
Una experiencia transformadora de solidaridad y compromiso
Marisela Suárez, presidenta de la Asociación Valdemoro Solidario (AVALSO), emprendió una aventura que transformó su vida y dejó huella en varias comunidades del país africano Uganda. En diciembre de 2024, un amigo y miembro de la asociación motera Northmen propuso a Marisela y a su familia la posibilidad de viajar a Uganda como parte de un proyecto solidario organizado por la ONG Kukura. Con apenas un mes de preparación, comenzaron a planificar el viaje, enfrentándose a desafíos logísticos, como vacunas, visados y la organización de todo lo necesario para un viaje tan largo y significativo.
El destino fue Entebbe, una ciudad sumida en una pobreza profunda, pero también con un pueblo lleno de esperanza y solidaridad. En el camino hacia el destino final, Marisela y su familia atravesaron el caos de sus calles, donde los boda-bodas (motos) son el principal medio de transporte, y donde la vida parece no detenerse nunca. El contraste entre la vida en las ciudades y la pobreza en las áreas rurales es abrumador, pero fue precisamente aquí donde comenzó el impacto de su labor.
El equipo de AVALSO, junto con Kukura, estuvo presente en dos comunidades clave: Gweri y Kihondo, ambas en condiciones extremadamente difíciles. En Gweri, uno de los proyectos más destacados fue el apoyo al Babies Home, donde madres y bebés recibieron talleres educativos y se logró instalar un panel solar en la casa de Estela, una de las guardianas de la comunidad. Este simple gesto permitió que la casa tuviera luz por primera vez, un logro simbólico que marcó la diferencia en la vida de sus habitantes. Además, en Gweri se trabajó en la construcción de un gallinero, una infraestructura esencial para la comunidad, y en la construcción de un pozo que proporcionaría agua potable tanto para el colegio como para el Babies Home, eliminando la necesidad de cargar agua desde largas distancias. La alegría de las personas al ver sus proyectos hacerse realidad fue uno de los momentos más emotivos de esta experiencia.
Kihondo, otro de los destinos de la misión solidaria, se encuentra en una zona más montañosa y es igualmente una de las áreas más empobrecidas de Uganda. Allí, el equipo de AVALSO colaboró en un colegio que acoge a 365 niños, la mayoría de los cuales carece de lo básico, como comida y materiales escolares. Kukura ha permitido que los niños reciban al menos una comida diaria, como el porridge, una verdadera bendición en un entorno tan necesitado. En este colegio, la situación era tan extrema que no contaban con puertas, ventanas, luz eléctrica ni baños. La construcción de un nuevo colegio es una de las prioridades de Kukura, y Marisela y su equipo contribuyeron a este esfuerzo de manera muy importante.
Un proyecto clave fue la instalación de paneles solares en dos casas de la comunidad, una tarea que fue liderada por Freddy, el esposo de Marisela. En menos de 24 horas, el equipo logró comprar los materiales, instalarlos y dejar las instrucciones claras para futuras instalaciones. Este proyecto no solo mejoró la vida de las personas, sino que también mostró la capacidad de adaptación y organización de los voluntarios, quienes pusieron en práctica su conocimiento para hacer realidad los cambios.
Además de la ayuda material, Marisela y su equipo tuvieron la oportunidad de conocer historias de vida profundamente conmovedoras. En una de las actividades más impactantes, entrevistaron a personas con amputaciones de miembros superiores para saber más sobre sus historias y tomar medidas para proporcionarles prótesis fabricadas por la empresa Ayúdame 3D, con la ayuda de la solidaridad de España.
La experiencia fue transformadora para los habitantes de las comunidades visitadas y para Marisela y su equipo. Durante su estancia, Marisela reflexionó sobre el profundo sentido de gratitud y humildad que se vive en Uganda. La generosidad y la felicidad que las personas encuentran en lo más simple, como un niño que juega con una rueda de bicicleta, tocó profundamente su corazón. Con esta vivencia, AVALSO no solo brindó apoyo material, sino que también se llevó consigo una lección de vida invaluable sobre la importancia de valorar lo que tenemos.
El viaje de AVALSO a Uganda se consolidó como una muestra de solidaridad, esperanza y amor por los demás. Los voluntarios regresaron con una visión renovada de la vida y con el deseo de seguir colaborando con causas como la de Kukura, que no solo lucha por mejorar las condiciones de vida, sino que también se dedica a sembrar esperanza en un lugar del mundo donde la pobreza es una constante. AVALSO, como siempre, se comprometió a seguir colaborando con este tipo de proyectos, conscientes de que incluso los pequeños gestos pueden tener un gran impacto.
El viaje de AVALSO a Uganda, entre el 31 de enero y el 10 de febrero, fue una experiencia que transformó tanto a los voluntarios como a las comunidades que recibieron su ayuda. Gracias al apoyo de organizaciones como Kukura, se han logrado avances en educación, salud, infraestructura y tecnología en los lugares que más lo necesitan. Como Marisela destaca, esta experiencia permitió dar y recibir, dejando en su corazón un profundo agradecimiento y una lección de vida que siempre recordará.
¿Has leído el último número de nuestra revista?