Valdemoro no deja de sorprenderme. Gratamente. En los primeros cuarenta números de nuestra revista, hemos entrevistado a unos ochenta valdemoreños. Contamos entre nuestros vecinos a dos Premios Goya, a un campeón nacional de atletismo, a un campeón de Muay Thai, a dos campeonas de gimnasia rítmica, a un campeón de culturismo, a un campeón mundial de boxeo, a cantantes de flamenco, a reputados periodistas, a cocineros de prestigio, a pintores, a escultores, a fotógrafos, a filósofos, a escritores, a músicos, a directoras de vídeos musicales, a cantantes de ópera, a fenómenos televisivos, a actrices de series televisivas, al cantante de los Rainbow, a jóvenes promesas del tiro con arco, del motociclismo, del golf, del boxeo; hemos entrevistado a médicos y a maestros, a guardias civiles, a pilotos de autogiro, a ciclistas, a mecánicos del mundial de motociclismo… Todos ellos forman parte de nuestro tejido social.
Y lo que es mejor: quedan todavía muchos valdemoreños célebres, activos, competitivos, con inquietudes, esperando a ser entrevistados. En este número 41, tenemos a Fernando Gracia, campeón mundial de halterofilia en agosto de 2018. Cada uno de nuestros entrevistados encierra una historia de interés.
La semana pasada conocí a un valdemoreño al que, a pesar de nuestro aguerrido interés, nos será muy difícil entrevistar. Sin embargo, nos gustaría contar aquí su historia. Lleva dieciséis años viviendo en Valdemoro, donde disfruta de su jubilación. Se llama Rayo del Líder y fue un regalo personal del dictador libio Muamar el Gadafi al presidente José María Aznar. Llegó a Barajas, en avión desde Libia junto a una misión diplomática de ese país. Se trata de un caballo del desierto, raza equina de pequeña envergadura, descendiente de las mejores yeguadas del presidente libio. Tiene diecinueve años y se aloja en un box de tres metros cuadrados de los establos del Escuadrón de Caballería de la Guardia Civil. Tristemente para su ilustre linaje, no se le ha conocido yegua.
Editorial_Fernando Martín Pescador