Conocí a Reyes Martínez en la presentación de su último libro juvenil, Diseña a tu familia. Pincha AQUÍ, en la biblioteca Ana María Matute de Valdemoro el pasado diciembre. La sala estaba repleta de gente. Todos con ganas de arropar a la escritora. Había muchos niños acompañados de sus padres. Se notaba que Reyes era querida en la sala. Isabel Mesa, la representante de la Concejalía de Cultura en el evento, presentó a Reyes como a alguien de la casa. Comenzó mostrando una diapositiva en la que Reyes, para su sonrojo, tenía la misma edad que los niños allí presentes. Podía verse el cariño que Isabel tenía por la autora. Y es que Reyes Martínez, a pesar de los años que lleva viviendo en Gijón por motivos laborales, sigue siendo una mujer, una escritora de la casa, resultado del último tercio del siglo XX de la villa de Valdemoro y fruto, en gran medida, del trabajo y la acción cultural valdemoreña de los últimos años del milenio anterior. No obstante, Reyes fue, durante muchos años, la hija de la bibliotecaria de Valdemoro, y tengo la sensación de que vivió de cerca muchas de las iniciativas culturales de su madre.
En la actualidad, concilia como un superhéroe de cómic sus labores de madre de tres hijos, su trabajo como técnico de rayos X (eso también da superpoderes, seguro) y su gran afición por la escritura. Reyes Martínez ha publicado, hasta la fecha, cuatro libros infantiles, dos libros juveniles y tres novelas policíacas para adultos.
Normalmente, la carrera literaria de un escritor no comienza con la publicación de su primer libro. Tú publicaste tu primer cuento infantil en 2011. Háblanos de la escritora Reyes Martínez desde sus comienzos hasta diciembre de 2011, cuando ve la luz tu Candela y el misterio de la puerta entreabierta.
Desde niña me gustó escribir. Cuando en séptimo de E.G.B. se lo dije a Carmen, mi profesora de Lengua, ella me animó muchísimo. Los lunes por la mañana recuerdo que teníamos que entregar una redacción, con una extensión determinada. Y a mí me costaba ajustarme a aquella extensión.
Después me pareció que la de escritora no era una profesión muy segura y me decanté por otras cosas, pero siempre tenía entre manos cartas o cualquier cosa que me permitiese escribir.
Fue en verano de 2010 cuando mi hijo mayor, que entones tenía siete años, me pidió que escribiera un cuento para un amigo suyo que se marchaba a vivir a Vigo. A partir de ahí, era como si hubiera abierto un grifo. Me surgieron tantas ideas que tenía que sacarlas de algún modo y entonces surgió Candela.
Y Candela ha sido la protagonista de cuatro de tus libros infantiles. Háblanos de este personaje.
Candela es una niña curiosa, atrevida, soñadora, fuerte y con gran corazón. El problema es que siempre está metida en líos, tanto si los busca como si no. Le ocurren cosas «extrañas». Sus amigos ya la conocen y le permiten prácticamente todo.
No siempre se le ocurre la solución a sus problemas, y mucho menos a la primera, así que tiene que tirar de su pandilla para conseguirlo. Valora la amistad, casi por encima de todo, y ellos lo saben. Es intrépida, alocada, valiente… Tiene un pequeño punto de rebeldía que provoca la mayor parte de sus problemas. Según mi madre, es igualita que yo de pequeña; no estoy de acuerdo… del todo.
Entiendo que primero te publicaste el primer libro tú misma pero que, luego, una editorial se sintió atraída por los libros de Candela. ¿Cuál ha sido tu experiencia con estas dos modalidades de publicación?
Al principio fue como una aventura. La sensación de tener en tus manos un libro que lleva tu nombre… en fin, es indescriptible. Me decidí por la autoedición porque en aquel momento las editoriales con las que me puse en contacto no querían ningún escritor novel. Lo podía haber intentado con alguna más o esperar un poco, pero me pudo la impaciencia y me decidí por Círculo Rojo, que es una editorial que trabaja con autoediciones y me gustó la seriedad, el trato, el precio y el resultado final.
La editorial Bambú, de Casals editorial, decidió apostar por Candela y el misterio de la puerta entreabierta cuando llevaba agotadas cuatro ediciones y, posteriormente, se interesaron por Candela y el rey de papel —por cierto, fue gracias a uno de sus comerciales de la zona norte de España, José Manuel, al que le llamó la atención el libro y quiso ponerse en contacto conmigo; a veces, la suerte está donde menos te lo esperas…—.
En mi opinión, cualquiera de las dos modalidades, siempre que compense, es buena. Con la autoedición tienes la limitación de tener que hacer también de distribuidor, pero la cantidad que se gana por libro es mayor. Si una editorial apuesta por ti, tienes la ventaja de que llega a muchos más rincones, pero la cantidad que se gana es menor. Las dos maneras tienen ventajas e inconvenientes. Depende de la meta que cada uno se proponga.
Por lo visto, no solo tienes cosas que contar a los más pequeños. En 2014, publicas tu primera novela para adultos. Una novela policíaca titulada El arcano número 13. Y la protagonista es otra mujer, Sara Benítez.
Sí, la novela negra es un «capricho». Yo empecé a escribir por mi hijo mayor, que es un lector insaciable y, después, intenté dar forma a algunas ideas que me surgían sobre el género que a mí me gusta, que es la novela policíaca. Así surgió El arcano número 13. Como bien dices, la protagonista es la inspectora Sara Benítez, que está totalmente complementada por el inspector Leandro Gómez. Ella se muestra escéptica ante cualquier tema que no pueda demostrar y, sin embargo, él es más abierto a lo intangible. Ella es la razón y él, por así decirlo, la fe. Entre los dos forman un equilibrio perfecto. Son dos personajes que dan mucho juego. De hecho, la novela que acabo de publicar es una secuela y tiene a los dos inspectores como protagonistas de nuevo.
Estás hablando de tu tercera novela para adultos, El primer pecado, un libro que está a la venta desde hace tan solo unas semanas. ¿Qué nuevos alicientes nos ofrece este libro?
Sí, es la tercera novela para adultos y que podría considerarse secuela de El arcano número 13. Se trata de un nuevo caso para la inspectora Benítez y el inspector Gómez, aunque en esta ocasión me los traigo a Gijón. En esta novela, quería un ambiente menos agresivo que el que puede ofrecer Madrid, debido a la diferencia de población, entre otras cosas, y quería también homenajear, de alguna manera, a una ciudad que me ha acogido con los brazos abiertos. Me hacía mucha ilusión hablar de la zona donde vivo y donde me muevo; incluso hablo de gente a la que conozco y a la que tengo especial cariño. Además, voy a continuar con estos dos personajes porque, aparte de que dan mucho juego, digamos que «me caen bien», ja, ja, ja.
Supongo que vas siguiendo el crecimiento de tu hijo mayor y es, por eso, por lo que los dos libros anteriores a esta última novela policíaca están clasificados dentro de la literatura juvenil. ¿Qué retos se te presentaron a la hora de escribir Siete formas de perder el pelo (2015) y Diseña a tu familia. Pincha AQUÍ (2016)?
Desde luego, las novelas juveniles fueron las más difíciles de escribir para mí, porque enfrentarse a adolescentes, aunque sea en el papel, es todo un reto. En Siete formas de perder el pelo me encontré con que la editorial con la que publico los libros infantiles me proponía aumentar la edad a algún libro destinado a los alumnos de la ESO. Tras muchos intentos, me di cuenta de que la mejor manera de llegar a ellos era a través de la fantasía o a través del enfrentamiento a los problemas sin que se note que se están enfrentando a ellos. Los dos libros juveniles tratan sobre temas que pueden preocupar a los adolescentes en algún momento, pero trato de llevarlos con mucho humor, dinamismo y, eso sí, con «moraleja». Para mí, un libro que no aporte nada a un niño o a un adolescente es un libro desaprovechado. Creo que cualquier momento es bueno para inculcar en los jóvenes unos valores que puedan poner en práctica en el futuro.
Para terminar el repaso a toda tu bibliografía, nos queda hablar de tu segunda novela para adultos, Me llamo Roberto. ¿Qué proponías a los lectores en este libro?
Tengo que confesarte una cosa. Me llamo Roberto fue la primera novela que escribí tras Candela y el misterio de la puerta entreabierta, pero, cuando se la di a leer a mi familia, mi hermana me dijo literalmente: «Muy bien, pero no tiene ni una sola descripción». Y tenía toda la razón. Me había centrado en la trama, en que no chirriara, en los nombres y fechas y, en mi cabeza, sabía perfectamente cómo eran los personajes y los escenarios, pero al lector no se los proporcionaba en ningún momento. Así que, mientras me ponía a trabajar en ella, escribí El Arcano número 13 fijándome mucho más en esos detalles.
En Me llamo Roberto intento exteriorizar mi repulsa ante la violencia de género, pero siempre dando un poco de esperanza. Los niños sufren tanto como el que recibe el maltrato y, además, se les está dando una lección equivocada sobre lo que es una familia, esté compuesta de la manera que sea. Hay personas que se encargan de que los niños superen este tipo de situaciones, y esa será, en la novela, la labor de Clara, una asistente social que, de pronto, se ve metida en varios casos similares al mismo tiempo.
Tu capacidad de trabajo es extraordinaria. ¿Cómo consigues conciliar tu trabajo, tu familia y la literatura?
Conciliar, lo que se dice conciliar… A veces tengo la sensación de dejar todo a medias, de que no llego a ninguna de las cosas que hago. Luego, cuando las termino, la satisfacción es mayor. Siempre digo lo mismo, cuando se quiere hacer algo, se hace. Simplemente se da prioridad a una u otra cosa. Por ejemplo, yo tengo la suerte de dormir poco y eso me deja algunas horas más que ocupar.
Hay dos frases que me molestan y que intento no decir, aunque a veces se me escapan. Una es «no tengo tiempo», porque soy de la opinión de que, cuando dices «no tengo tiempo», en realidad estas diciendo «no tengo tiempo para esto en concreto». Y la otra es «no puedo», porque creo que, de entrada, no debemos limitarnos con la palabra. Hay que mirar siempre hacia delante.
Estoy totalmente de acuerdo contigo: hay una serie de frases hechas y usadas con bastante frecuencia que nos limitan, en muchísimos sentidos, por el mero hecho de decirlas. Muchas personas son conscientes del poder de las palabras de los otros y olvidan la gran influencia que tienen sobre nosotros mismos las palabras que nos salen de la boca de forma casi automática. Me gustaría que mi última pregunta fuera todo lo contrario, que supusiera una declaración de intenciones sobre tus metas a corto y largo plazo. Háblanos de cuáles son tus proyectos literarios más inmediatos y de dónde te gustaría estar literariamente (que no virtualmente) dentro de diez o veinte años.
Proyectos literarios tengo varios. Como escribo para niños, adolescentes y adultos, suelo tener varias ideas que van tomando forma según mi estado de ánimo. Ahora mismo, tengo una novela policíaca que sería continuación —o al menos con los mismos personajes— de El primer pecado, y tengo casi terminada la quinta entrega de la saga de Candela. También ando documentándome sobre el acoso escolar para una novela juvenil. Me parece muy interesante que los chavales sepan a lo que se enfrentan y cómo hacerlo.
Me preguntas dónde me gustaría estar literariamente dentro de unos cuantos años. La verdad, me encantaría estar en todas las librerías del mundo (Reyes se ríe, con ganas, de su propio comentario). Al menos, soñar es gratis y me lo puedo permitir. Simplemente, me gustaría poder vivir de lo que escribo. Sobre todo, por poder dedicarle mucho más tiempo. Ahora mismo, el resto de mis obligaciones no me lo permiten.
Como mínimo, me veo (con toda seguridad) con el boli en la mano y escribiendo y escribiendo…
Texto_Fernando Martín Pescador
Fotografía_Ncuadres