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Tengo el enorme placer de escribir el editorial número noventa y nueve de La Revista de Vademoro, que cierra la serie de publicaciones numeradas con dos cifras que comenzó en el mes de abril de 2016 con la portada de Francisco Santiago, cantante de ópera.
Por aquel entonces andábamos cerca de cumplir el primer año. Un tiempo de mucha incertidumbre, de dar identidad y valor a una publicación que apenas conocían los vecinos de Valdemoro. Ocho años y tres meses nos ha llevado recorrer este viaje por las primeras decenas de la publicación. Un recorrido que nos ha permitido despejar la incertidumbre, consolidar la revista como un medio relevante en la localidad y convertirla a su vez en una institución que los valdemoreños valoran.
Conseguir mantener a flote este proyecto durante todo este tiempo no ha sido nada fácil. El culpable de que hoy esté escribiendo estas líneas ha sido José Manuel, director de la revista, con su incesante labor para que la publicación fuera una realidad mes a mes. Altibajos de la economía local, nacional e internacional, una pandemia mundial o una crisis de suministro de papel han sido algunas de los retos con los que ha tenido que lidiar José Manuel para que La Revista de Valdemoro siga llegando a los hogares y comercios del municipio. Ninguno de estos problemas, y mira que eran pesos pesados, han podido con nosotros.
El número de julio-agosto supone el cierre del año escolar 2023-2024. En esta ocasión no solo nos despedimos de lo laboral; ponemos fin a un primer ciclo de nuestra revista. En septiembre volvemos con el nuevo curso en una nueva etapa en la que seguiremos trabajando para dar visibilidad al valor humano, cultural y empresarial que atesora Valdemoro, que dentro de poco se convertirá en una ciudad con 100.000 habitantes.
Sergio García Otero
