Educación desde el respeto y la responsabilidad, dos palabras en peligro de extinción.
Tu hijo, como cualquier otro niño, acude al colegio todos los días. Allí le enseñan inglés, francés y alemán, se está hablando de que el próximo curso quieren incluir chino. Por supuesto tienen iPad y trabajan todo por proyectos. Luego sale y va a baloncesto, robótica y a unas técnicas de mejora de las matemáticas. Me gasto una fortuna, pero es importante para su futuro. Los niños tienen que estar superpreparados para el futuro, ¡para ser los mejores!
Ahora todo es importante: los idiomas, la tecnología, la música y el deporte… Unos objetivos demasiado complejos de alcanzar, demasiado elevados y que convierten a los niños en hipercompetitivos, y que en ningún caso han demostrado un mejor futuro para nadie. Luego llegan las patologías; la que ahora está de moda es el déficit de atención (TDH, TDHA o cualquiera de sus variantes); detrás, otras menos modernas y famosas como la dislexia, la discalculía o la disortografía…
Hace poco nos contaba un papá: «Más vale que tengan un diagnóstico que le obligue al centro a prestar “atención especial”. Porque como no tengas ni un diagnóstico, tu hijo es un vago o es que le cuesta. Y eso sí que te pone las cosas difíciles».
Los niños ahora «tienen que» estudiar, saber, conocer y aprender tantas cosas que nos hemos olvidado de lo que son. Queremos que lleguen a ser, que alcancen, que triunfen, y no permitimos que sean hoy. Los niños son niños, no sabemos si serán peluqueros o arquitectas, juezas o ingenieras, informáticos… Lo que sí sabemos es que los niños hoy son niños y necesitan sentir lo que son y desarrollarlo . Necesitan que respetemos quiénes son, su identidad, su tiempo, sus procesos, sus necesidades, sus gustos, sus intereses y su individualidad al completo. Respetar significa tener consideración, miramiento, tener en cuenta lo que el otro es y lo que necesita. No se puede, y desde luego si se pudiese no parecería sensato, obligar a un bebé a caminar antes de que se sienta preparado para ello. Sin embargo, pretendemos que los niños «caminen» antes de que se sientan preparados para ello en muchas áreas: idiomas, matemáticas, escribir, leer…
Todos los niños aprenden a caminar, y todos los niños disfrutan de aprender si les dejan.
Encontrar un lugar donde nadie pretenda enseñarle al otro más que lo que él desea aprender es difícil. Basarse en el respeto, la confianza y la ilusión por aprender, o devolvérsela a quien la ha perdido, eso sí que es difícil de encontrar.
Hemos adaptado nuestra «ESCUELA INFANTIL», para que sea un lugar absolutamente abierto y respetuoso, donde las familias pueden entrar y estar siempre que lo deseen, compartiendo el tiempo y el espacio de la escuela y aprendiendo con ellos. ¿Hay mayor garantía que poder entrar y ver con tus propios ojos lo que hacen tus hijos en todo momento?
Por las tardes, los fines de semana y los días sin cole, nos convertimos en «EL PATIO DE JUEGOS». Utilizando como base nuestro enorme patio cubierto, ponemos en marcha un concepto de ludoteca dirigida a tres grupos de edades, los más pequeños (0 a 3 años), los medianos (de 4 a 7 años) y los mayores (de 8 a 12 años). La ludoteca es una idea respetuosa donde se aprenden juegos tradicionales, siempre con la misma dinámica del más absoluto respeto a los tiempos y a las necesidades de cada niño. Los juegos tradicionales son una forma de compartir cultura y son fundamentales para mejorar en rendimientos necesarios para el aprendizaje, como la memoria, la concentración o las operaciones matemáticas.
Y para los que necesitan recuperar la ilusión por aprender tenemos «LA ACADEMIA», un lugar donde repasar las tareas del cole, siempre sobre la base de lograr el interés y la ilusión por aprender. En ella ofrecemos además del, en nuestro caso mal llamado, «refuerzo escolar», formación de robótica, inglés para niños y adultos y manualidades.
Existen muchos estudios que demuestran que la confianza en las personas genera más éxitos que cualquier otra estrategia. Confiar en que lo van a lograr es sin duda la mejor decisión que se puede adoptar. Hablar de «Enseñanza Obligatoria» solo complica las cosas. Respeto y obligación son dos conceptos antitéticos que además producen en todos nosotros una respuesta de rechazo.
Aprender es inherente al ser humano y la curiosidad es un elemento clave de aquel, innato a todos y cada uno de nosotros. La pregunta es ¿cómo llegamos a perder estas características innatas y rechazar elementos básicos de nuestra propia naturaleza y tan necesarios para la supervivencia?
Ven a visitar Escuela Infantil y Academia Los Brezos en calle Bélgica 28 o visita nuestra página web www.escuelainfantillosbrezos.es. También puedes ponerte en contacto en los teléfonos 918 013 940 y 620 692 442.
