996, en Valdemoro había 21 240 habitantes. En 2022, había 79 100, casi cuatro veces más. Durante el periodo comprendido entre 2001 y 2011, el de mayor crecimiento poblacional de nuestra localidad, el número de personas pasó de 31 000 a 68 000. Vinieron muchos matrimonios jóvenes cuyos hijos se han criado en Valdemoro. Eso nos convierte en una de las localidades más jóvenes de España. Todos los recién llegados han enriquecido Valdemoro, convirtiéndolo en un lugar más plural. Tenemos nuevos valdemoreños de otras provincias de España, de otras nacionalidades, de otras culturas, con otras lenguas, con múltiples inquietudes culturales.
Me gusta llamarlos valdemundeños: valdemoreños que decidieron nacer en cualquier otro lado del mundo, pero que, por una razón o por otra, han establecido lazos laborales o afectivos con Valdemoro. En nuestra revista, ya hemos entrevistado a unos cuantos: valdemundeños nacidos en Débanos (Soria), en Alcañiz (Teruel), en Jérez de la Frontera, en Montefrío (Granada), en Fuente el Olmo de Íscar (Segovia), en Córdoba, en Teruel, en Cádiz, en Reíllo (Cuenca), en Zaragoza, en La Mata (León), en Tenerife, en Cantabria, en Huelva, en Galicia, en El Cuervo de Sevilla; también en Berna (Suiza), en Tavai (Paraguay), en Glasgow, en Finlandia, en República Dominicana, en Argentina, en Chile, en Nepal y en Polonia.
Magia. Para algunos, todo aquello que no entendemos. Para mí, en cambio, hay magia cada vez que lo entiendo todo. A veces, hay magia, hasta cuando, sencillamente, entiendo una pequeña parte de ese todo. Magia. Para algunos, todo aquello que desconocemos. Para mí, llámenme loco, la capacidad de conocernos a nosotros mismos y la suerte, la buena fortuna, de poder conocer a aquellos que nos rodean. Magia. Para algunos, lo inexplicable. Para mí, soy así, hay magia cada vez que mi hijo me explica en qué consisten las artes marciales mixtas, quién pelea el próximo fin de semana o qué estrategia de combate siguió el nuevo campeón de los pesos gallo. Magia. Para muchos, lo inesperado. Para mí, lo que espero de mi día a día, del sol y de la lluvia. Magia. Para algunos, superstición y engaño. Para mí, conexión, complicidad, descaro. Magia. Para algunos, puro entretenimiento. Para mí, entretenimiento puro. Magia. Más para ilusionistas que para desilusionados. Y, si esta introducción ha conseguido que nuestro querido lector esboce una sonrisa, ya no es magia. Es arte de magia.
Editorial de La Revista de Valdemoro junio 2016
Cuando, hace ya un año, Jose (José Manuel López, director de esta publicación) me habló de su proyecto de revista para la localidad, me dejó muy claro que su objetivo era hablar de Valdemoro. De su cultura. De su participación ciudadana. De sus actividades deportivas y sociales. De su comercio. De su historia y de su patrimonio. De sus calles. De sus escuelas. De sus parajes naturales y de sus campos. Quería que los protagonistas de su revista fueran todos los habitantes de Valdemoro. Como los nombres son tan importantes para mí, lo primero que le pregunté fue ¿Y cómo la vas a llamar? Él lo tenía claro: La Revista de Valdemoro. Toda una declaración de principios.
Han pasado 12 meses. Y si somos más de setenta mil valdemoreños, ya son muy pocos los que no han sido mencionados al menos una vez, bien de forma individual, bien como parte de una asociación, escuela o colectividad. Creo que cada vez somos más los que apostamos por esta revista. Que cada vez somos más los que consideramos que esta publicación es la voz amable, la voz informativa, la voz cordial de Valdemoro. La voz de unos valdemoreños que, siendo conscientes de que no se debe dejar de trabajar en las mejoras, están orgullos de su localidad y están empeñados en que, de tanto mostrar las bondades de la villa, podamos desterrar sus imperfecciones.
Ojalá todos los seguidores de la revista pudieran ver la ilusión en la cara de José Manuel López cada vez que sale un número. Ojalá pudieran ver el cariño y el mimo con el que elabora cada una de las páginas de la revista. Quince mil ejemplares mensuales a todo color distribuidos gratuitamente por todo Valdemoro y rotando por todos los barrios para que llegue al mayor número de hogares. Una publicación que, además, puede disfrutarse en nuestra página web con todo lujo de detalles. Nadie da tanto por tan poco. Celebremos, pues, el primer año de La Revista de Valdemoro y ojalá que la participación de todos los valdemoreños nos permita continuar con este proyecto durante muchos más años.
Editorial de La Revista de Valdemoro marzo 2017
El desierto, el puro desierto como lo imaginamos en nuestras mentes, es una larga playa de arena fina en la que nunca se encuentra el mar. Una playa en la que es difícil encontrar el chiringuito. Da igual mirar al norte, al sur, al este o al oeste. Da igual agacharse como un dibujo animado y mirar a través de nuestras piernas abiertas. Mires por donde mires, te encuentras con más desierto. En el desierto tampoco hay nubes. Solo un sol brillante que hace daño a los ojos, que quema la piel y agrieta los labios. Por la noche, el desierto regala frío y viento. En el desierto hay muchos animales pequeños portadores de veneno. Las serpientes de cascabel agitan el final de su cuerpo para terminar de dormirte antes de darte el mordisco final. Pregonar en el desierto es tarea inútil, a no ser que se trate de un último ensayo general antes de dirigirse a un público numeroso y real. Una gaceta del desierto sería difícil de financiar y de distribuir.
Tal vez, por eso, elegimos Valdemoro para publicar esta revista. Porque Valdemoro es todo lo contrario a un desierto. Porque intuíamos que había cabida e interés por una publicación con una tirada de quince mil ejemplares (¡Se dice pronto, patrocinadores!) en la que los lectores pudieran conocer mejor la localidad donde viven. En la que los lectores pudieran conocer las inquietudes de sus vecinos, pudieran conocerse mejor entre ellos y pudieran encontrar nuevas ideas para mejorar y enriquecer Valdemoro. En la que los lectores pudieran descubrir cómo apostar por el comercio local. Gracias a todos esos lectores y a todos esos patrocinadores que apuestan por nosotros, tienes en tus manos el número veinte de La Revista de Valdemoro. Con nuevos reportajes y entrevistas.
Gracias a todos vosotros podemos celebrar nuestros primeros veinte números. Queremos seguir. No nos conformamos con que Valdemoro no sea un desierto. Queremos que Valdemoro sea un vergel.R
Editorial de La Revista de Valdemoro noviembre 2018
El nombre de Valdemoro es transversal. Atraviesa el tiempo y el espacio. Está Valdemoro de la Sierra en la provincia de Cuenca. En la comarca de la Alcarria conquense, está Valdemoro del Rey, pedanía de la localidad de Huete. Tenemos, además, Valdemoro de San Pedro Manrique, un pueblo deshabitado de la provincia de Soria; Valdemora, en la provincia de León, tenía 79 habitantes en el año 2015 y Valdemorillo, en la provincia de Madrid, tenía más de 12 000 en 2016. Para los amantes de la banda irlandesa U2, muy cerca del Parque Nacional Joshua Tree, en California, está Indio, una ciudad de 75 000 habitantes, con una calle en una zona residencial que se llama Corte Valdemoro. En la ciudad de Cali, en Colombia, hay un complejo de apartamentos de lujo que se llama Valdemoro Club Residencial.
A lo largo de la historia, encontramos algunas personas con el apellido Valdemoro que alcanzaron cierta notabilidad: en 1577, Santa Teresa de Jesús fue elegida priora del Convento de la Encarnación, en Ávila, a pesar de las censuras del padre Valdemoro. En el siglo XIX, encontramos a Juan García Valdemoro, pintor paisajista nacido en la provincia de Burgos que cosechó varios premios y alcanzó cierta fama. También pintor del siglo XIX, pero esta vez ecuatoriano, tenemos a Joaquín Pinto Ortiz, cuyo padre, nacido en Portugal, se llamaba (casualidades de la vida) Joaquín Pinto Valdemoros. Ya en el siglo XX, tenemos a Carlos Fernández y López-Valdemoro. Utilizaba el nombre artístico de Pepe Alameda y fue cronista, escritor, comentarista taurino, productor de televisión y poeta. Nació en Madrid y llegó a México después de la guerra civil española en 1939. A él se le atribuye la frase «El toreo no es graciosa huida, sino apasionada entrega». Murió en 1990.
En la actualidad, en España, hay 204 personas cuyo primer apellido es Valdemoro y 215 personas con Valdemoro como segundo apellido. No hay nadie en España, sin embargo, cuyo primer y segundo apellido sean, a la vez, Valdemoro. Las mayores concentraciones de personas con el apellido Valdemoro en España se encuentran en la provincia de Burgos, en Vizcaya y en Madrid. Pero donde encontramos más personas con el apellido Valdemoro es en Filipinas. De entre ellos, destacaremos a Ami Valdemoro, bloguera filántropa y periodista, y a Wilma M. Valdemoro Cua, abogada de un prestigioso bufete en Manila. Al otro lado de la ley, mencionaremos a Efrén Valdemoro, filipino residente en Los Ángeles, que, a sus 38 años, fue abatido por la policía californiana tras una larga y aparatosa persecución automovilística el 31 de agosto de 2010. A Efrén Valdemoro se le atribuían los asesinatos de los filipino-americanos Frederick Sales, Ricardo Sales, Segundina Allen, Macaria Smart y Cindy Tran.
El número 38 de La Revista de Valdemoro va para los valdemoreños y los Valdemoros del mundo a través de todos los tiempos. A través de todas las fronteras.
Editorial de La Revista de Valdemoro febrero 2024
Es fácil dejarse llevar por los terraplanistas. Su teoría consiste en reducir el mundo a dos dimensiones, en polarizar absolutamente todo al blanco y al negro, al bien y al mal, para simplificar así todo tipo de explicaciones sobre lo que nos rodea. Pero nuestro planeta Tierra es un guisante tridimensional suspendido en un multiverso lleno de ángulos, cavidades, pliegues, rincones y esquinas por explorar. El ser humano (a veces, bueno; a veces, malo; y, en la mayoría de las ocasiones, más bien regular) es multidimensional: a la longitud, a la altura y a la profundidad debemos añadir el movimiento y el tiempo. Nuestro cerebro, además, es capaz de concebir múltiples dimensiones a través del sentido del oído, del olfato, del gusto y del tacto.
La Revista de Valdemoro lleva cerca de nueve años intentando mostrar cada una de las dimensiones de nuestro municipio. Lo hacemos once veces al año en formato papel y lo hacemos cada día en nuestra página web. Desde el pasado diciembre, podemos presumir también de nuestros archivos en formato de audio. Ahora, visitando nuestra página web, nuestros lectores pueden escuchar pequeños clips de audio relacionados con lo publicado ese mes. Deseamos ofrecer una dimensión más: la posibilidad de escuchar cómo hablan nuestros entrevistados. Porque, cuando la ves cerrada encima de la mesa, La Revista de Valdemoro puede parecer bidimensional. Pero, para nosotros, que le añadimos la dimensión del cariño… para nosotros, es redonda.
Texto_Fernando Martín Pescador
Fotografía_Ncuadres
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