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Alexandra Kuldishov López, promesa del patinaje artístico nacional

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La joven es campeona de Madrid y subcampeona de España en patinaje artístico

Qué mejor época para hablar de los deportes de invierno que el comienzo del año. En este primer número de 2020 tenemos en portada a Alexandra Kuldishov López, patinadora artística que, con tan solo once años, se ha proclamado varias veces campeona de Madrid y una vez subcampeona de España. Esta valdemoreña forma parte del club Valdemoro Ice Team, que entrena en la pista de hielo Francisco Fernández Ochoa.

Su padre, Vladimir Kuldishov, es un boxeador excampeón de Rusia y actual entrenador titulado en la categoría nacional por la Federación Española en el gimnasio Máximo Esfuerzo. Desde muy joven ha estado vinculado con la práctica deportiva: «El deporte me ayudó a construirme como persona porque me aportó una madurez y unos hábitos saludables que hoy quiero inculcarles a mis hijas».

Vladimir se enamoró de una valdemoreña, quien le hizo dejar Aranjuez para formar una familia en nuestra localidad. Gracias a esta historia de amor, hoy tenemos el placer de contar la historia de Alexandra, su hija menor, campeona de Madrid y subcampeona de España en patinaje artístico.

Alexandra se adentró en el deporte siguiendo los pasos de su hermana mayor, Elena. Con tan solo cuatro años comenzó a practicar gimnasia rítmica porque su hermana formaba parte del Club de Gimnasia Rítmica de Valdemoro. Paralelamente, también se puso por primera vez unos patines para dar sus primeras clases de patinaje sobre hielo.  Su hermana Elena compite actualmente en patinaje sincronizado sobre hielo con el Team Shooting Star de Valdemoro, con el que se han proclamado campeonas de España. Desde entonces no ha dejado de trabajar para convertirse en una de las mejores patinadoras de artístico a nivel nacional y ha tenido el privilegio de formar parte del espectáculo del bicampeón mundial Javier Fernández.

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¿Qué sentimiento tenías las primeras veces que comenzaste a hacer deporte?

Empecé practicando ballet; me gustaba pero, como otros deportes, al final me aburría. Mis padres me dijeron que tenía que elegir dos deportes y escogí la gimnasia rítmica porque mi hermana también la practicaba y el patinaje artístico porque me hacía sentir libre. Cuando tengo algún examen difícil y tengo mucha presión, en el hielo olvido todas esas presiones y me siento mejor.

¿Recuerdas la primera vez que te deslizaste por una pista de hielo?

Sí, fue aquí, en la pista de Valdemoro. Tenía cuatro años. Empecé patinando con un trineo, pero rápidamente cogí confianza y lo solté. Como me gustó, les pedí a mis padres apuntarme a la escuela, era un juego muy divertido. Con cinco años me ofrecieron pasar a formar parte del club, pero mis padres decidieron que debía seguir jugando, era muy pronto para pensar en una competición. En la escuela nos enseñaron los pasos básicos del patinaje: salto de vals, treses, cruces y muchos juegos.

Con tan solo seis años tuviste que decidir hacia qué deporte querías encaminarte, gimnasia rítmica o patinaje artístico, ¿Qué te hizo elegir la segunda opción?

Con seis años pasé a formar parte del Club de Patinaje Artístico de Valdemoro y para ello tuve que elegir entre patinaje o gimnasia rítmica. El último año me he divertido mucho en la escuela y el patinaje, además, me permitía deslizarme y expresarme de una manera diferente que me gustaba más. Dentro de la escuela siempre tuve claro que quería hacer patinaje artístico y no otros deportes como el hockey. Me gusta hacer saltos y piruetas. Además, Daniel Peinado, uno de los primeros entrenadores de Javier Fernández, me animó a unirme al club y empezar a entrenar.

¿Cómo fue el cambio entre la escuela y el club?

En la escuela teníamos clase dos días a la semana. Cuando pasé al club empezamos a entrenar todos los días, menos el domingo. Cada día solemos hacer dos o tres entrenamientos diarios entre físico, ballet y hielo. Todos los días tenemos hielo y actualmente estoy realizando tres entrenamientos de físico a la semana y dos de ballet. El número de horas de hielo también ha ido aumentado estos años. Tenía muchas ganas de pasar al club porque quería competir. Siempre he acompañado a mi hermana a sus competiciones de gimnasia rítmica y yo también quería vivir esa experiencia.

¿Cómo encajas este nivel de exigencia deportiva con tu horario de colegio?

Antes de ir al colegio, sobre las siete de la mañana, voy a la pista para entrenar. A las nueve menos diez entro en el colegio y cuando termino vuelvo a irme a la pista para terminar la segunda sesión de entrenamiento. El día que tengo clases particulares porque estoy mejorando algún aspecto concreto o porque se acerca una competición, durante la hora de comida también voy a la pista para dar la clase particular.

En tu primera temporada competiste en la categoría regional y ganaste todas las competiciones, además de la liga madrileña. ¿Cómo viviste esta entrada por todo lo alto en el mundo de la competición?

Empecé a competir con siete años. Aunque ya llevaba unos meses en el club, ese tiempo estuve aprendiendo las nociones básicas para hacer una competición. En esa temporada empecé a competir. Recuerdo que estaba muy feliz porque era lo que quería, pero a la vez muy nerviosa porque no sabía qué resultado iba a tener. La primera competición fue en Boadilla, una pista un poco más pequeña de lo normal, y conseguí el primer puesto en la clasificación, no me lo creía.

¿Cómo se prepara una patinadora para la competición?

En el patinaje artístico hay que desarrollar muchas disciplinas que no tienen que ver con el patinaje directamente, pero que te hacen ser mejor. El físico lo trabajo con mi padre. Cuando estuvimos en Rusia entrenando vimos que entrenan el físico todos los días. Lo hacen porque si no se ha hecho un buen trabajo de físico previo, cuando el cuerpo crece es más probable que sufras una lesión. Además, trabajamos el ballet para aprender a bailar y estirar los pies y clases particulares donde se trabajan partes concretas como saltos, filos, etc. Para competir hay que superar unos exámenes que establecen el nivel en el que pueden competir. Cada examen te permite acceder a una categoría superior, y es obligatorio haber obtenido los exámenes anteriores para poder seguir ascendiendo. Ahora mismo estoy en el nivel de prebronce, con el que puedo competir como nacional hasta los quince o dieciséis años.

Al año siguiente la competición nacional era tu objetivo, ¿no es así?

Para competir a nivel nacional tuve que prepararme un examen de nivel en el que tienes que saber ejecutar saltos dobles. Los exámenes se preparan aparte de los entrenamientos de la competición y tenemos que viajar a la ciudad de España que se seleccione a hacer el examen. Subir de nivel supone un esfuerzo extra. En la categoría nacional empecé a competir contra patinadores que tenían uno y dos años más que yo, fui la patinadora más joven de España que competía en esta categoría. Ser la más pequeña me hacía tener dudas sobre si iba a poder conseguir alguna victoria. Cuando gané a dos patinadores que tenían once años, cuando yo tenía ocho, me dio más confianza para hacerlo mejor.

En la temporada 2017-2018 Alexandra quedó segunda en el Campeonato de Cataluña y en el Trofeo de Primavera de Madrid. En esta temporada 2018-2019 ha ganado prácticamente todo en lo que ha competido. Cobran especial relevancia el oro en el Campeonato de Madrid y la plata en el Campeonato de España celebrado en Granada.

¿Cómo son los entrenamientos de una patinadora nacional?

Tengo tres entrenadores, cada uno nos enseña una cosa diferente. Con Fernando Jiménez tenemos clases muy divertidas porque investigamos cosas nuevas. Con Laura Fernández trabajamos la técnica y con Ana tenemos trabajos artísticos, pero con técnica para mejorar nuestra puntuación en la competición.

En verano has tenido la oportunidad de viajar a Rusia en varias ocasiones para continuar entrenando. ¿Qué has aprendido de esa experiencia?

En España las pistas de hielo cierran tres meses. Es mucho tiempo sin entrenar en el que olvidas cómo se hacían muchas cosas. Es por eso que decidimos viajar a Rusia en verano para poder seguir patinando. He entrenado en el CSKA de Moscú y con Evgeni Plushenko, tres veces campeón del mundo, y el año pasado he tenido la oportunidad de entrenar con el club Sambo 70, donde entrena Alina Zaguitova, campeona olímpica y del mundo. Aunque mi padre se había dedicado al deporte de alto rendimiento en Rusia, la primera vez que viajamos para entrenar allí no sabíamos cómo iba a ser la experiencia. En Rusia el nivel de patinaje es mucho mejor que en España, al principio me costó mucho seguir el ritmo de las patinadoras. La primera semana de entrenamiento tenía unas agujetas que no me podía mover; mi padre me dijo que podíamos volvernos a España, pero yo no quise, tenía que conseguir estar al nivel. Lo que me gusta de Rusia es el entrenamiento de baile y hacer saltos con arnés. Mi objetivo del verano pasado en Rusia fue empezar a trabajar el salto doble axel. Lo he conseguido una vez, pero todavía no puedo decir que lo domino. Las patinadoras rusas con mi edad ya consiguen hacer triples y triple-triple.

¿Qué diferencias encontraste entre el patinaje de España y el de Rusia?

La diferencia más importante, a parte del nivel de exigencia, es el físico. Cuando llegué me decían que no tenía fuerza en las piernas. Los rusos trabajan mucho la fuerza en las piernas para realizar saltos potentes. Además, las patinadoras rusas apenas bailan, se limitan a hacer su programa y obtener la máxima puntuación. Los entrenadores gritan mucho a los patinadores e incluso les castigan de manera muy dura.

¿Cómo trabajas los nuevos saltos y cuánto tiempo lleva conseguirlo?

Primero, el entrenador nos explica las diferentes partes del salto. Lo trabajamos en el suelo durante semanas, o incluso meses, hasta que consigues la confianza suficiente como para atreverte a probarlo en el hielo. Conseguir hacer el salto en el suelo es más complicado que en el hielo porque no tenemos velocidad. En total, aprender a hacer un salto puede llevar varios meses o un año.

¿Cómo construyes el programa que presentas?

Los programas que hago hasta ahora son cortos, de unos dos minutos y medio. Con los entrenadores marcamos las figuras que deben estar en el programa para conseguir puntuación. También trabajamos con la música para coreografiar los movimientos. A mí me gustan las músicas con letra, pero casi siempre suelen ser instrumentales. Las canciones pueden ser tranquilas o animadas, pero nunca rápidas, tienen que respetar un tiempo.

¿Qué es lo que más te gusta de la competición?

La sensación tan buena que tienes cuando haces tu programa y te sale bien. Fuera de la pista, lo que más me gusta es que conozco a muchas compañeras con las que coincido en las competiciones. Tengo amigas en todas las ciudades de España en las que competimos e incluso en Andorra.

Conseguir el título de campeona de Madrid y subcampeona de España en Granada ha hecho que te seleccionen para el equipo de Madrid de deportes de invierno. ¿qué supone este hecho en tu carrera como deportista?

Estoy muy contenta porque es un paso más que no esperaba conseguir. Todavía no sé muy bien cómo vamos a trabajar con el equipo madrileño porque es mi primer año, pero tengo ganas por empezar a entrenar con el resto de compañeros.

Tuviste el privilegio de ser invitada junto con una decena de patinadores de prestigio internacional a Revolution On Ice, el espectáculo del bicampeón del mundo Javier Fernández, ¿cómo fue tu experiencia?

Laura Fernández me dijo un día que tenía que hablar con mi madre. Yo pensé que era algo malo, pero no, era una sorpresa. El día que me dijeron que me invitaban a participar con ellos en el espectáculo no me lo podía creer, me quedé con la boca abierta. Recuerdo que iba en el coche con la cabeza por fuera de la ventanilla gritando «voy a participar en el Revolution On Ice». A mi padre le dimos un susto porque le llamamos en medio del entrenamiento para contárselo. Todos los deportistas que compiten en este espetáculo son campeones del mundo. Para mí era un privilegio poder estar con ellos. Patinar delante de 11 000 personas da un poco de miedo al principio, pero cuando te pones a patinar se pasa. Lo que hace más complicado patinar es la iluminación, algunas veces te dan en la cara y te desorientan. Todo el mundo fue muy amable conmigo, e incluso se quedaron a ver mi actuación.

Acaba de empezar una nueva temporada para ti, ¿cuáles son tus objetivos para este año?

Me gustaría conseguir el oro en el Campeonato de España, porque el año pasado estuve muy cerca. Tengo un programa arriesgado en el que es más fácil fallar. Espero mejorarlo este año para poder lograr mi objetivo. También me gustaría conseguir sacar el doble axel y lograr hacer un triple, ya estoy trabajando en ello. En los exámenes para ascender de categoría estoy a un test de poder competir internacionalmente, es otro de los objetivos.

Alexandra tiene por delante un futuro apasionante. Cada día entra en la pista de hielo manteniendo la ilusión de una niña de once años, pero que se esfuerza y trabaja sus habilidades sobre el hielo para ser la mejor en su categoría. Disfruta patinando, y esa es sin duda una de las claves para conseguir su gran propósito, llegar a las Olimpiadas.

Texto_Sergio García Otero

Fotografía_Ncuadres