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Intervenciones educativas con caballos en el IES Neil Armstrong

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Mejora de los niveles de autoestima y regulación de ansiedad, aprendizaje de estrategias para la resolución de conflictos, autorregulación de la conducta, educación emocional, desconexión de dispositivos digitales, motivación, aprendizaje de habilidades sociales…  estos son algunos de los beneficios, avalados por la comunidad científica, que proporcionan las intervenciones asistidas con caballos que el IES Neil Armstrong de Valdemoro, en colaboración con la hípica El Carrizal de Cubas, está ofreciendo a su alumnado, de forma completamente gratuita, a través del programa «A caballo por la Luna», dentro del Plan de Cuidado Emocional del centro y con la ayuda del programa PROA+.

Estas intervenciones se llevan a cabo dos días a la semana, en horario de tarde, para dos perfiles de alumnado: los lunes acuden los alumnos del instituto con trastorno del espectro autista (TEA) —el IES Neil Armstrong es el único instituto público de Valdemoro preferente para este tipo de alumnado— y es toda una lección de vida verlos interactuar con los caballos mientras se ve cómo se hacen casi invisibles las no pocas barreras que suelen encontrarse a diario —más aún durante la adolescencia—.

Los miércoles acuden grupos del resto de los alumnos del IES que, tras una cuidadosa y profesional selección por parte del Departamento de Orientación y de la psicóloga del PROA+, necesitan de esta ayuda extra para, resumiendo mucho, sentirse mejor —que no es poco—. Y es que, en estas sesiones, además de poder disfrutar de un entorno natural absolutamente desconectado de cualquier dispositivo móvil, de las increíbles instalaciones de la hípica El Carrizal de Cubas, del cariño y amabilidad de sus dueños, Fernando y Vivi —sin ellos… sin su solidaridad e implicación, este proyecto no sería posible—, se inician, sobre todo, en el camino de la identificación y de la gestión de las emociones, propias y ajenas, gracias a la naturaleza del caballo, auténtico espejo capaz de mostrarles cómo se sienten en realidad, incluso cuando ellos mismos —en esa adolescencia repleta de altibajos— no son capaces de saberlo. Aprenden que todas las emociones son necesarias, oportunas y propias de los seres humanos; y que el auténtico reto no es evitar las que se suelen tachar de negativas, sino aprender a manejarlas y, sobre todo, ser capaces de extraer de cada una de ellas el mensaje que transporta, que debe servirles de indicador para el complejo viaje hasta la vida adulta y, por supuesto, durante ella.

Para cada grupo, y para cada alumno, se diseña una intervención a medida de sus necesidades. Y, por lo que se deduce de las encuestas de valoración de la actividad, se están obteniendo resultados positivos más que significativos. Hay alumnos que afirman haberse librado de la ansiedad desde que iniciaron el programa; y padres que perciben mejoría en sus hijos, sobre todo en el ámbito de las relaciones familiares y sociales.

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Ya han vivido esta experiencia cinco grupos de alumnos y sus familias porque, además de los beneficios para aquellos, las familias cuentan en la hípica El Carrizal de Cubas con un espacio para compartir sus experiencias y, por supuesto, disfrutar de un paseo por sus instalaciones o permanecer en el acogedor salón que tienen disponible.

No son pocos los profesionales que, de forma voluntaria y altruista, colaboran en esta actividad, pionera a nivel nacional: Paco Galera, director del Neil Armstrong, que ha hecho lo posible y lo imposible por sacarla hacia delante; Isabel Vera, responsable del proyecto, profesora del instituto y titulada con el Máster en Terapias Ecuestres e Intervenciones Asistidas con Caballos por la Universidad Pablo de Olavide; Sara Acevedo, Lidia Ruiz e Ignacio González,  orientadores del centro; María Jesús Campos, psicóloga del programa PROA+; Almudena Ondoño y Jorge de Casas, maestra de Pedagogía Terapéutica y técnico de integración social, respectivamente, del Aula Neil (Alumnado TEA); tutores, equipos docentes y demás miembros de la comunidad educativa. Gracias a todos ellos, las intervenciones educativas asistidas con caballos se vuelven accesibles para los alumnos del IES Neil Armstrong que las necesiten.

Una mención especial merecen Fernando Puntas y Silvia Moreno, dueños de la hípica El Carrizal de Cubas que, cuando conocieron el proyecto, no dudaron ni un segundo en dar acceso a sus instalaciones y a cubrir cuantas necesidades han ido surgiendo. Porque la gran implicación de los profesionales del Neil Armstrong no hubiera sido suficiente sin un espacio como este, absolutamente escrupuloso con la seguridad y con el bienestar de los caballos.

Es toda una experiencia tener el privilegio de asistir, como espectador, a algunas de estas sesiones, en un marco privilegiado, e impregnarse de la ilusión y el entusiasmo que hay en cada uno de los integrantes de este proyecto, destacando, claro está, a los miembros equinos del equipo: Fergus, Queena, Duque y Triana.

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