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Indicios hay de que el final de la pandemia mundial está cerca. Recuperaremos pronto cierta normalidad (nos la están intentando inyectar por las venas a ritmo de Pfizer, Moderna, Janssen y AstraZeneca). Encontraremos los viejos espacios (y los viejos horarios) de reunión e inventaremos otros nuevos. No podemos olvidar que podrían venir tiempos complejos y debemos permanecer unidos.

Estamos todos (tras las pérdidas, el confinamiento y las restricciones) sensibles, tocados, blanditos. Estamos todos con las emociones a flor de piel. Saldremos adelante, no hay duda, siempre lo hacemos. Es ley de vida. Solo que sería bonito que lo hiciéramos siendo pacientes, solidarios, comprensivos, sintiendo y mostrando la empatía necesaria por la situación y los sentimientos de los demás.

Tras estos quince meses de pandemia y gracias al ejemplar que tienes entre tus manos (también podrías estar leyéndonos a través de nuestra página web), La revista de Valdemoro cumple seis años. Una buena edad para una revista: ya no balbucimos al hablar, pero todavía tenemos voz de niño (nos gustaría también conservar la mirada de un niño). Podemos estar orgullosos de llevar seis años retratando nuestra localidad, tanto con amplias panorámicas de la villa como con algunos primeros planos de sus detalles más interesantes, más hermosos.

En estos seis años, hemos tenido el privilegio de que las valdemoreñas y los valdemoreños (no vamos a entrar aquí en el debate del lenguaje inclusivo: en Valdemoro hay casi mil mujeres más que hombres, 986 mujeres más para ser exactos) hablen, se expresen y sueñen a través de nuestras páginas. No hemos cejado (ni cesado) en el empeño de ser plurales y transversales. De ser universalmente locales y locamente universales. Apostemos por cumplir seis años más, apostemos con nuestra publicación por seguir insuflando un poquito de normalidad en nuestro día a
día, porque el final de la pandemia está cerca, porque la vida sigue y La revista de Valdemoro también.