Emilio Ortiz Celada. Agente en prevención de adicciones en el entorno de la adolescencia, primero trabajando en Proyecto Hombre y ahora con su propia organización Proyecto Perrutis. Exmiembro del grupo Mago de Oz, ha sido road manager, stage manager y tour manager de El Koala, Dani Martín y Amparanoia, entre otros. Actualmente es mánager de Flamenkos Entrevelaos, un proyecto con corazón valdemoreño que podrá disfrutarse en el teatro Juan Prado el 26 de marzo.
¿Cómo convences a los jóvenes de que no es más fácil salir de las drogas que del IKEA?
Los programas de prevención son muy importantes. Cuando los consigo convencer, lo hago con la motivación adecuada y con información de calidad. Hay mucha desinformación o, lo que es peor, toneladas de información que no es de buena calidad. Enseguida te sueltan que el cannabis se utiliza con fines terapéuticos. Es entonces cuando debes explicarles que el cannabis con esos fines pasa más controles de calidad que el cannabis que ellos compran en la calle. También te dicen que no se ha demostrado que el cannabis tenga efectos negativos en nuestra salud. Y hay tantos estudios que prueban que el abuso de esta droga eleva los índices de depresión, violencia doméstica, ansiedad, brotes psicóticos, ataques de pánico, agorafobia…
¿Haces test antidoping a los músicos con los que trabajas?
He rechazado ser mánager de grupos de música porque yo sabía que tomaban drogas. Cuando vas de gira con músicos que consumen, los problemas están asegurados.
¿Crees que todos merecemos una segunda oportunidad?
Por supuesto. Y, a veces, hasta una tercera. Fueron muchas las oportunidades que me brindaron mis padres. Cuando un chaval falla, hay que seguir apoyándolo.
¿También el político corrupto?
No. El que no cumple con un alto porcentaje de sus promesas, debería dedicarse a otra cosa.
¿Los jóvenes se dan a las drogas o son las drogas las que se dan a los jóvenes?
Los jóvenes se dan a las drogas por la falta de valores. Se les está vendiendo en los medios una vida fácil. Sin ningún sacrificio. En la televisión, ven modelos humanos que triunfan por acostarse con unos y con otros. Y ahí aparecen también las drogas y las adicciones al porno, al vacío de la fama…
Has colaborado con un montón de artistas pop y rock. ¿Por qué te has embarcado ahora en un espectáculo de flamenco?
Tuve mi época flamenca, en la sala Revólver, en la calle Galileo. Todos los lunes era el día para el flamenco. Mi vecino de en frente es José Romero, el guitarrista de Flamenkos Entrevelaos. Su mujer, Mónica, es la bailaora del grupo. Tras el primer confinamiento por el coronavirus, José Romero e Israel Paz tenían unas ganas locas de actuar en directo y diseñaron este proyecto. Les ayudé a ponerlo en escena en Rivas. Me encantó poder llevarlo a la comunidad donde trabajo. Para mí, fue una oportunidad para mostrar a los chavales con los que trabajo que el flamenco es lo nuestro. Que el reggaetón puede estar muy bien, pero que la música es una paleta llena de colores…
Danos diez palabras sueltas para definir el proyecto Flamenkos Entrevelaos.
Ilusión. Sacrificio. Constancia. Felicidad. Compañerismo. Diversión. Oportunidades. Pedagogía. Arte. Amor.
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