
La lluvia, las averías y la improvisación no impidieron que Valdemoro estuviera en el pódium
Desde Valdemoro hasta el corazón de Marruecos, el Raid Clásicos del Atlas 2025 volvió a demostrar por qué es mucho más que una prueba de resistencia para coches veteranos: es una aventura en estado puro. Dos Volkswagen Golf, mimados durante meses por Iván y el trabajo en equipo, salieron junto a un furgón de apoyo cargado de repuestos. El viaje comenzaba con un pequeño susto mecánico que casi impide la salida, pero gracias a Aran 4 × 4 todo se resolvió a tiempo.
En Algeciras se completó el grupo con el equipo llegado desde Almendralejo, sumando un total de cinco coches. A pesar de la experiencia previa de algunos, los nervios y la ilusión eran inevitables. Trámites como el cambio de moneda, la recogida de dorsales o el ajuste de las tarjetas telefónicas marcan ese breve pero intenso paso previo a la acción. Esa noche, el descanso llegó con facilidad: Marruecos esperaba.
La etapa prólogo puso a todos en sintonía con lo que vendría. Frente al Atlántico, en una playa infinita, los coches salieron por categorías. A medida que el gas abría paso por la arena compacta, la emoción se hacía palpable. Pero no todo era diversión: al final de la playa, una empinada subida separaba a los más hábiles de los que tendrían que emplear pala y empuje. Ahí nació el espíritu de equipo que caracterizó todo el raid: sin importar quién eras, si alguien estaba atascado, las manos no tardaban en llegar. Gritos de alegría, abrazos, sudor y sonrisas fueron el premio.
La primera etapa real del recorrido ya advertía lo que sería la tónica: agua, barro y sorpresas. Cruces de ríos, charcos traicioneros y zanjas desbordadas convirtieron el avance en una prueba constante de habilidad y resistencia. Al caer la noche, la llegada a la llamada «Cárcel Portuguesa» ofreció un respiro entre vistas espectaculares, tiendas montadas y compañerismo a raudales.
Las siguientes cinco etapas mantuvieron el desafío. Las lluvias obligaron a la organización a improvisar, anular y redibujar caminos. Pese a todo, se cumplió el objetivo: seguir adelante. Dunas, oasis y ríos pusieron al límite a mecánicas y conductores. Aun así, el Equipo Capitán Tapón, con Iván y Rafa al volante, logró un brillante segundo puesto en la general y, además, se llevaron el primer puesto en su categoría y entre los coches 4 × 2.
Para el equipo KAIROS, debutando en 4 × 2, el 17.º puesto en la general y el 5.º en su categoría supieron a victoria. También desde Almendralejo, el equipo Merchan Competición firmó un estreno notable, ganando una etapa y quedando segundos en 4 × 2.
Una vez más, el Raid no solo fue competición, sino también lección de compañerismo, adaptación y pasión por el motor clásico. Como bien dicen, su eslogan es «¡Caña al mono!», y que venga la próxima edición.
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