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Entrevista con Edu Carrillo

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Celebrar a los valdemoreños, como hacemos en La revista de Valdemoro, es celebrar a todos los seres humanos. Celebrarnos como individuos y como especie. Celebrar a los campeones deportivos que tenemos en nuestra villa es celebrar a todos los campeones posibles, a la figura del campeón, y es celebrar, también, todos los deportes. Celebrar es compartir una victoria: los campeones, mostrando la humildad necesaria para reconocer que todo éxito es fruto del esfuerzo, el apoyo y la participación de muchos; los no campeones, alegrándose y reconociendo los triunfos del ganador. Así se sentaron, en Grecia, las bases del deporte y del juego de la democracia hace dos mil quinientos años.

En la entrevista de este mes, nos gustaría celebrar a Eduardo Carrillo. Edu es militar de vocación y de profesión (las Fuerzas Armadas, siempre en plural, son también fruto del esfuerzo, apoyo y participación de una nación). Edu es uno de los pilotos del Falcon 900, el avión de transporte de autoridades del gobierno español, formando parte del 45 Grupo de Fuerzas Aéreas. Carrillo es, además, un gran atleta, campeón del mundo individual y por equipos de pentatlón aeronáutico militar. Nacido en Murcia, Edu Carrillo llegó a Valdemoro cuando tenía ocho años. Aquí estudió primaria y gran parte de secundaria. Aquí tiene a sus amigos y aquí fijó su residencia cuando volvió de la Academia Militar.

Su padre, militar también, estuvo destinado dos años en el sur de Holanda y allí se llevó a toda la familia. A Edu le tocó cursar segundo y tercero de la ESO en un colegio internacional. Carrillo confiesa que esos dos años en Holanda configuraron gran parte de su personalidad.

¿Cómo fue tu experiencia en Holanda?

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Nuestra estancia en Holanda me pilló en una edad de cambio y para mí fue una experiencia inolvidable. Siempre he dicho que todas mis vivencias allí configuraron enormemente la persona que soy hoy en día. Fui a un instituto internacional y las clases eran en inglés. También tenía clases de holandés. Llegué a tener unas nociones básicas del idioma, para manejarme por allí, pero, al no usarlo, ahora no podría decir lo mismo. Lo mejor del instituto internacional era que cada uno de nosotros venía de un país diferente. Mi mejor amigo era japonés. Tenía amigos estadounidenses, ingleses, franceses, africanos… Sigo en contacto con muchos de ellos y eso me ha ayudado siempre a tener una visión del mundo global e integradora. La escuela internacional era como un instituto americano: había bandas, grupos de teatro, todo tipo de actividades extraescolares… Yo me uní a una banda de rock como batería.

¿Dónde aprendiste a tocar la batería?

Estudié lenguaje musical y estuve tocando la flauta travesera durante unos cinco años en la Escuela Municipal de Música de Valdemoro. Sin embargo, la batería fue otra historia. Cuando llegué a Holanda, descubrí la percusión y se convirtió en una verdadera pasión. Si me preguntaran por un talento innato, sería ese. El primer día de clase de música en el instituto internacional me senté en el taburete de una batería y me di cuenta de que me salía solo. Nadie me enseñó y era capaz de reproducir lo que escuchaba con cierta facilidad. Así que allí me tenías tocando la batería para la banda de rock del instituto. Fue una etapa muy divertida. Sin embargo, cuando llegué a la Academia Militar, no encontré manera de seguir con la música. Tras graduarme en la Academia, quise retomar, pero, al enfocarme tanto en el deporte, no he encontrado el momento.

Música, deporte y, en la Academia, también te dedicaste a escribir.

Creo que es algo que me ha definido desde que era pequeño. Siempre he querido probarlo todo. Siempre que pedían voluntarios para una actividad, cada vez que nos ofrecían algo nuevo, siempre se me levantaba la mano sola. En la Academia, una de las actividades adicionales a la instrucción militar y académica que nos ofrecieron era participar en la revista de la institución. Estuve colaborando de primer a cuarto curso. Redactaba artículos sobre los eventos importantes de la Academia, me ocupaba de escribir las crónicas de los campeonatos deportivos en los que competíamos, entrevisté al coronel de la Academia, que era una persona con mucha experiencia militar. Llegué a escribir para la Revista Aeronáutica, que va dirigida a todo el Ejército del Aire…

Tu padre también es militar. ¿Llevabas la carrera en la sangre?

Creo que sí. Desde pequeño, me llamaba la atención todo lo que hacía mi padre como militar. Me gustaban las armas, los aviones… si mi padre estaba vestido de camuflaje, yo me quería vestir de camuflaje. Obviamente, quería ser militar sin saber lo que implica la profesión. Para mí, significaba tener una vida muy activa, aventurera… Cuando, finalmente, me puse a prepararme para entrar en la Academia, fui más consciente de todo lo que implicaba. Nunca me he planteado ser otra cosa. Y, dentro del ejército, quería formar parte del Ejército del Aire. Tuve que hacer el examen de Selectividad dos veces porque, en la primera, no obtuve la nota deseada y, en las dos ocasiones, solo solicité Ejército del Aire. Jamás me planteé pertenecer a alguno de los otros ejércitos. Al principio, quería ser paracaidista, como mi padre. Finalmente, opté por ser piloto.

Para esto, tuviste que irte a la Academia Militar de San Javier, en Murcia.

Lo recuerdo como una época exigente. En la Academia, se deben preparar tres titulaciones: la carrera militar, la aeronáutica e ingeniería industrial. A la exigencia de los estudios, hay que añadir el régimen militar en el que se cursan. Durante todos nuestros estudios, tenemos unos horarios estrictos: no podemos saltarnos las clases, las convocatorias de examen, hay unas horas de estudio estipuladas y no puedes quedarte a estudiar por la noche fuera de esas horas… Hay que hacer deporte todos los días, tenemos que hacer guardias algunos días, también están las guardias nocturnas… En la Academia, hay también mucha tensión porque la mayoría de los que entran quieren ser pilotos y no todos lo consiguen. En mi opinión, cualquiera podría aprender a pilotar un avión. El único problema es que, en la Academia, hay que ser capaz de hacerlo tras muy pocas clases de instrucción. Hay mucha presión, especialmente cuando vas viendo que hay compañeros que no lo consiguen… A pesar de todo esto, yo guardo muy buenos recuerdos de la Academia. Hay momentos difíciles, especialmente al estar lejos de amigos y familia, pero es una época que recuerdo con mucho cariño.

Además, la Academia te permitió introducirte en el mundo del deporte militar.

Siempre me ha gustado el deporte. Mis padres siempre han sido muy deportistas. Desde pequeño, me iba a correr con mi padre y ya entonces hicimos algunas  carreras de orientación. Tuve un profesor de Educación Física en el colegio Marqués de Vallejo, Agustín, que, para mí, rompió moldes. Nos invitaba a probar de todo: patinaje, gimnasia deportiva, balonmano, voleibol. Él era un buen modelo para nosotros porque era, también, un gran deportista: montañero, esquiador… Como he dicho, siempre me ha gustado probar todos los deportes. Jugué en el equipo de baloncesto de Valdemoro. Cuando volví de Holanda, jugué mucho al tenis. Fue el primer gran deporte para mí. Durante los años que practiqué tenis, aprendí los grandes valores del deporte: el sufrimiento, el esfuerzo… En la Academia, intenté seguir con el tenis, pero no pude. Allí, comencé a correr. Me volví a meter en carreras de orientación. En mi tercer año en San Javier, por ser orientador, el entrenador del equipo nacional de pentatlón aeronáutico militar, que estaba concentrado en San Javier, me invitó a formar parte del equipo. Se me dio bien y ese año participé en el primer campeonato de España. Una vez más, vi la posibilidad de participar en algo más. Casi todos eran alumnos de la Academia de otros cursos. Conseguí buenos puestos, conseguí afianzarme en el equipo, conseguí experiencia y, en el año en que me gradué, hice mi primer podio. Hice un segundo puesto individual en el campeonato de España. No me quedé primero por muy poquito. Hasta el último día pensé que podría alcanzarlo, pero el ganador se me escapó en la última prueba por los pelos.

¿Ya teníais un buen equipo organizado?

En esos años, con el equipo de alumnos de la Academia conseguimos un segundo puesto y dos primeros puestos por equipos. El futuro de la selección nacional era prometedor. Sin embargo, hacia 2017, el equipo se vio obligado a renovarse: dos chicos se lesionaron; otro, lo dejó para centrarse más en su unidad; otro chico, que además era nuestro número uno, se mató en un accidente de F-18 en Torrejón… El equipo se quedó un tanto desangelado. Hay que explicar que el equipo lo componen seis o siete personas, y son cuatro, los que mejor forma tienen en ese momento, los que participan en un campeonato. Desde esa renovación que hubo, pasé a ser el titular número uno del equipo. Gané mi primer campeonato de España en 2017 y se empezó a remodelar el equipo. Se trajo gente nueva, se hizo un gran esfuerzo, empezando desde cero. Antiguos miembros del equipo, con mucha experiencia, se unieron a nosotros, para aconsejar y preparar a los nuevos miembros.

Entonces llegó Wuhan 2019.

Los Juegos Mundiales Militares se celebran cada cuatro años. En 2015 se celebraron en Corea del Sur y, en 2019, tuvieron lugar en Wuhan, en China. Normalmente, hay, también, campeonatos mundiales anuales de la mayoría de los deportes, pero, en los cuatro años comprendidos entre 2015 y 2019, por una razón o por otra, no hubo campeonatos mundiales de pentatlón aeronáutico militar. Así que era la primera vez que los nuevos componentes del equipo de pentatlón aeronáutico militar del Ejército del Aire español participábamos en un evento como este. Todos los componentes que habían participado en 2015 habían dejado el equipo. Fue una experiencia increíble. Estos juegos se coordinan a través del Consejo Internacional de Deporte Militar (CISM) y China los organizó como si se tratara de unos verdaderos juegos olímpicos. Al evento acudieron unos diez mil participantes de todo el mundo.  Algunos de los deportes de los Juegos Mundiales Militares son deportes que se pueden encontrar en unos Juegos Olímpicos. Otros son puramente deportes militares. Para ser un equipo nuevo, conseguimos una cuarta plaza por equipos. Nos animó mucho porque eran diez los países participantes y nos animó a pensar que el podio era posible. En la clasificación individual, me quedé séptimo en Wuhan. La de tiro suele ser la primera prueba. Era mi primera participación en unos juegos como estos y gané la prueba de tiro, igualando el récord mundial. Tuve suerte e hice una buena tirada. Luego vino el resto de las pruebas y China, que, como anfitriona, había preparado muy bien a todos sus equipos, ganó el resto de las pruebas.

¿Siempre se presentan los mismos países a esta modalidad de pentatlón?

No hay muchos más países que practiquen el pentatlón aeronáutico militar. Digamos que los fijos son siempre Finlandia, Noruega, Suecia, Dinamarca, España y Brasil. Hay otros países que suelen participar, pero no siempre: República Checa, Ecuador, Lituania, China, Ucrania, Rusia…. Por lo general, se presentan entre 9 y 12 países.

Entiendo que, tras los Juegos de Wuhan, hubo un parón de estas pruebas por culpa del coronavirus.

Sí, hubo un parón de campeonatos hasta que España decidió celebrar el Campeonato del Mundo en 2021. Decidieron organizarlo en Gran Canaria entre noviembre y diciembre de 2021. Entrenamos mucho. Organizamos un campeonato a nuestra medida, para darnos más opciones. El mes de antes, albergamos el Campeonato de España. Se nos dio bien y lo ganamos por equipos y yo lo gané en la clasificación individual. Para culminar la formación del nuevo equipo, habíamos estado participando en un buen número de campeonatos de esgrima, de orientación… En Gran Canaria, nos preparamos en la piscina y en la pista donde iban a tener lugar las pruebas…

Es la ventaja de ser el anfitrión de las pruebas deportivas.

Sin embargo, ese mismo septiembre tuve una lesión muy seria de rodilla y creí que no podría llegar al Campeonato Mundial. Me hice a la idea de que, individualmente, no tenía muchas posibilidades. Para colmo, en la prueba de tiro, hice la peor tirada de toda mi carrera. Pensé que mis opciones individuales se habían disipado. Así que me olvidé de mis retos personales y me mentalicé para aportar el mayor número de puntos posible para el equipo. Fue entonces cuando el equipo me respaldó muchísimo. Fue una lección muy importante. Nuestro objetivo fue colarnos en el podio en la clasificación por equipos. Y, gracias a ese compromiso como equipo, logramos ser campeones del mundo por equipos y yo, que me vi aupado por todos mis compañeros, conseguí la primera posición en la clasificación individual. En mi opinión, los dos podios, el de equipo y mi individual, se lograron debido al trabajo de todos los miembros del equipo, al trabajo del entrenador, al del fisioterapeuta, al de los organizadores…

¿Qué supone para unos militares como vosotros una victoria como esta?

Tras la victoria, vivimos unos meses muy dulces. Nos concedieron la medalla del deporte internacional militar y, más tarde, las cruces del mérito aeronáutico, que es una de las condecoraciones aeronáuticas más importantes del Ejército del Aire y del Espacio. Luego yo entré en una votación para ser elegido mejor deportista militar del año a nivel mundial. Este galardón lo coordina también el Consejo Internacional de Deporte Militar. Primero hay una votación popular y luego una decisión del Consejo, a partir de los logros obtenidos por cada uno de los candidatos. Conseguí también el galardón: decidieron que había sido el mejor deportista militar internacional del año. Esos tres meses se convirtieron en uno de los momentos más felices de mi vida. Me maravilló el respaldo de mi familia y de mis amigos. Recuerdo que la ministra de Defensa estuvo superpendiente de los resultados… Tuve que ir a Lima para recogerlo en una convención del Consejo Internacional de deporte militar.

¿Y qué tal fue el Campeonato Mundial de este año 2022?

El equipo nacional de pentatlón aeronáutico militar es el que, históricamente, más logros ha conseguido para el deporte militar nacional. Sin embargo, no habíamos conseguido un campeonato desde 2003. El Campeonato Mundial de 2022 tuvo lugar en Finlandia a finales de agosto. Por un lado, yo no pude entrenar tanto como para el anterior. Mis compañeros en la unidad habían hecho también un esfuerzo para cubrir mi ausencia durante mi participación en el Campeonato Nacional y Mundial del año anterior. Por equipos, nos quedamos cuartos. A lo largo de los días del campeonato, fuimos terceros, incluso segundos, pero, en el último día, cometimos varios errores y nos quedamos los cuartos. Yo conseguí un tercer puesto en la clasificación individual, pero no me supo tan bien como cuando conseguimos podio como equipo.

Es hora de que nos expliques cuáles son los deportes del pentatlón aeronáutico militar.

Este deporte militar se inventó en Francia en los años cuarenta del siglo pasado. Se eligieron deportes que impulsaban las habilidades que debe tener un tripulante aéreo: la capacidad de orientación, la capacidad de concentración, los reflejos, la capacidad de manejar mucha información al mismo tiempo, que es como se vuelan los aviones… Originariamente, eran cinco pruebas, pero la quinta, la prueba de evasión, se dividió en dos y ahora son seis pruebas. Eso sí, solo se te cuentan las cinco pruebas en las que mejor puntúas y se elimina la puntuación de la prueba en la que consigas tu peor marca. Las seis pruebas son: tiro de pistola de aire comprimido, que es el tiro de precisión olímpico de arma corta; natación; esgrima; la prueba de balón, que es un circuito en el que se utilizan las normas del baloncesto y que es una prueba de coordinación y destreza; la pista de obstáculos militar; y una carrera de orientación. No es fácil entrenar las seis pruebas. Lleva mucho tiempo, con lo que no hay mucha gente que pueda dedicarse a ello.

¿Cuáles son tus próximos retos deportivos?

Como he comentado siempre, lo más importante es mi carrera militar. Mi profesión me hace muy feliz. Disfruto la posibilidad de tener una gran variedad de experiencias vitales, de conocer otras culturas, de colaborar con otros ejércitos. Disfruto un montón las relaciones personales que se experimentan en las Fuerzas Armadas. El deporte es, adicionalmente, muy importante en mi vida y me gustaría continuar en el equipo de pentatlón aeronáutico militar, un deporte que es un reflejo de mi vida: la clave del pentatlón aeronáutico militar no es ser excelente en uno o dos deportes. La clave es ser bueno en todas las pruebas. No destacas en ninguna, pero todas se te dan bien. Y eso ha sido una definición de mi vida deportiva desde bien pequeño y de mi vida en general: tocar todos los palos, participar en todas las actividades posibles y conseguir experiencias de todas ellas. Todo eso me ha facilitado ser un deportista muy completo que no destaca en nada pero que se defiende y es constante en todas las pruebas.

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Es muy posible que el próximo Campeonato Nacional de Pentatlón tenga lugar en Sevilla a partir del próximo mayo. El militar español que más campeonatos de España ha ganado a lo largo de la historia de este deporte ganó un total de seis. Edu Carrillo lleva cuatro y su objetivo es batir ese récord. En cuanto a los campeonatos mundiales, en el pasado, ha habido cinco campeones españoles, pero ninguno lo ha ganado dos veces. El reto internacional de Edu Carrillo es conseguir un segundo campeonato mundial. Todavía no hay sede para el próximo, aunque muy posiblemente se organice en Suecia o en Brasil. En estos momentos, el rival individual a batir es el ucraniano Dmitriy Kmetjuk, que en Finlandia ganó la mayor parte de las seis pruebas y que logró varios récords, incluido el récord mundial en puntuación individual.

Texto_Fernando Martín Pescador

Fotografía_Ncuadres

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