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Entrevista a Vanesa Ortega, campeona de Europa de taekwondo 2017

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Para La revista de Valdemoro siempre es un enorme placer contar con la presencia de figuras destacables en sus páginas. En esta ocasión nos reunimos con la valdemoreña, y reciente campeona de Europa, Vanesa Ortega. La deportista local ha comenzado el año con el mayor de sus éxitos deportivos hasta el momento.

Las mejores selecciones de nuestro continente se dieron cita los pasados días 7 y 8 de mayo en la isla de Rodas (Grecia) para disputar el Campeonato de Europa de Poomsae y Freestyle. La participación española en el evento fue un rotundo éxito, con un total de quince medallas, de las cuales dos fueron oros, una de ellas la que consiguió Vanesa junto a sus compañeras Esperanza Díaz y Sonia Pérez.

Nos damos cita con Vanesa en el gimnasio Boomerang, lugar donde con veinte años arrancó su pasión por este deporte y donde hoy compagina el trabajo con sus entrenamientos.

Empezaste a practicar taekwondo a los veinte años, una edad muy tardía para la media. ¿Cómo llega el taekwondo a tu vida?

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Yo no tenía ni idea de lo que era el taekwondo, no sabía si era judo, kárate… En un cumpleaños de mi hermana, una amiga de toda la vida me dijo que lo estaba probando, me lo explicó y me animé. Nada más probar me enganché… y hasta el día de hoy.

Siempre me ha gustado el deporte. Desde muy pequeña he practicado gimnasia, fútbol, baloncesto… Cuando llega la época del instituto con catorce años supongo que me pasó como a la mayoría, lo dejas a un lado porque te gustan otras cosas. Ya a los veinte años fue cuando retomé el deporte y opté por el taekwondo. 

Uno de los aspectos más destacados de las artes marciales es la experiencia que gana el deportista a lo largo de los años, aunque parece que eres la excepción que confirma la regla. ¿Haber comenzado tarde ha supuesto para ti un hándicap en alguna ocasión?

No ha sido un inconveniente como tal, pero se nota. Yo doy clase a niños que cuando empiezan a competir tienen una formación muy avanzada. Ese no fue mi caso. Mi entrada en el taekwondo y la competición fue muy acelerada. Además, siempre me quedará la duda de hasta dónde podría haber llegado si hubiese empezado desde pequeña, aunque no me quejo de los resultados que he obtenido hasta ahora.

A los seis meses de entrar en este deporte empecé a competir en combates. Lo primero que hice fue un interclub y lo siguiente el Campeonato de Madrid Senior, donde quedé tercera.

¿Desde el principio lo enfocas a la competición?

Sí, soy muy competitiva. Desde el principio yo quería competir; cuando era cinturón amarillo ya competía contra cinturones negros. Además, empecé en la categoría senior, una categoría donde los deportistas ya tienen muchos años de experiencia. Empecé en lo más alto.

Tus primeros pasos en la competición cosecharon grandes resultados. ¿Ha sido una presión o una motivación para seguir mejorando?

Pues las dos cosas. He de reconocer que yo misma me meto mucha presión en la competición. Muchos campeonatos importantes, clasificatorios, los hacía mucho peor que en aquellos en los que no me jugaba nada. Soy muy competitiva y no me gusta perder.

Mucha gente me dice que ahora que tengo más experiencia lo puedo llevar mejor, pero lo cierto es que con cada éxito los nervios aumentan porque tanto la gente como yo esperamos mejores resultados.

Los buenos resultados vienen acompañados de tu incorporación a la selección madrileña. ¿Qué supuso esto para ti?

Pues imagínate. Una chica de veintitantos años que no lleva nada en este deporte y pasa a formar parte de un grupo en el que hay gente con años y años de trabajo para estar ahí. Supuso una motivación extra para seguir entrenando duro. Entrenaba con la selección los fines de semana y empecé mis primeras salidas fuera de España a campeonatos internacionales en Portugal, Andorra…

Con la entrada en la selección también se produce tu entrada en la alta competición. ¿Cómo defines este mundo en el taekwondo?

Muy duro. La alta competición supone mucho entrenamiento, en ocasiones hasta el extremo de tener que entrenar con dolor. Ese entrenamiento requiere de tiempo que al final terminas quitándolo de otras cosas, como estar con la familia, los amigos, tu pareja…

Todo esto fuera del tatami. Dentro, en muchas ocasiones, también es muy complicado. El trabajo y el sacrificio de todo un año se puede ir al traste por un error humano, o lo que es peor, por una decisión arbitral. En este deporte, como en todos, también hay muchas injusticias.

¿El taekwondo es tu forma de vida?

Así es, a raíz de que me metí mucho en este mundillo decidí dar el salto a la formación. Los niños me gustan mucho y vi que era una muy buena manera de compaginar mi trabajo con mi pasión. He estado dando clase en colegios e institutos de varios pueblos, como Aranjuez o Valdemoro. Actualmente soy profesora en el gimnasio Imperial de Getafe, en el gimnasio Boomerang y en el instituto Matías Bravo de Valdemoro.

Entiendo que tomaste esta decisión porque no podías vivir de la competición.

Este deporte son pérdidas. A nivel nacional, en la selección, hay muy pocas ayudas. En los dos campeonatos de Europa y el mundial que he asistido he tenido que costearme yo mi participación. Cuando me he clasificado para algún nacional con la selección de Madrid sí que me han pagado los costes, pero a nivel nacional es imposible.

Con la excusa de que no hay dinero tan solo costean los gastos de seis deportistas. Al final juegan con las ilusiones de la gente porque se aprovechan de todo el trabajo y dedicación que dedicas durante el año para clasificarte. Cuando llega ese momento y te clasificas no lo puedes rechazar.

El tema de los patrocinadores es imposible, en este país priman otros deportes como el fútbol. Y a nivel local la cosa está aún peor.

¿Cómo has podido entonces costear tantos viajes?

Una de mis grandes ayudas ha sido mi maestro. Gracias a él pudimos vender camisetas y obtener algo de dinero para poder estar en el mundial. Muchos amigos y familiares también me han ayudado económicamente.

Esta inquietud siempre está presente. El año que viene todavía no se sabe si se va a celebrar en Taipéi (China) o en Tailandia. Son viajes muy caros y, además, los billetes no suelen ser baratos porque las clasificaciones muchas veces son a un mes de la competición. Esto te desmotiva porque te hace cuestionarte si merece la pena tanto esfuerzo para luego tener la incertidumbre de si podrás costearte el viaje o no.

¿Cómo es la relación con tu maestro?

Con Chus tengo una relación estupenda, con él empecé y con el sigo. Chus está siempre en los momentos buenos y, lo más importante, en los momentos malos. Incluso cuando se te pasa por la cabeza tirar la toalla. Siempre me hace seguir adelante y afrontar los retos con más fuerza y confianza. Si he llegado hasta aquí en este deporte es gracias a él. Por todo ello, no tengo palabras suficientes de agradecimiento hacia su persona como maestro y amigo.  

2010 fue un mal año en tu carrera, una lesión te apartó de la competición y cambiaste de modalidad. ¿Cómo encajaste la parada en seco de tu carrera?

Lo pasé mal porque aunque no llegué a mucho en la competición de combate, el entrenamiento es para mí una forma de desahogo, un momento para mí. Cuando me rompí el ligamento cruzado anterior y el menisco, la verdad es que se me vino el mundo encima. Yo había tenido lesiones de un par de semanas, algo habitual en la competición, pero esto sabía que iba a ser largo. Al principio lo gestioné mal porque el hecho de no poder entrenar no me ayudaba. Me operé, y después de seis meses sin pisar un tatami volví a la competición; esta vez en la modalidad de técnica.

Pero tu proyección deportiva estaba encaminada al combate, ¿no?

Sí, mi objetivo era llegar hasta donde pudiera dentro de la competición de combate. Pero los seis meses de parón y la vuelta progresiva al deporte hicieron que me replanteara la modalidad. La técnica te permite alcanzar una proyección más larga dentro de la competición. Además, no existen restricciones tan severas como en el combate, donde tienes que controlar el peso para mantenerte en una buena categoría.

¿Cambiar de modalidad alteró tu modo de enfrentar la competición?

Así es. Yo hasta 2010 había competido alguna vez en modalidad de técnica porque me preparaba cuando me tenía que examinar para subir de dan. Pero muy esporádicamente, no era mi dedicación.

Tras la lesión decidí hacer de la técnica mi prioridad y en el primer año me presenté al Campeonato de Madrid en la categoría de sénior 2, quedé bronce y al siguiente año me proclamé campeona. A nivel nacional me costó tres años llegar a ser Campeona de España. 

El cambio fue sustancial; sin embargo, la modalidad de técnica ha propulsado tu carrera a nivel internacional… ¿es un mundo diferente?

En la modalidad de técnica he tenido la oportunidad de participar en dos europeos y un mundial. Yo no digo que la competición nacional sea fácil, porque en muchos casos no solo compites contra un rival, sino también contra un nombre y unos intereses, pero cuando he viajado fuera es cuando más he aprendido. Solo con ver a otros compañeros competir ya se aprende.

Te has proclamado campeona en diferentes modalidades, háblame un poco sobre la diferencia entre ellas.

Dentro de la técnica empecé de manera individual, pero reconozco que a mí me cuesta mucho entrenar sola y me dieron la opción de competir en pareja. La modalidad de pareja consiste en la realización del mismo ejercicio pero de manera sincronizada. Esto me motivó mucho más porque te obliga a tener un compromiso con la otra persona, te esfuerzas más y se crea complicidad. Con mi compañero Ramón López tuve muy buenos resultados en pareja. En 2015 quedamos campeones de España y fuimos al Campeonato de Europa donde fuimos bronce.

El año pasado empecé con Esperanza Díaz y Sonia Pérez en la modalidad de tríos. En el primer año fuimos al mundial y quedamos en quinta posición, un muy buen resultado para el poco tiempo trabajando juntas y siendo cada una de un gimnasio diferente. En nuestro segundo año juntas hemos conseguido ser campeonas de Europa.

2017 y Grecia han sido tu año.

Ha sido un año muy bueno. Con Ramón era el tercer año que competíamos juntos y con Esperanza y Sonia, el segundo. Nos complementamos mucho mejor tanto a nivel personal como deportivo. Empezamos la temporada muy bien porque en la modalidad de parejas ya nos habíamos clasificado el año pasado en un campeonato en Alemania y en la modalidad de trío hemos conseguido todo lo que nos hemos propuesto. Y el resultado ha sido muy bueno: oro en la categoría de tríos y en el Campeonato Mundial de Playa, celebrado también en Grecia, bronce tanto en la categoría individual como por parejas.

Mencionas esta nueva modalidad de competición en playa. ¿En qué consiste?

Este año se celebró la primera competición en modalidad playa y las normas eran distintas. Para competir no era necesario llevar el tradicional dobok, podías ir en ropa deportiva y se celebra al aire libre. Para todos fue una sensación extraña, pero a la vez una experiencia muy buena porque te brinda la oportunidad de darle otro enfoque a la competición.

Personalmente, también fue un reencuentro. Llevaba dos años sin competir en la modalidad individual y supuso recuperar ese respeto por estar compitiendo en solitario, sin la seguridad que me aporta mi compañero. Pasé varias rondas y conseguí batir a una deportista turca, de una de las selecciones más fuertes ahora mismo. Llegué hasta semifinales y conseguí el tercer puesto.

Después de Grecia, ¿qué es lo próximo?

Por delante tengo una etapa muy dura para mí. Tengo la otra rodilla también afectada parcialmente del ligamento y me tengo que operar. Llevo un año y medio controlándola y sin poder hacer combate. Mi objetivo es operarme ahora en verano para estar al cien por cien en enero, cuando empieza la temporada de clasificatorios, y, por supuesto, poder llegar al mundial a finales de año.

¿Cuál crees que ha sido la clave de tu éxito?

Pues creo que ha sido el marcarse pequeñas metas. Cuando empecé me propuse ser campeona de Madrid y lo conseguí. Cuando llegué al nacional lo primero que me planteé fue coger una medalla, daba igual el color, y cuando lo conseguí pues me propuse ser campeona de España. Ahora he conseguido ser campeona de Europa, así que lo próximo es conseguir medalla en un mundial y quién sabe si algún día podré ser campeona del mundo.

Creo que la clave es no conformarse nunca. Todavía estoy asimilando la victoria como campeona de Europa, el escuchar tu himno en el pódium…, pero mi objetivo está puesto en llegar a ser campeona del mundo, lo máximo que se puede alcanzar en la modalidad de técnica.

También es muy importante la gente de la que te rodeas. Estaré eternamente agradecida por el apoyo incondicional que he recibido de los entrenadores Alberto Delgado, Juan José Aldasoro, Yolanda Ubero, Emilio Azofra y, cómo no, a mis compañeros Ramón López, Sonia Pérez y Esperanza Díaz.

Tengo el mejor equipo y gracias a ellos he disfrutado al máximo de las experiencias vividas juntos. En todo esto también ha sido muy importante la labor de Sandra Espinosa, la psicóloga deportiva que me ha ayudado enfrentarme a esos miedos, inquietudes y nervios antes de salir a competir. Y mucha gente más: Estela Díaz, mis compañeros del Boomerang de toda la vida, alumnos y padres y, sobre todo, mi familia, que haga lo que haga siempre me apoya en todos mis pasos. Todos ellos también me han hecho crecer como deportista y como persona.

¿Qué influencia tiene el taekwondo en Valdemoro?

Es un deporte que lleva muchos años aquí. Aunque el único gimnasio en el que se imparte taekwondo en Valdemoro es el gimnasio Boomerang, el nivel es muy alto. Antes de empezar con la técnica, el gimnasio Boomerang ya contaba en combate con más de sesenta campeones de Madrid, medallistas de España destacados como Rafael Camacho, Noelia García, Bárbara Rosell, Ignacio Verwey, Raquel Maestre, Alicia Jurdao, Enol Fernández, Oscar González, Iván Palacios, Roberto Palacios, Yarima Alonso… y Óscar González, medalla de bronce en el europeo de combate de Budapest. A nuestro gimnasio también pertenece Alba, que el año pasado participó en el mundial en la modalidad de tríos, donde obtuvieron una séptima plaza.

Creo que ya empieza a haber una generación con muy buenas expectativas, creo que haber roto esa primera barrera les hace ver que es posible. Hay una buena cantera que seguro va a dar mucha guerra.

La humildad y cercanía de Vanesa ha hecho de la entrevista una grata conversación. A lo largo de la misma hemos podido comprobar de primera mano su insaciable pasión por este deporte y su espíritu competitivo. La constancia, el trabajo y su capacidad para conocer sus límites y explotar sus fortalezas han sido la clave de su éxito.

Le deseamos toda la suerte en la intervención y recuperación que tiene que afrontar en los próximos meses. Estamos seguros que 2018 será un año en el que Vanesa volverá a cosechar nuevos éxitos.

 

Texto_Sergio García Otero

Fotografía_Ncuadres