El 21 de febrero falleció en Valdemoro una persona muy importante para el municipio. Se ha ido en el silencio conventual. Gracias a ella, conservamos el convento de la Encarnación, de las hermanas clarisas. Hace unos veinte años solo quedaban tres monjas. El obispado mandó a una monja de Alcalá de Henares para llevárselas y clausurar el convento.
Sor Amada se opuso con toda su lógica. «Llevo aquí desde los 17 años y, si me van a sacar, tiene que ser con los pies por delante» (palabras textuales en mis diálogos con ella). Realidad y promesas que no convencieron a una monja «cazurra leonesa», cargada de razones.
Gracias a ella, la especulación y la piqueta no han entrado en los terrenos conventuales, con una historia de más de 400 años (1616). Hoy catorce hermanas clarisas nos acompañan. En 2016, el convento de la Encarnación de las hermanas clarisas fue declarado bien de interés cultural.
Sor Amada subió al cielo el 21 de febrero del año 2024, siendo abadesa del convento de Valdemoro sor Asunción. He querido dedicarle una elegía en agradecimiento a su defensa de los bienes culturales de Valdemoro.
Elegía a sor Amada
Ha florecido el almendro
en el corazón de sor Amada.
Ha llegado la primavera
en el cielo tocan campanas,
Vírgenes han venido a buscarla,
de la mano la llevan, rodeada de hermanas.
Los ángeles juegan al corro
como de niña en Bustillo jugaba.
En su seno la acoge santa Clara.
Hay alegría en el encuentro,
todos abrazan a sor Amada.
Nieva flores, oraciones, sonrisas, miradas…
es el manantial de su alma.
Diste ejemplo en la tierra,
fuiste modelo de monja entregada.
Clara ha sido tu vida,
Clara, tu madre amada.
Valdemoro tiene convento
por la convicción de sor Amada.
Texto: Miguel Sarmiento
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