Han pasado más de tres años desde que acudimos José Manuel y yo a la casa de la familia Renedo para entrevistar a Iván, un joven actor primerizo que había rodado su primera película. Tres años más tarde, Iván cosecha siete películas y otras tantas series de ficción, ha estado en producciones nacionales e internacionales y se desenvuelve en un set de rodaje como si se tratase de su propia casa. Hoy volvemos a encontrarnos para que nos hable sobre sus experiencias rodando en India y el estreno de su nueva película: El hombre del saco.
Tras tu experiencia con Malasaña 32 has hecho seis películas en tres años, estás al nivel de los actores profesionales. ¿Cómo has conseguido hacer tantas películas?
Me gustó mucho la experiencia de rodar Malasaña 32 y decidí seguir presentándome a los castings. Tengo una representante y casi todas las semanas tenemos que hacer alguno para una película, serie o publicidad. A mi hermano Víctor ahora también le gustan los rodajes y hacemos muchos castings juntos. He tenido la suerte de hacer buenos castings y de que me hayan escogido para muchos proyectos.
¿Cómo los preparas?
La primera parte ya no la preparo, porque es decir tu nombre y dar los perfiles a cámara. En la segunda parte te piden cosas más concretas de tu personaje y ahí es donde me preparo el texto. Víctor y yo tenemos unas almohadas mágicas que nos ayudan a prepararlo. El día de antes leemos el guion con mamá y lo practicamos, nos dormimos, y al día siguiente ya nos lo sabemos a la perfección.
Hacer muchas películas implica estar mucho tiempo fuera, ¿cómo lo compaginas con el colegio?
Mis profesores son muy buenos, saben a lo que me dedico y me ayudan con la tarea para que pueda hacer las dos cosas. Cuando me voy a rodar fuera de Madrid me programan toda la tarea del mes. En mi tiempo libre hago los deberes poco a poco y también estudio las secuencias que tengo que rodar al día siguiente.
¿Cómo preparas tus personajes?
Lo más importante es conocer a tu personaje. En los ensayos le hago preguntas al director sobre cómo se comporta mi personaje. En El hombre del saco, por ejemplo, cada uno de los personajes tenía un objeto que le identificaba. En mi caso era un reloj roto, que era el reloj de mi padre que había muerto. El director me dijo que este niño estaba muy triste por la muerte de su padre, pero que iba conociendo nuevos amigos y cada vez era más feliz.
Te has convertido en un especialista de las películas de miedo. ¿Cómo consigues que no te den miedo?
Cuando hay un monstruo, como en Malasaña 32, nos enseñaron cómo iban disfrazando a Javier Botet, el actor, hasta convertirlo en un monstruo. Al ver cómo lo hacían ya no me daba miedo. De todas formas, la música sigue siendo lo que más miedo me da cuando estamos rodando. Por suerte, El hombre del saco es una peli de aventuras con unos pocos sustos.
¿Cómo fue tu experiencia de rodar en India?
Madre mía, la comida está riquísima. Me gusta mucho la comida mexicana, pero este picante es diferente y también me encanta. Es un país que está muy lejos, estuvimos un día entero sin dormir. Los paisajes son increíbles, pude hacer muchas fotos con una Polaroid que me compré allí.
Texto_Sergio García Otero
Fotografía_Ncuadres
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