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Entrevista con Tina de Luis Santiago

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Quedamos en una cafetería del centro de Valdemoro y le explico a Tina que ese café que nos vamos a tomar es uno de los momentos más placenteros de mi vida actual. Durante los últimos siete años, con una frecuencia aproximada de una vez al mes, me siento a tomar un café con la persona a la que voy a entrevistar para el próximo número y, entre los dos, abrimos la puerta a un mundo de intercambio de ideas y de sentimientos. Tendemos puentes y creamos vínculos. Algunas de esas personas ya eran amigos míos antes de entrevistarlos para La revista de Valdemoro. Con otros, la entrevista me ha servido para entablar una amistad que dura desde entonces. Algunas cosas de las que me pasan me hacen volver a ellos y a la entrevista que tuvimos y entonces los entiendo mejor.

Antes de empezar nuestra entrevista, anticipo que, con Tina de Luis, todo va a ser muy fácil. Es escritora y educadora como yo y desprende una energía, un amor por la educación y por el mundo de las letras que vaticinan un agradable encuentro. Tina estudió primero Magisterio en la especialidad de francés, pero luego siguió estudiando y ha estado formándose en su profesión a lo largo de toda su vida. Ha publicado diez novelas y, en la actualidad, además de seguir escribiendo lleva a cabo la promoción de su último libro, Los acordes rotos del destino. Tina de Luis tiene una conexión muy especial con Valdemoro desde hace 38 años y viene a nuestra localidad unas cuantas veces al año.

Comenzamos nuestro café hablando de educación y de su evolución a lo largo de los últimos años. Recordamos cómo han cambiado las ratios en las aulas (cuando éramos niños, había en clase más de cincuenta alumnos por aula) hablamos de todos los avances que se han llevado a cabo a favor de la integración dentro de las escuelas y mencionamos cómo han cambiado los hábitos de lectura. Echamos de menos, aquí nos puede la nostalgia, la magia que tenían los libros en nuestra infancia. Tina sigue considerando que los libros son mágicos y da mucha importancia a cada uno de los detalles del libro. Para su última novela, buscaba una portada única y maravillosa, lejos de las imágenes de archivo que manejan las editoriales. Para ello, colocó los ojos de su madre en la portada. Pasamos a hablar del oficio de escribir y de cómo han cambiado también las cosas a la hora de publicar y de poder competir con las líneas editoriales que dominan el mercado. Es hora de comenzar nuestra entrevista.

¿Cómo, cuándo y dónde se origina tu afición por la escritura?

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Es algo que he sentido siempre. Desde pequeña. En estos momentos, me viene a la memoria un recuerdo que estoy segura tuvo su importancia. Cuando era niña, nos regalaron dos libros a mi hermano y a mí. Para mí, ambos libros eran las puertas a dos mundos mágicos y consideraba que el autor era un mago. Los leí un montón de veces. Uno era de Don Gato y otro era de los Picapiedra. Supongo que algunas personas tienen una tendencia humana a la lectura. Me cuentan que aprendí a leer muy pronto y recuerdo que leía todo lo que caía en mis manos: disfrutaba las lecturas de Emilio Salgari, del Capitán Trueno y de Jabato, pero, a la vez, no me daba ningún apuro leer las historias románticas de Corín Tellado o las fotonovelas que llegaban a mis manos. Desde pequeña, me recuerdo escribiendo poemas y cuentos. Recuerdo haber ganado algún concurso en el instituto… pero la vida te va plantando prioridades y debes volcarte en los estudios, en el trabajo, en la familia… Hay muchos momentos en los que encontrar tiempo para escribir no es fácil.

Primero comenzaste a encontrar ese tiempo para escribir literatura juvenil.

Me he dedicado al mundo de la educación durante toda mi vida. He enseñado en todas las etapas, desde infantil, a primaria y a secundaria. Supongo que me sentía cercana a las sensibilidades e intereses de mis estudiantes. Un día, me enteré de que una editorial quería iniciar una colección de libros infantiles y juveniles. Lo vi como una oportunidad llamando a mi puerta. Escribir literatura juvenil me permitía escribir novelas más cortas. Eran textos que no te absorben tanto como cuando escribes una novela más larga para adultos. Presenté dos novelas y me publicaron las dos: La amenaza de Torre Encalada y En la piel del corazón. Esta última giraba en torno a una serie de valores (la integración, la inclusión, la empatía, la aceptación de las diferencias…) que a mí me parecen fundamentales. Poco después de su publicación, el gobierno de México anunció una convocatoria en la que andaban buscando libros de lectura que trabajaran  los valores humanos. La iniciativa de esta convocatoria se llamaba Los libros del rincón y las obras seleccionadas serían utilizadas para fomentar la lectura en las escuelas mexicanas. Muchas editoriales en lengua castellana presentaron sus propuestas y En la piel del corazón fue uno de los cuatrocientos libros seleccionados por un comité del Ministerio de Educación de México. De todo esto, yo me enteré a posteriori, pero, aparentemente, se presentaron unos once mil títulos a la convocatoria. Una vez se hizo la preselección nacional de estos cien títulos, cada estado mexicano elegía unos cien libros. Veintitrés de los treinta y dos estados del país azteca eligieron mi libro. Así que En la piel del corazón se distribuyó por más de ochenta mil escuelas de México para las aulas de sexto curso. Para mí, fue todo una gran sorpresa. Un día, me pongo a buscar algunos de mis libros en internet y, de repente, veo que mi nombre aparecía en una convocatoria del Gobierno de México. Todo esto me ha dado muchas satisfacciones: descubrí que había foros de lectura de niños mexicanos que comentaban el libro y me produjo enorme satisfacción ver cómo En la piel del corazón había formado parte de la educación emocional de millares de mexicanos. Recientemente, un estudiante de ingeniería mexicano se dirigió a mí a través de mi blog para agradecerme el hecho de que mi libro le había ayudado a apreciar el placer por la lectura. El libro fue reeditado por Bohodón y ha sido utilizado también en escuelas de Las Rozas y Majadahonda.

¿Escribiste En la piel del corazón pensando en tus alumnos?

Los educadores tenemos mucha suerte al poder trabajar con los más jóvenes. Yo siempre he pensado que, aunque nosotros somos los que cobramos por el trabajo, el intercambio de enseñanzas es continuo y considero que he aprendido de mis alumnos tanto o más de lo que yo he intentado enseñarles. Lo niños, sobre todo los más jóvenes, no dejan de enseñarnos sobre el corazón infantil. Los mayores van aprendiendo a esconder los sentimientos, son menos inocentes y más cautos, pero, cuando son tan pequeños, te lo dicen todo, te hablan con el corazón. Todo eso me ayudó muchísimo a escribir para jóvenes.

De hecho, tienes cinco novelas juveniles más.

Algunas son puramente juveniles, pero otras son libros que pueden ser disfrutados por lectores de todas las edades. Uno de esos libros es El despertar de la frontera invisible.  Tiene una trama de aventuras que gira en torno a un libro, que llega a manos de la protagonista de una forma muy especial. En ese libro, tuve la suerte de que un gran artista, Pablo del Pino, hiciera las ilustraciones y diseñara la imagen para la portada. Es un libro que también fue usado en algunos institutos de la Comunidad de Madrid y que, en un principio, decidí comercializar a través de Amazon. El autor de hoy en día debe probar todas las formas posibles de publicación. Pero, si publicar en una editorial tradicional ya conlleva dedicar mucho tiempo a la promoción del libro, publicar en una plataforma online requiere mucho más tiempo por parte del autor. En España se publican unos noventa mil títulos al año. Destacar entre este número de publicaciones es siempre complicado.

El siguiente libro lo cediste a una ONG.

La fundación Magdala había trabajado ya mucho con mi primera novela en muchas escuelas. Llevaban a cabo una labor magnífica y fue una pena que dejaran de funcionar durante una de las últimas crisis económicas de nuestro país. Me pidieron que escribiera un libro para ellos y les ofrecí El enigma de Agridulce. Asunción del Fresno colaboró, de forma voluntaria también, con unas ilustraciones magníficas.

Has publicado tus últimos libros con la editorial Bohodón.

Sí, estoy muy contenta con ellos y me consta que varios autores de Valdemoro también han publicado con esta editorial. Antes de trabajar con ellos, publiqué Blas: libros, temblad en una editorial más pequeña y Necher: Conjuros de eternidad, un libro de aventuras, también con varios niveles de lectura, con una protagonista de dieciocho años que viaja al Egipto de hoy en día y al Egipto de los faraones… También publiqué un libro de relatos, en el que quise recopilar algunos de los textos más interesantes que había ido acumulando a lo largo de los años. Con Bohodón, comencé con Elda y los cinco mundos; a partir de ahí, sacamos la novela La asombrosa habilidad de mear sin hacer ruido. Esta novela cuenta, con cierta ironía ácida, la historia de varias mujeres. El título ya indica que está escrita en clave de humor y refleja cómo, por convenciones sociales, debemos guardar las formas hasta en los momentos más íntimos. Después siguió una reedición de En la piel del corazón.

Y en febrero de 2022, salió tu último libro, Los acordes rotos del destino.

Es una novela llena de intriga y misterio. No es una novela histórica, pero la trama se desenvuelve desde el final de la Guerra Civil hasta nuestros días y cada uno de los lugares en los que se ambienta es reflejado con el mayor realismo posible. La mayoría de los personajes que aparecen en la historia existieron, aunque les he cambiado el nombre.

La música juega un papel importante en la novela y eso aparece reflejado ya en el título.

Durante mucho tiempo, pensé que el título del libro sería Lágrimas sobre el piano. En el libro, menciono unas cuantas canciones y me gustaría invitar a los lectores a buscarlas en internet y escucharlas como actividad paralela a la lectura. He sido enormemente cuidadosa y me he asegurado de que cada una de las canciones había sido publicada en el año en el que la menciono en la novela o en los años anteriores.

¿Cómo llegaste a conocer la historia que nos cuentas en esta novela?

En 2018, una amiga mía compró un piso en el centro de Madrid, por la zona de Princesa. El piso había estado abandonado durante diez años, desde que el último y más anciano de los propietarios tuvo que dejarlo para irse a una residencia. Lo habían dejado de la forma que dejas tu piso cuando te vas unos días de vacaciones. No se habían llevado nada. Antes de cambiar y reformar la vivienda, mi amiga me llamó y me pidió que fuera a verlo. Era un verdadero museo de la historia reciente de España. Una capa de polvo cubría esa historia y le daba un aspecto casi fantasmagórico. Allí estaban las zapatillas de andar por casa al borde de la cama, una caja de galletas a medias, la gruesa guía de teléfonos sobre una mesa, abierta y con las gafas de leer encima del último número de teléfono que habían buscado, los retratos en las estanterías de cada habitación… Un piso así nos estaba contando una historia fascinante. Jesús Callejo, director de La escóbula de la brújula y colaborador en múltiples medios, y yo, a través de la información que me dio mi amiga, contactamos con la persona que había vendido la casa, nos reunimos con ella y nos contó la historia de la familia que había vivido en ese piso. Nos dieron permiso para utilizar los nombres auténticos de los personajes, pero yo preferí cambiárselos. La familia era originalmente de Cádiz, pero yo la trasladé a Valladolid, provincia que conozco mucho mejor. Me gusta que mis personajes hablen con giros lingüísticos de la zona de la que proceden y me era más fácil si eran de Valladolid. El padre era ingeniero, pero yo lo convertí en arquitecto. Fueron ocho hijos y, en la novela describo su trayectoria vital, que fue muy similar a la de los ocho hijos de esta familia. Claro, yo incluyo una trama argumental que se diferencia muy bien de toda la historia real de la familia.

Además de la promoción de tu novela, ¿cuáles son los proyectos que tienes ahora entre manos?

Tengo una imaginación muy activa y siempre tengo varios proyectos en la cabeza. En estos momentos, tengo tres novelas en mente. La primera sería un thriller que giraría en torno al mundo de los escritores y los editores de libros. Me gustaría que fuera un libro que rozara el género negro. Me gustaría ser fiel a esa realidad que conozco bastante bien y me gustaría, también, salpicarla con algunos acontecimientos históricos relevantes. La segunda la tengo más avanzada. La protagonista es una niña con alguna dificultad educativa, que aún no tengo bien definida. Es una novela que tiene lugar en un instituto, pero que está orientada para adultos. Y, por último, tengo una idea para una novela de fantasía, no sé si atreverme a decir de ciencia ficción; una novela tipo gesta, donde se creen unos mundos épicos…

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Terminamos hablando de nuestras lecturas. Tina de Luis me dice que procura ir cambiando de autor en cada lectura para descubrir mundos distintos. Lee un poco de todo: los libros premiados, recomendaciones, intenta intercalar algún libro clásico. Me dice que, en su época de estudiante, leía, sobre todo, a autores masculinos, que eran los que predominaban en las lecturas obligadas, pero, paradójicamente, prácticamente todos los autores que menciona son mujeres: Emilia Pardo Bazán, Rosa Chacel, Gloria Fuertes, Irene Vallejo, Julia Navarro, Dolores Redondo, Matilde Asensi, María Dueñas, Laetitia Colombani, Isabel Allende… Entre los autores masculinos, le encanta Miguel Delibes, al que siempre vuelve. Me cuenta que tiene ganas de releer La hoja roja. También menciona a Luis Landero y me dice que ahora quiere leerse la última novela de Luz Gabás, la que le ha permitido ganar el premio Planeta…

Texto_Fernando Martín Pescador

Fotografía_Ncuadres

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