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Entrevista Daniel Llamas

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«La natación me ha ayudado a formarme como persona»

Una de las mayores lecciones que aprendes a medida que te suceden cosas y conoces a diferentes personas es tener la capacidad de romper con los prejuicios. Puede parecer una afirmación muy obvia, pero lo cierto es que en muchas ocasiones podemos llegar a perdernos una parte muy enriquecedora del otro si no rompemos con estas barreras mentales.

Gracias a haber interiorizado esta máxima tanto en mí, pude disfrutar especialmente la entrevista con Daniel Llamas, un joven de dieciséis años que se ha proclamado en Madrid catorce veces campeón y once veces subcampeón. A nivel nacional acumula dos campeonatos de España y seis terceros puestos. Con estas cifras queda claro que Daniel es un excelente nadador que tiene un futuro muy prometedor por delante, pero lo realmente interesante de mi conversación con él ha sido conocer a un joven que ha sabido enfrentarse a uno de sus mayores miedos, el agua, para hacer de él una virtud. Irradia fuerza, ambición, optimismo y madurez. En definitiva, una personalidad muy poco habitual en un joven de dieciséis años, que demuestra una vez más cuánto puede llegar a enriquecer a una persona el deporte.

¿Cuál es tu primer recuerdo en el agua?

El primer recuerdo que tengo es muy malo. Mis padres siempre han dicho que no me gustaba nada el agua, que me agarraba a su cuello. Ya con cinco años sí recuerdo que no me gustaba porque veía a mis amigos jugando a otros deportes, como el fútbol. Pensaba que estaba solo mientras el resto jugaba en equipo. Esta sensación la tuve cuando practicaba natación porque tenía que aprender a nadar. Más tarde, cuando empecé a probar el mundo de la competición descubrí algo que me atrajo mucho de la natación y que ha hecho que a día de hoy dedique la mayor parte de mi día a día a practicar este deporte.

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¿Qué es lo que te mantuvo firme y no te hizo abandonar?

En un primer momento fueron mis padres. No te voy a negar que se me pasó muchas veces por la cabeza dejarlo y jugar al fútbol con mis amigos. Después de eso, lo que me motivó a seguir fue pasar a formar parte de un club de natación. Para mí fue el motivo que lo cambió todo, allí pude entender y disfrutar de lo que era el compañerismo en este deporte. Encontré un lugar donde había gente de mi edad que sentía lo mismo que yo.

Comienzas tu inmersión en la natación por unas clases de natación ordinarias en el colegio Lagomar. ¿Cómo se produjo tu evolución desde una concepción puramente formativa hacia un objetivo de competición deportiva?

Con dos años empecé a nadar en este curso que comeentrenentas del colegio Lagomar. Allí estuve hasta los seis años, cuando empecé a sentir ciertas ganas de competir, nada serio en realidad. Eso me hizo pasar al Club de Natación de Valdemoro, donde hice mis primeras participaciones en competiciones muy pequeñas, a nivel local. En el Club de Natación de Valdemoro tan solo estuve un año. Fue entonces cuando pasé a formar parte de un club que sí competía, el Real Canoe Club de Natación. En las primeras competiciones los resultados no fueron para nada lo que yo esperaba. Eso me motivó a seguir trabajando más duro en el entrenamiento hasta que pude cambiar esa situación y mejorar mis tiempos en la piscina.

¿Cómo afronta un chaval de ocho años pasar a formar parte de un club de la envergadura del Real Canoe?

Hice la prueba con algunos compañeros y tuvimos la suerte de que todos pasamos a formar parte del club. En el club estuvimos tres años, hasta que por la crisis la sección en la que yo nadaba dejó de existir y nos tuvimos que marchar a otro equipo. El Canoe fue mi primera experiencia dentro de la competición y de un club grande. Allí aprendí mucho sobre los valores de la natación, el compañerismo, y crecí mucho como nadador. Varios compañeros hablamos con el Leganés, y actualmente es el club en el que llevo seis años nadando.

¿Qué diferencias apreciaste entre esa primera concepción de la natación como una actividad que practicas dos veces por semana a tener una visión de club donde la competición es la prioridad?

Cambia drásticamente. Ahora mi vida gira en torno a la natación. No es una dedicación completamenta, pero sí te diría que en un 85 % tienes que pensar en ella. Mi vida gira en torno a esto, los estudios, quedar con los amigos, pasar tiempo con la familia, el descanso…

Dentro del mundo de la competición también hay diferentes grados de implicación. Tú has escogido el que mayor compromiso requiere.

Por supuesto. Creo que si en la vida quieres conseguir algo tienes que darlo todo por ello. Yo tenía muy claro que quería obtener unos muy buenos resultados en la natación y para eso llega un momento en tu carrera como deportista que, como si fuera una rosca de volumen, tienes que girarla hasta el tope para dar el máximo de ti. No hacer una apuesta tan fuerte genera barreras o límites en los que es muy probable que te quedes estancado. No hay duda de que es un sacrificio importante, pero creo que, si finalmente consigues tus objetivos, siempre merece la pena.

¿Cuál fue la primera competición formal que supuso un reto para ti como deportista?

La primera liga que disputamos en Móstoles. Hasta el momento yo había competido en algún encuentro en la piscina Valdesanchuela de Valdemoro, que era un entorno bastante pequeño en el que nos conocíamos todos. Dar el paso a la competición a nivel autonómico fue un reto porque no nadaba en casa y había mucha gente que no conocía y que estaba muy bien preparada. Es un momento en el que esos nervios y tensión, que ya conoces, se intensifican por estar en un sitio que te es desconocido.

¿Cómo se estructura la competición en natación?

Existen dos temporadas en el año, la competición de verano y la de invierno. El número de pruebas en las que participas depende de tu condición física, tus aspiraciones y las decisiones que tome el club. Existen momentos de la temporada en los que participas en todas las pruebas y otros en los que te reservas físicamente para afrontar mejor aquellas que son tu fuerte.

¿Cómo ha sido tu evolución en las competiciones?

Ha sido una evolución muy progresiva. En los comienzos había una competición que se denominaba «nadador completo», consistía en nadar cuatro pruebas a los cuatro estilos, crol, mariposa, espalda y braza. Entre los aproximadamente sesenta chavales que competíamos se concedía una medalla a las siete mejores puntuaciones que se acumulaban en todos los estilos, logré quedar segundo. Ya en competición autonómica, recuerdo que mi primer logro fue quedar tercero en 50 libres de Madrid. Salí emocionado de la piscina. El resto de victorias se han ido sucediendo poco a poco gracias a un trabajo muy duro y a un apoyo incondicional del equipo.

¿Qué recuerdo tienes de tu primera competición nacional?

Fue en alevín de primer año, tendría doce o trece años, y el campeonato se celebraba en Madrid. En el paso a la competición nacional todos esos nervios y tensión que te comentaba se incrementaron por diez porque había muchos nadadores que venían de muchos puntos de España, que se parecía muy poco a mí y que estaban mucho más entrenados: se veía. El primer año fue extraño, una decepción. Esperaba conseguir mejores resultados y supuso como un toque de atención que me hizo empezar a entrenar más duro. Ese mal sabor de boca es lo que me ha motivado estos tres últimos años a crecer como nadador.

¿Qué hay que hacer para llegar a un campeonato nacional?

Como dice mi entrenador, no hay mejor satisfacción que un trabajo bien hecho. Creo que en cualquier aspecto de la vida si quieres hacer algo y solo vas a dar el 50 % de ti es mejor que no lo hagas. Tienes que darlo todo para intentar conseguirlo, porque si lo consigues habrás llegado a tu meta, pero si no lo consigues tendrás la satisfacción de que lo diste todo. Para alcanzar una competición nacional hay que entrenar muy duro. En natación no se accede a una competición por la fortuna de haber ganado una inferior que te permite ascender. Es más duro que eso. Existen unas marcas que debes conseguir batir, lo que supone mucho trabajo y constancia para llegar a posicionarte por debajo de estos tiempos que se marcan.

Has quedado campeón de España en dos ocasiones y has acumulado seis terceros puestos. ¿Cuándo consigues tu primer título nacional?

El primer título en un campeonato de España lo conseguí como equipo, con el Leganés. Conseguimos un tercer puesto en una prueba de relevos. Fue una sorpresa para todos y un impulso enorme para el equipo. Creo que nos hizo ver que podíamos, nos unió mucho y fue la base del ambiente de equipo tan fuerte que tenemos ahora mismo en el club. Creo que ese buen ambiente que hay entre todos es muy importante a la hora de nadar.

Puede parecer que la natación sea un deporte muy solitario, pero nada más lejos de la realidad, ¿no es así?

Por supuesto que no, es todo lo contrario. Cuando tú ves competir a un nadador lo ves solo en un poyete, pero lo cierto es que en la grada está todo su equipo apoyándole. No es lo mismo afrontar un entrenamiento o una competición con un grupo de gente que te cae bien, o que con algunos ni siquiera te llevas, a saber que vas a nadar con un grupo de amigos que te apoya. Cuando estás haciendo las últimas series y no puede más, el apoyo de tus compañeros es lo que te motiva a seguir y conseguir terminar. Mi entrenador nos dejó muy claro que este deporte es un 30 % físico y un 70 % mental.

Una de los procesos que atraviesan todos los nadadores es la definición de su estilo. ¿Cuáles son tus potencialidades en este deporte?

Todavía no he definido mi estilo por completo. Con dieciséis años todavía es una edad temprana para centrarte en uno o dos estilos en concreto. También es cierto que a partir de esta edad comienzas a ver cuáles son tus puntos fuertes, tanto física como mentalmente. Creo que un nadador tiene que ser bueno en todos los estilos y dominarlos, pero es cierto que también tienes que ser consciente de tus limitaciones. En mi caso, tengo la preparación física suficiente para afrontar una prueba superior a 200 metros, pero mentalmente hay algo que me lo impide. Los resultados también te van definiendo las pruebas que más dominas. La braza tampoco es uno de mis puntos fuertes pero hasta hace poco nadaba todos los estilos menos este. Últimamente me decanto más por crol y mariposa en pruebas cortas (50, 100 y 200 metros).

La mariposa es un estilo muy físico que no todo el mundo domina.

Bueno, como en todos los estilos, hay un factor muy grande de práctica. Es cierto que es un estilo que en una primera toma de contacto es más complicado de dominar y puede generar frustración. Una vez superada esa barrera es cuestión de entrenar mucho para mejorar tu técnica y ser más eficiente dentro del agua. Es un estilo complicado y eso se ve en las competiciones. En una prueba de 50 metros estilo libre puede haber 150 nadadores; sin embargo, en una modalidad de mariposa puede haber 40. Afrontar pruebas largas en estilo mariposa también es un reto importante porque requiere de mucho entrenamiento.

Ya se ha comentado que este deporte tiene un factor psicológico que juega un papel muy importante en la competición. ¿Cómo trabajas tú este ámbito en los entrenamientos y de cara a la competición?

Pues en esto hay algo muy curioso y es que no me gusta pensar en la prueba antes de nadar. Cuando llego a la cámara de salida suelo competir contra dos colegas con los que me llevo muy bien y me gusta ponerme a hablar con ellos. Cuanto más pienso en la prueba más nervioso me pongo, He probado a hacer de todo antes de empezar: escuchar música, estirar, dar saltos… Pero lo que más me ayuda es hablar con la gente. Una vez que llegas al poyete, ya sí te pones nervioso. Cuanto más controlados estén los nervios mejor, porque te pueden jugar una mala pasada. En el club tenemos un psicólogo deportivo que nos ayuda a afrontar las competiciones, es una ayuda importante dentro de la preparación de cada prueba.

Con ocho años participas en tus primeras competiciones y a los nueve decides federarte. ¿Qué supone dar el salto a federado?

Federarte como nadador significa que compites para la Federación de Madrid, es decir, aspiras a competir y obtener un título autonómico. Dentro de la natación hay pruebas o competiciones que no requieren estar federado, por lo que hacerlo es también una declaración de intenciones. Yo me federé porque tenía un propósito, quería algo más, y creo que la mayoría de los que lo están también lo han hecho por este motivo.

Hablemos de tu rutina de entrenamiento. ¿La exigencia ha ido aumentado con el paso de los años? ¿Cómo asimilaste ese cambio de entrenamiento cuando das el salto a la competición?

El volumen de entrenamiento y las exigencias ha ido aumentado progresivamente, pero es cierto que ha habido puntos clave en los que el nivel ha aumentado bruscamente y tienes que adaptarte. Quizás el más brusco fue cuando pasé a formar parte del Canoe. En el Club de Natación de Valdemoro entrenábamos dos días a la semana, mientras que en el Canoe se entrenaban cinco días a la semana. Fue un cambio bastante fuerte que tuve que encajar. Actualmente, estoy en seis días de entrenamiento semanales y, en cuanto termine el instituto, comenzaremos a doblar las sesiones, es decir, a nadar por la mañana y volver a hacerlo por la tarde (cinco horas de entrenamiento diario).

Cuéntanos en qué consiste tu entrenamiento.

El entrenamiento se construye en base a una planificación anual que se conoce como una montaña rusa. La temporada comienza en septiembre, después del verano. En esta primera fase se hacen metros muy largos para comenzar a coger forma. A continuación vienen los bloques más fuertes donde comienza el entrenamiento más intensivo. Las últimas semanas antes de la competición se afina la técnica, esos puntos estratégicos que son los que finalmente te dan la victoria. En este deporte todo es la mano, tocar el primero. Los entrenamientos también varían según la competición, los velocistas y los nadadores de fondo hacen rutinas diferentes. Los meses fuertes de competición son en enero y febrero para la temporada de invierno y junio y julio para la temporada de verano. Como dice mi entrenador, sobre la importancia de los entrenamientos: «Las medallas se ganan en los entrenamientos y se recogen en las competiciones».

¿Cómo has ido compaginando todos los ámbitos de tu vida con la natación?

En un primer momento es algo muy complicado de gestionar. Tienes que tomar la decisión de que la natación es tu prioridad y a partir de ahí intentar encajar el resto de piezas. Una vez que asientas una rutina y normalizas los entrenamientos entiendes que realmente no pones en riesgo otros ámbitos de tu vida importantes, como los estudios. Algo muy bueno que me ha aportado la natación es la ayuda a gestionar mi tiempo y, en consecuencia, también me ha forjado como la persona que soy.

Durante una temporada yo también fui nadador como tú y con la perspectiva del tiempo he entendido que la edad en la que te encuentras tú, entre los 14 y los 16 años, se produce el mayor abandono del deporte. ¿Eres consciente de esto? ¿Qué es lo que te motiva a ti para no ser como el resto de jóvenes?

Soy consciente de que es una edad muy complicada y creo que la clave para no abandonar el deporte es la motivación. Mi motivación dentro de la natación es querer más, no soy conformista. En esta edad también comienzas a ver quién quiere dedicarse realmente a esto y quien no, porque hay muchos factores que entran en tu vida: los estudios, la universidad, la fiesta, etc., y te hacen elegir un camino u otro. Esto se refleja en las competiciones de la categoría absoluta, donde hay gente que realmente quiere estar ahí. Por eso los tiempos que hacen son tan espectaculares.

¿Qué te ha aportado la natación fuera de lo puramente deportivo?

Creo que me ha ayudado a ser como soy, no solo como deportista, sino también como persona, en todos los ámbitos de mi vida. Para mí es muy frecuente comparar cualquier obstáculo que me encuentro en la vida con la natación. Hacer esa comparación me ayuda a pensar en los problemas y trasladar cómo abordaría ese problema desde la piscina a la vida. Todos los días aprendo cosas nuevas gracias a la natación, valores que se adquieren a base de esfuerzo y de conocerse a uno mismo.

¿Cuáles han sido tus referentes o aspiraciones como deportista?

Siempre me he fijado en Rafael Nadal. Me parece un deportista muy constante que ha sabido mantenerse en lo alto con el paso de los años. Su manera de afrontar adversidades como las lesiones es una lección para cualquier deportista. Michael Phelps también es un referente para mí, porque ha sufrido etapas muy malas de las que ha sabido recuperarse.

¿Qué valoración haces de tu actuación en este punto de la temporada?

Todavía queda la recta final y por delante hay competiciones muy importantes para el club, como el Campeonato de España de verano en el que esperamos obtener buenos resultados. Todo el club está haciendo un esfuerzo muy importante de cara a esta competición. También queda por disputarse el Campeonato de Madrid de verano en el que también queremos tener una buena actuación.

Resulta admirable tu implicación con el club y la sensación de grupo que transmites al hablar en plural sobre las competiciones.

Para mí la natación es un deporte colectivo en el que entrenas todos los días con tus compañeros. Desde fuera puede llegar a no entenderse esta sensación de pertenencia a un grupo, pero cualquier persona que haya practicado la natación seguro que entiende de lo que hablo.

¿Cuáles son tus objetivos para esta temporada?

Creo que lo importante no es acumular medallas, sino salir satisfecho. La natación es un deporte muy irregular en el que de diez intentos te pueden salir dos. Unas décimas te hacen colocarte el primero o estar en el quinto puesto. Esto es una realidad que sabemos todos los que nadamos y que tenemos que afrontar. Es por ello que el objetivo no es conseguir un primer puesto, que siempre te llena como deportista, sino salir del agua creyendo que has hecho tu trabajo y lo has dado todo. Para mí una derrota sería pensar que podía haber hecho algo más y no lo hice.

Con 16 años tienes toda una carrera deportiva por delante, ¿qué objetivos de futuro te marcas?

Representar a España en unas olimpiadas sería uno de mis sueños. Hasta llegar ahí hay un camino muy largo en el que hay que trabajar mucho, primero estar por debajo de los tiempos tan exigentes que marca el acceso a la selección nacional y recorrer competiciones tan importantes como europeos y mundiales. Es un proceso en cadena en el que tienes que trabajar muy duro para conseguirlo, pero creo que habrá que hacerlo y esforzarse para ello. Si no sale, al menos, poder tener la sensación de que lo he puesto todo para intentar alcanzarlo.

Texto_Sergio García Otero

Fotografía_Ncuadres