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Entrevista al doctor Cristóbal Suárez

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Jefe de Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología del Hospital Universitario Infanta Elena

 Con el aumento de la esperanza de vida en las últimas décadas, las dinámicas de la población se han visto alteradas. La mejora generalizada en las condiciones laborales también ha permitido que nuestra calidad de vida aumente y podamos realizar actividades poco frecuentes en otros tiempos. La actividad deportiva en edades comprendidas entre los 40 y los 50 años ha aumentado considerablemente debido a estos factores. Nos sentimos mejor físicamente y practicamos más deporte. A priori esto no debería ser perjudicial para nosotros, pero lo cierto es que con el incremento de la práctica deportiva también lo han hecho las patologías asociadas a esta.

Ante este dato, el Servicio de Traumatología del Hospital Universitario Infanta Elena celebró el pasado mes de noviembre la primera edición de la Jornada de Traumatología Deportiva, lesiones deportivas en miembros inferiores. Una apuesta por la prevención en la que diferentes profesionales del hospital aconsejaron a los asistentes sobre las prácticas más adecuadas al practicar deporte. El Servicio de traumatología del HUIE ha sido galardonado en 2019 por segundo año consecutivo con el premio BIC (acrónimo inglés de Best In Class, ‘el mejor en su rama’) al mejor servicio de cirugía ortopédica y traumatología de España en atención al paciente.

Para conocer la excelencia de este departamento nos reunimos con Cristóbal Suárez Rueda, jefe del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología del HUIE desde enero de 2018. Con 42 años se posiciona como uno de los jefes de servicio más jóvenes de un hospital público de la Comunidad de Madrid. Cristóbal acumula más de una década de experiencia que ha desarrollado prácticamente en su totalidad en las instalaciones del hospital de Valdemoro. Tiene formación como traumatólogo especializado en cirugía de pie y tobillo y en traumatología infantil y es miembro de la Sociedad Española de Cirugía Ortopédica y Traumatología, de la de Medicina y Cirugía de Pie y Tobillo, y de la de Ortopedia Pediátrica.

¿Cuáles son tus orígenes?

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Nací en Madrid, siempre he vivido allí y también he cursado todos mis estudios en la capital. Mi residencia como médico fue en Segovia, aunque iba y venía todos los días al trabajo. Cuando terminé la residencia tuve que buscarme un trabajo, como todo el mundo, y tuve la suerte de que coincidió la apertura de varios hospitales en la Comunidad de Madrid. Tras preguntar en varios de los centros, me pareció que el estilo de gestión del hospital de Valdemoro me ofrecía unas posibilidades que eran muy interesantes. Entré como residente muy pocos días después de la primera guardia del centro, debí ser el tercer o cuarto traumatólogo en llegar.

¿Qué percepción tuviste de Valdemoro?

No tenía ni idea de Valdemoro, para mí era un sitio por el que pasaba cuando cogía la A4 para ir al pueblo de mi familia, en el sur. Antes de venir miré en Wikipedia algún dato sobre Valdemoro: cuánta gente vivía, cómo era su gentilicio o quién era Estrella de Elola. Uno de mis primeros salientes de guardia me di una vuelta para conocer lo que era. Es un pueblo que tiene una escultura de un astronauta, solo por eso ya me despertaba mucha curiosidad. Visité la plaza de la Constitución, que también me resultó interesante. Valdemoro me pareció un pueblo tradicional manchego que se ha hecho grande, pero que aún conserva parte de sus orígenes. Aún conserva muchas cosas de esa esencia castellana. Mi familia es de Valdepeñas (Ciudad Real), y la calle Real de mi pueblo tiene varias edificaciones que son muy similares a las que puedas encontrar en el centro de Valdemoro. Más tarde me decidí a coger el coche y visitar también el resto de pueblos a los que ofrece cobertura el hospital: San Martín de la Vega, Ciempozuelos o Titulcia. Titulcia me encantó porque es una población muy pequeña que conserva muy bien su esencia, parece mentira que esté tan próximo a Madrid.

Desde tu ingreso como residente has ocupado todos los cargos hasta llegar a la jefatura del servicio. ¿Cómo concibes el departamento desde la jefatura?

Durante todos estos años fui asumiendo responsabilidades dentro del servicio. Antes de asumir la jefatura me encargaba de la organización de las consultas. Tras la salida del anterior jefe, el servicio quería que asumiera el cargo alguien que conociera el trabajo que se realizaba, por lo que decidí presentarme al puesto. Mi proyecto proponía principalmente mejorar el servicio gracias a la optimización de los recursos que ya teníamos sin perder calidad. Somos conscientes de que somos un hospital pequeño rodeado de gigantes. Es por ello que nuestro principal reclamo para que los vecinos acudan al hospital de Valdemoro, y no se desplacen a otros hospitales, es ofrecer una atención al paciente de la mayor calidad y en el menor tiempo posible. Una de las medidas que adoptamos fue la reorganización de los quirófanos para que los cirujanos puedan pasar consulta cuando no están en quirófano. Este tipo de medidas, además de la optimización de las consultas, ha hecho que el servicio crezca en todos sus ámbitos en un 8 % anual.

¿En qué aspectos estáis centrando vuestros esfuerzos por seguir creciendo?

Trabajamos mucho para evitar consultas que aporten poco valor al paciente. Desde hace un par de años estamos desarrollando un sistema de inteligencia artificial que reduce este tipo de consultas. Este sistema se basa en la combinación del conocimiento médico y la estadística. Por ejemplo: hemos detectado que cuando el médico de cabecera incluía en su informe la palabra hallux valgus, lo que conocemos como juanete, en más de un 90 % de los casos en la primera consulta con el especialista se pedía un tipo de radiografía en concreto. Con este sistema conseguimos que, tras analizar otros aspectos como embarazo, edad, contraindicaciones, o que ya tuviera realizada previamente esa prueba, el hospital se ponga en contacto con el paciente para hacerle la radiografía antes de que la visita al especialista. Si el paciente acude a la consulta con la prueba requerida se reduce el número de consultas y el tiempo de espera. Este sistema de gestión se aplica a numerosas patologías, como la sospecha de rotura de menisco, hombro, columna, pie, etc. En definitiva, trabajamos para crear un sistema más eficiente que nos permita atender a más pacientes y mejor. También estamos trabajando intensivamente en la cirugía precoz de la fractura de cadera. Hemos detectado que el aumento del tiempo de espera desde la fractura hasta la intervención hace que la mortalidad aumente. A partir de estudios muy importantes se ha establecido que la intervención de una fractura de cadera se debe llevar a cabo en las primeras cuarenta y ocho horas, previa estabilización del paciente y siempre que su estado lo permita. Siguiente este protocolo hemos conseguido que en torno al 85 % de las fracturas de cadera que llegan al centro se intervengan en las primeras cuarenta y ocho horas. De hecho, nuestro tiempo medio es de veinticinco horas. Estamos por encima de la media de España y los países desarrollados. Como resultado hemos visto que la mortalidad se ha reducido drásticamente.

¿De qué medios, tanto humanos como materiales, dispone la unidad?

El servicio está compuesto por veinticuatro profesionales, cinco residentes y diecinueve médicos especialistas. Fuimos el primer hospital de nueva creación que consiguió tener residentes de traumatología. Tenemos uno por año y el año que viene nos han concedido dos residentes por año, un hecho muy importante porque da cuenta del crecimiento del hospital. Pasamos aproximadamente 45 000 consultas al año y un total de unas 2900 intervenciones quirúrgicas. El hospital cuenta con todos los medios necesarios para el trabajo diario del servicio. Todas las mañanas disponemos de tres quirófanos operativos y, por la tarde, dos. También contamos con nueve salas de consultas que se utilizan tanto de mañana como de tarde. En cuanto a materiales y aparatología disponemos de las últimas novedades del mercado, de hecho, contamos con una máquina de rayos propia en quirófano para poder tomar radiografías en el momento.

¿Cuáles son las patologías más comunes dentro de la unidad?

En Valdemoro existen tres grandes grupos. El primero de ellos son los pacientes que vienen del hospital San Juan de Dios y el complejo Benito Menni de Ciempozuelos. Entre los dos ofrecen asistencia a 2000 personas. Dentro de las 120 000 personas que atendemos, estas 2000 requieren de una atención adecuada a su idiosincrasia. El segundo grupo son los ancianos. En Valdemoro y su entorno hay numerosas residencias, a las que se suma la población de cada uno de los municipios a los que ofrece cobertura el hospital. Dentro de este grupo las patologías que más se repiten son las fracturas y las de carácter degenerativo, como son la artrosis. Por último, tenemos un grupo importante que ronda los 40 años y sus hijos. Este grupo tiene patologías asociadas en gran parte a la práctica del deporte. También tenemos la gran plaga de finales del siglo XX y principios del XXI, el dolor de espalda. Tenemos una unidad de columna importante porque aproximadamente el 30 % de nuestras consultas tienen que ver con el dolor de espalda y el dolor cervical.

Eres especialista en pie y tobillo. ¿Cómo se debe concebir el deporte para que no sea una actividad de riesgo?

El deporte no es una actividad de riesgo, pero es cierto que se debe practicar con el conocimiento necesario sobre nuestro cuerpo y capacidades. Cuando yo era un niño, un señor de 45 años era un señor que se limitaba a una vida de fumar y no moverse en exceso. En la actualidad un señor de la misma edad sale a correr y se queja porque eso le provoca dolor. Si ese señor sedentario de otra época se hubiese puesto a correr también habría tenido dolores. Debemos ser conscientes de que, aunque nos sintamos más jóvenes, los años pasan por nuestro cuerpo y la actividad deportiva se debe hacer de una manera más controlada. Durante mucho tiempo he hecho traumatología infantil y hemos detectado lo que en los libros se denomina profesionalización del deporte infantil. Los jóvenes y niños de hoy en día realizan con frecuencia entrenamientos demasiado agresivos para su edad y que les provocan patologías. En España hay más plazas de notario que de futbolista profesional, y sin embargo nos centramos en que sean futbolistas y no notarios.

El pasado mes de noviembre celebrasteis las primeras jornadas orientadas a la prevención de este tipo de patologías.

Creemos que las jornadas para profesionales sanitarios enriquecen mucho a todos los asistentes, pero en la práctica el porqué y el para qué de nuestro trabajo son los pacientes. Con la primera edición de las jornadas decidimos abrir nuestras puertas a los vecinos para que nos conozcan y comprendan la importancia de practicar deporte de manera planificada. Una gran parte de las consultas tienen que ver con patologías relacionadas con el deporte. Las jornadas se plantean como una acción de prevención para que, en un futuro, esos corredores que tienen 40 años no sufran afecciones más graves cuando tengan 80. Por regla general, los servicios de traumatología no suelen hacer tantas jornadas de puertas abiertas como hacen en ginecología o cardiología. Al final, los gastos derivados de la sanidad los soporta la sociedad. Lo más barato es invertir recursos en prevención para que no haya un gasto en el futuro. Como profesionales tenemos una responsabilidad moral que debemos transmitir a la población para evitar que se pongan enfermos.

¿Qué temas se han tratado en las jornadas?

Las jornadas se dividieron en diferentes bloques, presentados por miembros del Servicio de Traumatología y con la colaboración del jefe de Servicio de Medicina Física y Rehabilitación, el doctor Koldo Villelabeitia Jaureguizar. El primer bloque quisimos que fuera llamativo. Junto con el jefe de Rehabilitación, quisimos transmitir a los asistentes las posibilidades de la rehabilitación cardiaca con una prueba de esfuerzo en directo. El segundo bloque se centró en el entrenamiento y la importancia del calentamiento y el estiramiento al practicar deporte. El tercer bloque versó sobre los adolescentes y los jóvenes. Tratamos dos grandes temas dentro de este rango de población como son la cadera dolorosa del adulto joven y los pequeños olímpicos, donde hablamos de la profesionalización del deporte infantil, orientado a los padres. En cuarto y quinto lugar, tratamos las dolencias más habituales, el dolor de rodilla, pie y tobillo. El ser humano es bípedo, a diferencia del resto de mamíferos. Con el aumento de la esperanza de vida las articulaciones se resienten por la mayor actividad. En este bloque hablamos sobre diferentes patologías que provocan malestar en estas articulaciones, aportando nuestra experiencia en este terreno. Por último, concluimos las jornadas con una clase magistral en la que hablé sobre aquellos aspectos más cercanos a las humanidades médicas, hablando de la relación histórica entre deportista y médico.

En 2018 el Servicio de Traumatología recibió el premio BIC, uno de los galardones más importantes de la medicina, y este 2019 lo obtenéis por segundo año consecutivo.

El Best In Class es un reconocimiento que organiza la Gaceta Médica y la Cátedra de Innovación en Gestión Sanitaria de la Universidad Rey Juan Carlos. Este año se ha celebrado la decimocuarta edición, y se ha constituido probablemente como el mayor reconocimiento a la gestión sanitaria. El galardón se otorga basándose en un cuestionario muy extenso que deben cumplimentar todas las unidades participantes. En el cuestionario se miden diferentes parámetros atendiendo aspectos totalmente objetivos, como número de consultas, tiempos de espera, etc. Este cuestionario te obliga a revisar tu servicio al completo y conocer mejor cuáles son tus debilidades y virtudes. Aunque lo hemos ganado los dos últimos años, nos hemos presentado durante cinco ediciones, en las anteriores quedamos finalistas. Es todo un orgullo saber que estamos en la mejor línea de trabajo y que crecemos y seguimos mejorando cada año.

¿Hacía qué líneas de trabajo se orienta el departamento para los próximos años?

Estoy especialmente concienciado con la fractura de cadera. En traumatología hay muy pocas patologías que tengan mortalidad, y la fractura de cadera es una de ellas. A la gente le asombra saber que, independientemente de la edad, la mortalidad por una fractura de cadera es del 30 % al año. Esto no quiere decir que vayas a morir en el ingreso por una fractura de cadera, sino que este tipo de roturas pueden desembocar en conductas propensas al inmovilismo, que hacen que aumente la mortalidad. Hemos visto que este porcentaje de mortalidad se puede reducir de diferentes maneras. La primera de ellas es la intervención quirúrgica temprana. Es algo en lo que estamos trabajando de manera muy intensa y los datos que te comentaba anteriormente así lo demuestran. La segunda medida se ha incluido dentro del protocolo de actuación y establece que, si el paciente se encuentra en buen estado, debe sentarse a las veinticuatro horas y a las cuarenta y ocho horas levantarse. Una vez operado, la pierna es capaz de soportar el peso. El único impedimento para recuperar la movilidad lo antes posible es el miedo propio de la caída. Además, contamos con la ayuda del Servicio de Rehabilitación con sus fisioterapeutas, de una terapeuta ocupacional en colaboración con Geriatría, que facilitan la superación de esta fase de miedo y la recuperación de la movilidad. También estamos trabajando para implantar técnicas que minimicen el dolor quirúrgico y permitan un sistema de altas rápidas o fasttrack. En traumatología muchos pacientes están ingresados por el dolor; si reducimos el malestar, los pacientes podrán llegar antes a su hogar, que es el sitio donde quieren estar. Por último, estamos ampliando las posibilidades que aporta el Portal del Paciente para que de una manera rápida y sencilla los pacientes puedan acceder a su información clínica sin tener que pasar por consulta.

Texto_Sergio García Otero

Fotografía_Ncuadres