El pasado 28 de mayo, cuando gran parte de la Comunidad de Madrid se juntaba para ver la final de la Champions, más de 120 personas se reunieron en los salones Nizza y en la discoteca Spacio de Valdemoro para celebrar el 50.º aniversario de su club de rugby. No es casualidad. Muchos de los asistentes han ido, con frecuencia y a conciencia, a contracorriente.
El Club Filosofía Getafe fue creado en el colegio Ramiro de Maeztu, en Madrid, en la misma cuna del Estudiantes de baloncesto. Mientras la mayoría de los alumnos del Ramiro de Maeztu se dedicaban a lanzar balones hacia una canasta, un grupo de chavales se juntó en 1972 para perseguir una pelota ovalada. Así nació un club que, luego, se trasladó al campo de Filosofía y Letras de la Universidad Complutense y, más tarde, se mudó a Getafe (de ahí el nombre del club).
Hace falta tener mucha personalidad para decidir apuntarse a un equipo de un deporte minoritario, y no cabe duda de que formar parte de un equipo de un deporte minoritario forja carácter. Por eso, fue una noche inolvidable en la que los asistentes recordaron cómo empezó todo, cómo debían apañárselas con la precariedad de los bajos presupuestos —a veces, hasta presupuestos cero—, cómo une un deporte como el rugby… Las paredes de la discoteca Spacio se convirtieron en una improvisada sala de exposiciones donde se pudieron admirar los diferentes uniformes que ha lucido el equipo a lo largo de su historia y fotos de muchos de los equipos y de momentos memorables del club, que, desde sus inicios, comenzó a acumular trofeos: subcampeones de Madrid cadetes en la temporada 1974-75, campeones de Madrid cadetes al año siguiente, campeones de España juveniles en la temporada 1978-79… y, con el equipo femenino, campeonas de la categoría de Plata de la Copa de la Reina en 1992-93 y campeonas de España en dos temporadas seguidas, en 1995-96 y 1996-97.
El Club Filosofía Getafe de rugby tiene las puertas abiertas para todas aquellas personas que quieran apuntarse y practicar este bonito deporte. Como cada vez que se juntan para celebrar al club, todo el mundo se divirtió —hubo hasta banda de música en vivo— sin observarse ningún tipo de exceso. Es comprensible: todos saben que al que se pasa de la raya le espera un organizado placaje de equipo…
