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Entrevista a Alberto Morano

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«Mi carrera como nadador destaca por ser muy diferente a lo normal en natación»

 Dice el dicho que nunca hay que intentar empezar la casa por el tejado. Personalmente, me resulta especialmente grato encontrarme con personas que consiguen sus objetivos por caminos alternativos a lo establecido. Todos ellos son ejemplos de que en la vida hay infinidad de matices que se perfilan con cada una de nuestras decisiones. Como la cosa va de dichos, hay quien dice que donde se cierra una puerta se abre una ventana, y qué razón tiene.

Para corroborarlo, hoy traemos a estas líneas a Alberto Morano, velocista de 50 metros libres y estilo cuya carrera deportiva destaca sobre otras por su peculiar concatenación de los hechos. Su carrera como nadador comenzó como la de cualquier joven que practica la natación para posteriormente detenerse y empezar desde el final, la categoría máster. Desde ese tejado consiguió descender (o ascender) a base de esfuerzo para conseguir alcanzar el máximo nivel de competición dentro de la natación, la categoría absoluta. Entre sus mejores marcas se encuentran una cuarta posición en la Copa de España División de Honor en equipos de relevos y uno de los mayores retos de cualquier velocista, bajar de 24 segundos en los 50 metros libres (piscina larga), cuando paró el crono en 23,93 segundos.

Alberto es nadador de alto rendimiento, pero también es guardia civil de profesión y vocación. Actualmente forma parte del equipo de instructores de educación física de la Academia de Oficiales de la Guardia Civil. Deportista, militar, instructor, padre y marido a partes iguales, en este mes de noviembre tenemos la oportunidad de conocer a un reciente vecino de Valdemoro, cuya peculiar historia no deja indiferente a nadie.

¿De dónde provienen Alberto Morano y su vínculo con el deporte?

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Nací en Madrid. Siempre he vivido en el sur de la Comunidad. Con cuatro años empecé a nadar en Fuenlabrada en los típicos cursillos que te enseñan a nadar. Desde Fuenlabrada, toda la familia nos mudamos a un pueblo cercano a Aranjuez, Ontígola. Los padres siempre quieren que sus hijos hagan deporte, y es cierto que siempre se ha dicho que la natación es uno de los deportes más completos. Nos apuntaron a mis dos hermanos y a mí al Club de Natación de Aranjuez y allí empezamos los tres a nadar con un enfoque más competitivo. Los tres permanecimos allí desde los once hasta los dieciséis años en el caso de mi hermano mellizo y de mí (el mayor nos saca tres años). Con dieciséis, como cualquier chaval, me empecé a interesar por otros deportes, como el fútbol o el judo. Ya con dieciocho te entra la tontería habitual de la época de ir al gimnasio. Siendo adulto lo veo como una tontería, pero creo que casi todo el mundo ha pasado por esa fase. En definitiva, mis padres siempre nos inculcaron lo beneficioso de practicar ejercicio físico y eso, personalmente, ha hecho que haya mantenido un vínculo siempre con uno u otro deporte.

En alguna ocasión has comentado que de joven no te gustaba especialmente la natación.

Sí. Mi desarrollo físico fue más tardío que el del resto de mis compañeros. Era muy canijo y el estirón, como se suele decir, lo pegué tarde. Cuando mi cuerpo maduró y crecí, ya no estaba vinculado a la natación porque había decidido practicar otros deportes. En los ocho años que tardé en retomar la natación se produjo un desarrollo físico en mí que fue notable cuando volví al agua. Cuando volví a nadar, en ninguno de los casos me planteaba la competición. Me gustaba nadar como una variante de mi entrenamiento, pero la competición no la contemplé hasta que llegué a mi primer destino como guardia civil en Palma de Mallorca.

Practicabas otros deportes como el judo y el fútbol, pero finalmente volviste a la natación. ¿Cuál es el motivo para retomar el nado tras ocho años sin practicarlo?

Cuando llegué destinado a Palma de Mallorca lo cierto es que tras el trabajo ocupaba mi tiempo con el entrenamiento. Iba a un gimnasio y cada vez que iba a entrenar me metía en la piscina. Entablé cierta amistad con los socorristas, que vieron mi técnica y supieron que había sido nadador. Al final, como en el resto de deportes, aunque lo dejes por un tiempo, cuando retomas hay una base que denota que lo has practicado antes, y ellos lo supieron ver. En esos cuatro meses que estuve allí ellos hicieron que volviera a interesarme por la competición, pero no dejé de lado el resto de deportes que practicaba. Tampoco pensaba que pudiera llegar a tanto como nadador.

Tu paso por Mallorca supuso un punto de inflexión en tu carrera deportiva.

Dejé de competir en natación con dieciséis años, en categorías inferiores, sin haber dado el salto de crecimiento físico. Nunca había destacado porque físicamente estaba «limitado». Mi mejor resultado en un campeonato de Madrid podría haber sido sexto como mucho. En los ocho años de parón dentro de la natación me mantuve físicamente en buenas condiciones, practiqué otros deportes y estuve en el Ejército durante cuatro años. Cuando ingresé en la Guardia Civil y me destinaron a Palma de Mallorca sufrí un cambio de mentalidad que me hizo querer vincular el deporte con la Guardia Civil. Estando en la isla, los socorristas que te comentaba antes me pidieron que compitiera con ellos, pero yo sabía que tenía que regresar a la península. Pero de allí volví con otra mentalidad que me hizo retomarlo aquí en Aranjuez y llegar hasta hoy.

¿Cómo fue tu regreso a la competición?

Tras volver de Palma de Mallorca, ahora destinado en Madrid en la Unidad de Escoltas, regresé al club en el que empecé, el Club de Natación Aranjuez. Dentro de un club, en el entrenamiento para la competición de natación hay secciones: una para los más pequeños de iniciación a la competición, otra de jóvenes que ya compiten y están en el nivel absoluto y la categoría máster, que son los veteranos. Cuando regresé tenía 24 años y el Club de Natación de Aranjuez no tenía la sección de absoluto. Me apunté al club y empecé a competir directamente en máster. La trayectoria normal de cualquier deportista es pasar por cada una de estas categorías hasta alcanzar el nivel absoluto, la más importante. Yo me salté todo esta carrera para empezar donde la gente termina. Es un nivel importante pero no tan elevado como el absoluto. Estuve cuatro o cinco años entrenando por mi cuenta por incompatibilidad de los horarios de mi trabajo con los entrenamientos y competía en esta categoría máster. Conseguí bastante buenos resultados porque tenía aptitud para esto y eso me permitió dar un paso atrás y llegar a absoluto. Hace poco me hicieron un reportaje porque en España nadie había conseguido llegar a absoluto tan tarde y de la forma como lo había conseguido yo.

¿Cómo fue tu regreso a Aranjuez?

Por un lado, emotivo porque ya no estaba el entrenador con el que comencé de joven pero continuaba su hijo. Por otro, yo quería demostrar que verdaderamente valía para competir. Aunque el enfoque del club estaba orientado más hacia el deporte base, conseguí hacerme mi hueco y entrenar. En ese momento yo estaba en seguridad ciudadana y hacía turnos de noches, mañanas y tardes que tenía que compaginar con las horas de entrenamiento. En ese momento no solo nadaba, seguía practicando judo y jugaba al fútbol. El cambio de categoría a absoluto fue el que me hizo centrarme exclusivamente en la natación. Aún así, tanto el fútbol como el judo me han aportado beneficios a posteriori. Pese a lo que se piensa, la natación no es un deporte solitario. Los entrenamientos se realizan en equipos, y ha habido una parte importante de mi carrera de competición que la he dedicado a la categoría de relevos por equipos. El espíritu de equipo me lo ha aportado el fútbol. Por el contrario, en la concentración y el sacrificio de enfrentarte a un reto tú solo me ha ayudado mucho la práctica del judo.

Con un trabajo estable como el tuyo, ¿te planteabas alcanzar el nivel de dedicación que exige ser un deportista de alto rendimiento?

Para nada. Todo ha sido muy sacrificado, pero creo que ha surgido así gracias a no pensarlo mucho y aprovechar las oportunidades que se me han presentado. Se han aliado todos los astros y eso, por suerte, ha dado este resultado. Ha sido una casualidad buscada, pero no forzada, que cada vez ha ido a más y me ha llevado a entrenar con gente muy buena que también te aporta y te hace crecer como deportista. Todo el tiempo que he entrenado con gente de ese nivel me sirve también ahora para transmitírselo tanto a mis alumnos como a otros deportistas que me piden consejo. En los últimos años he mejorado en mi técnica, no solo deportiva, sino a la hora de transmitir lo que sé. Tener la capacidad de verbalizar y transmitir todo lo que sabes a otras personas creo que es muy importante porque pienso que una parte fundamental de un deportista de alto rendimiento es transmitir todo ese conocimiento que ha ido adquiriendo para que otros deportistas puedan ser mejores gracias a él.

Fotografía_Nacho Escobar

Con 18 años te adentras en el mundo militar. ¿Crees que este trabajo te ha permitido desarrollar tu carrera como nadador?

Ha habido dificultades pero, en este caso, el Ejército me ha aportado valores como el sacrificio y el compañerismo, que están muy presentes en el deporte de alto rendimiento. La disciplina también ha sido fundamental. Hablamos de una disciplina militar, pero como en muchos de los trabajos, debe haber un orden para conseguir tus objetivos. En el deporte de alto rendimiento es imprescindible para poder obtener éxitos. Es cierto que todos estos valores los he adquirido desde muy joven gracias al Ejército y, posteriormente, a la Guardia Civil. Por el contrario, compaginar los servicios con el entrenamiento me fue más complicado hasta que ingresé en la Guardia Civil, donde los deportistas de élite están más regulados. Aún así nunca ha dejado de sacrificarme porque uno siempre se queda con la sensación de que no ha entrenado suficiente.

Dices que entrenabas tú solo, ¿ese entrenamiento te permitía estar al nivel máster?

En máster había un nivel de competición importante, pero las pruebas en las que yo participaba siempre eran distancias cortas. Estas pruebas requieren de entrenamientos exigentes pero no tanto como para distancias más largas. En esa época tenía bastante fortaleza física, por lo que no me costaba tanto mantener un buen nivel máster. Conseguí ser campeón de España máster de mi categoría. Quizás mi salto a absoluto también estuvo motivado por este hecho. El entrenador que se fijó en mí también supo ver que si entrenando solo había conseguido ese nivel, con un entrenamiento en un equipo con medios el salto iba a ser cualitativo y cuantitativo.

El segundo y más importante punto de inflexión en tu carrera deportiva se produce con un viaje a Barcelona.

Ese viaje fue todo un descubrimiento porque ni mucho menos pensaba que iba a terminar así. Cogí una mochila y me monté en un tren que viajaba toda la noche, tardé más de ocho horas en llegar a Barcelona. Mi intención era la de ver el Campeonato de España Absoluto de verano, tener la posibilidad de colarme y nadar con los deportistas y darle una sorpresa a un amigo que competía con el Club de Natación Madrid Moscardó. Me llevé los bañadores y en la sesión de mañana conseguí meterme en el agua, donde localicé a mi amigo haciendo el calentamiento. Se sorprendió al verme y me invitó a estar con todo su equipo durante la competición y conocer a su entrenador. Me preguntó por mis tiempos y le comenté que entrenaba solo. Por la tarde se disputaban las finales y había otro calentamiento. Me volví a meter en el agua y calenté con los finalistas. Desde fuera, el entrenador estuvo ojeándome y cuando terminó el calentamiento me llamó y me dijo que me podía ayudar. Me comentó que necesitaban un crolista y me ofreció pasar a formar parte del equipo. Con 29 años y viniendo de máster, escuchar una propuesta como esa fue algo enorme. Los entrenamientos eran en Madrid y tenía la dificultad añadida de tener que compaginarlos con mi trabajo, pero no dudé en aceptar la propuesta.

En 2012 mejora tu situación profesional y repercute en tus resultados deportivos.

Durante cuatro temporadas estuve entrenando en Madrid. Al comienzo continuaba trabajando en Aranjuez con turnos que a veces hacían que saliera de guardia de noche y, sin dormir, tuviera que ir a entrenar a Madrid. En 2012 pasé a la sección de deportes de la Academia de Oficiales de la Guardia Civil. Los turnos eran regulares y eso me permitió descansar en casa casi todas las noches y mi cuerpo lo agradeció. Además, podía completar una sesión de entrenamiento en el trabajo y otra con el equipo. A partir de este momento comencé a destacar mucho más y obtuve mis mejores marcas. El primer año y medio también me sirvió para moldear mi cuerpo, que tenía una forma muy de gimnasio, al de un nadador, más fino y preparado para dar muchas brazadas. Me costó adaptarme, pero el cambio gracias al curso de Monitor de Educación Física me aportó la rutina necesaria para que la situación revirtiera.

En paralelo inicias tu carrera como instructor.

Así es. En todo este tiempo ya había conseguido en varias ocasiones la consideración de deportista de élite por parte de la Guardia Civil. Esto es lo que me permitió hacer el primer curso de Educación Física, que completé con el curso de Instructor para Suboficiales en la Academia de Infantería de Toledo, el cual me ha abierto muchas puertas a nivel profesional. Esta titulación me permite llevar la preparación física y planificación de uno de los cursos que hay de futuros oficiales. Me encargo de guiar a ochenta alumnos a lo largo de un curso para que estén físicamente en las condiciones óptimas en cada unas de las pruebas físicas que deben superar. Dentro de los cinco cursos que hay en la actualidad, soy el encargado de la rama de educación física de uno de ellos y en el resto realizo apoyo en materia de natación, que es mi especialidad. Todo ello siempre con el beneplácito de mi cadena de mando.

Hemos hablado de tu carrera en la competición civil, pero también has competido a nivel militar.

Cuando consigues la consideración de deportista de élite de la Guardia Civil adquieres unos privilegios, como poder recibir cursos relacionados con la actividad física o tener días de permiso para acudir a competiciones y concentraciones, pero también tienes la obligación de representar a la Guardia Civil o al Ejército en competiciones militares si lo solicitan. Mi participación en competiciones militares y policiales fue en paralelo a las civiles. Junto con mi entrenador civil cuadraba el calendario de competiciones para poder estar presente en ambas en la mejor condición posible. He representado a España en competiciones militares y policiales en varios países. En 2012 estuve en el Campeonato del Mundo Militar celebrado en Suiza, donde conseguí ser finalista. En 2013 participé en los Juegos Mundiales de Policías y Bomberos de Belfast (Irlanda del Norte), donde conseguí alguna medalla. También visité Bruselas, y la última competición fueron los Juegos Mundiales USIP Policiales de 2015, donde representé a la selección española militar junto con compañeros del Cuerpo Nacional de Policía en Bogotá (Colombia). Obtuvimos el quinto puesto, y personalmente logré oro, plata y bronce en las tres pruebas que disputé.

Hemos hecho un repaso por tu peculiar trayectoria deportiva. Ahora a todo lo aprendido le das un enfoque didáctico orientado a tus alumnos. ¿Qué conocimientos les transmites?

Mis alumnos son chavales jóvenes y empatizo mucho con ellos. Yo no puedo exigirles lo mismo que me han exigido a mí porque no a todo el mundo le gusta el deporte. Doy clases de educación física a personas muy diversas entre las que hay un porcentaje muy alto al que le gusta mucho el deporte, otros que simplemente les gusta y otros que no. La virtud está en amoldarse a cada perfil para ofrecerles a cada uno lo que necesita. Me gusta ayudar a aquellos alumnos que tienen más dificultades a la hora de superar las pruebas porque es más gratificante ver que finalmente lo consiguen. Todo el equipo de profesorado se preocupa por que haya el menor número de lesiones posible. Los jóvenes tienen bastantes actos institucionales que hay que tener en cuenta a la hora de hacer una buena planificación. A raíz del último curso que hice como instructor de educación física, guardo un vínculo estrecho con la Academia de Infantería. Cada año solicitan mi colaboración en el programa con una conferencia en la que hablo del deporte de alto rendimiento en general y de la natación en especial. Para mí es un honor colaborar con la Escuela de Educación Física de Toledo porque es la institución que propagó la educación física en España. Ellos crearon la modalidad de INEF, base de la que salen todos los educadores físicos de España.

Eres vecino de Valdemoro desde hace poco.

Como Guardia Civil he venido a Valdemoro en numerosas ocasiones al Colegio de Guardias Jóvenes. Finalmente, mi mujer y yo hemos decidido venirnos a vivir aquí porque es una localidad tranquila en la que tienes todos los servicios necesarios, y muy cerca. Llevamos dos meses viviendo aquí y nos arrepentimos de no haber venido antes. Además, el pequeño de la casa se ha adaptado genial, Julen está encantado.

Para terminar, continúas en el mundo de la competición, ¿qué objetivos te marcas para esta temporada?

En la actualidad soy bastante selectivo con las competiciones a las que acudo. Sigo compitiendo a nivel civil, y a nivel militar no he vuelto a competir desde Colombia. Participo en unas dos competiciones al año y, aunque intento estar al 80 % físicamente durante todo el año, los tres meses antes de la competición me preparo de manera más específica para la prueba. En 2015, a raíz del curso de instructor, me fue imposible compatibilizar los entrenamientos en el Madrid Moscardó, por lo que me puse en contacto con el Club de Natación de Toledo y compito con ellos. Allí entrenaba con Javier Noriega, olímpico y actual récord de España en 50 libres. He aprendido mucho de él. Las competiciones en las que participo tienen como objetivo ayudar al club en los resultados. Mi temporada empieza a partir de enero porque mi fuerte son las piscinas de 50 metros, hasta entonces tan solo se celebran pruebas en piscinas de 25 metros.  Para el 2019 probablemente participe en el Campeonato Absoluto de Castilla la Mancha de verano, al que no pude acudir el año pasado por una lesión, y en el Campeonato de España Absoluto de verano si obtengo buena marca en el regional. Después de tener un hijo, la competición no es mi prioridad. Hoy solo quiero poder disfrutar del deporte, transmitirles a mis alumnos lo que he aprendido y disfrutar de mi hijo y mi mujer.

Texto_Sergio García Otero

Fotografía_Ncuadres