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María Alía, campeona de España de tenis de mesa escolar

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«Competir a este nivel es un sueño hecho realidad»

Hay personas que nacen con un don para el deporte. Ese es el caso de María Alía. Esta joven valdemoreña de catorce años comenzó su andadura deportiva cuando se escapaba del alcance de su madre mientras le daba la merienda para no parar de correr con sus amigos. Su afición por la carrera llevó a sus padres a inscribirla en un club de atletismo local, donde empezó a dar sus primeras zancadas en competiciones y fue sentando las bases de una deportista nata. Con tan solo siete años se proclamó campeona de Madrid en 1000 metros, y sumó varios triunfos también en 500 y 50 metros. En total, un montante de más de noventa trofeos y diplomas en apenas una década.

Una desafortunada lesión, o quizás no tanto, cambió su rumbo deportivo y, tras varios años de parón, le llevó a probar un deporte completamente nuevo, el tenis de mesa. Sin apenas conocimientos, más que los adquiridos con su abuelo en una mesa en las vacaciones de verano, María comenzó en el Club de Tenis de Mesa Villa Valdemoro. Su crecimiento exponencial la llevó la pasada temporada a jugar con el Club Tenis de Mesa Parla en la liga 2.ª Territorial y División de Honor femenina. El punto de inflexión de su carrera como tenista también se produjo la pasada temporada, cuando fue seleccionada por la Comunidad de Madrid y se alzó con el título de campeona de España por equipos en edad escolar. María también está convocada por la Federación Española, con quienes se ha concentrado en varias ocasiones.

Mientras tanto, como cualquier joven, continúa creciendo también como persona. Es aquí donde el deporte ha marcado una huella indudable. María transmite seguridad, madurez, respeto y educación, factores que sin duda le harán conseguir grandes éxitos tanto dentro como fuera de la pista.

Nuria, has acompañado a María en toda su carrera deportiva. ¿Cómo se introdujo en el deporte?

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De pequeña ya se le veían las ganas por hacer deporte. Siempre me pedía que le diera la salida para empezar a correr. Su hermano mayor iba a actividades polideportivas y ella se escapaba a las que hacía su hermano. Uno de los profesores me recomendó que la apuntara a atletismo, yo le contesté: «Si no la cojo ahora, cuando haga atletismo…». Finalmente, saciamos sus ansias por correr apuntándola al Club Amigos del Atletismo.

¿Qué recuerdo tienes de esa época, María?

A mí siempre me ha gustado hacer deporte, nunca he puesto ninguna pega por ir a entrenar. Al principio para mí era un juego, corría por divertirme con mis amigos, ya fuera en el colegio o en el club de atletismo. Siempre he tenido muy claro que me gustaba este deporte, aunque en el pueblo también practicaba otros, como natación y natación sincronizada, y ciclismo.

¿Sabías lo que era el atletismo y la competición?

Para mí era correr, solo correr. Me ponía a correr y no pensaba en nada más, quizás de esta forma fue más fácil no tener miedo a seguir avanzando. Entrenaba porque me gustaba correr y me divertía. En una ocasión me ofrecieron apuntarme a una carrera y, como me gustaba tanto el atletismo, accedí sin dudarlo. No recuerdo cuál fue la primera carrera que gané, pero sí una de las primeras, un cross, antes de empezar a competir en pista. La experiencia de ganar me gustó mucho y recuerdo que mis padres me tenían que apuntar a carreras con niños más mayores porque en mi categoría apenas había competiciones. Poco a poco los entrenamientos también se fueron haciendo más complejos porque no solo corríamos, también hacíamos salto de valla, de longitud, etc. A pesar de todo, lo seguía viendo como un juego, no me obsesionaba la victoria tanto como divertirme.

¿Crees que esa ha sido la clave para conseguir más éxitos deportivos?

Yo creo que sí, porque si te obsesionas, puedes castigar mucho a tu cabeza y conseguir todo lo contrario. Si tu cabeza no está pensando en eso, la estás usando para conseguir otras cosas que, a lo mejor, te pueden permitir ganar, pero que seguro van hacer que te diviertas mientras practicas deporte.

Todo apuntaba a que ibas a ser una atleta durante mucho tiempo, sin embargo ahora destacas en el tenis de mesa. Cuéntanos por qué cambiaste de deporte.

Participando en una carrera de cross metí el pie en un hueco y me partí el tobillo. Continué corriendo para llegar a la meta y lo que podía haber sido un simple esguince se convirtió en una rotura. Estuve durante meses escayolada hasta que me recuperé. Los médicos me dijeron que hiciese vida normal. Para mí la vida normal era salir a correr. Al retomar el atletismo sufrí una herida en el hueso fracturado que no me dejó volver a correr. En la casa del pueblo, Ortigosa del Monte (Segovia), tenemos una mesa de ping pong en la que jugaba con mi abuelo, lo normal. En las fiestas de ese año se celebró un torneo y me apunté. Pensaron que jugaba en un club, pero lo cierto es que yo no tenía ni idea. Me animaron a que me apuntara a algún club y vimos que en Valdemoro había uno, me apunté y ahí empezó todo.

Era un deporte muy diferente al que ya practicabas. ¿Cómo es empezar de cero en otro deporte?

Fue un momento difícil para mí y noté mucho el cambio. Estuve cuatro años sin poder practicar deporte porque el tobillo me seguía molestando y eso afectó a mis notas en el colegio. Fue entonces cuando busqué este nuevo deporte. Comencé en el tenis de mesa hace cuatro años. Al principio me enseñaron lo más básico, golpear la bola, porque no sabía absolutamente nada. Es un deporte muy duro porque tienes que desarrollar los reflejos y tener mucho control sobre tus movimientos. Conseguir lo que te propones y tener un control sobre la bola requiere mucho entrenamiento.

¿Te planteaste desde el principio competir en el tenis de mesa?

Al principio no porque me costaba controlar la bola. Una vez que adquieres toque, tu entrenador te va marcando unas exigencias que poco a poco intentas ir consiguiendo. No es fácil porque tú haces lo que puedes. La clave para no haber abandonado este deporte fue pensar que podía hacerlo. Si no crees en ti mismo y en tus capacidades para conseguirlo, nunca vas a llegar donde te propones.

¿El aprendizaje que tuviste como atleta te ha servido en tu etapa de tenista?

Siempre lo he tenido muy claro, yo no voy a ganar. Eso lo aprendí en atletismo y ha sido mi lema estos años en tenis de mesa. Hay una gran diferencia entre pensar que vas a ganar y pensar que puedes conseguirlo. Si piensas que vas a ganar, la derrota supone una frustración. Si piensas que puedes conseguirlo, perder es una forma de aprender y mejorar. Otra similitud entre los dos deportes es que son muy psicológicos. En ambos estás sola frente a uno o varios rivales (en el caso del atletismo), y saber gestionar mentalmente situaciones en las que vas perdiendo o estás peor físicamente también te puede hacer ganar carreras y partidos.

¿Cuándo te ves con confianza para enfrentarte a una competición?

Yo no tenía ni idea de lo que era una competición de tenis de mesa, lo llamaba ping pong. Mi entrenador principal, Santiago Herrero, que para mí siempre será mi entrenador aunque me haya cambiado de club, me animó a que me apuntara al torneo, me dijo: «Apúntate, da igual si pierdes». En Valdemoro pocas personas se presentaban a los torneos, y en el primer torneo me acompañó. Me apoyó durante toda la competición y eso me hizo ver que daba igual si ganaba o perdía, lo importante era que tenía que estar ahí, compitiendo.

¿Cómo ha sido tu evolución en la competición de tenis de mesa?

Empecé perdiéndolo todo, seguí perdiéndolo todo y con trabajo llega un momento en el que adquieres esa confianza que te hace estar menos nerviosa delante de un rival. Te relajas y las victorias llegan. Sigo perdiendo a veces, pero es muy diferente a como lo veía antes. Ahora cuando pierdo, de alguna manera, también he ganado. Aunque el rival me haya ganado en juego, para mí es una victoria porque he estado ahí; he hecho un partido más y el resultado de un papel no es relevante. De todos los partidos se puede aprender mucho, y tener la posibilidad de disputar un partido más significa tener la posibilidad de seguir aprendiendo.

¿En algún momento has pensado en abandonar el tenis de mesa?

Los comienzos no son nada fáciles. Al principio no tienes ni conocimientos ni destrezas, no sabes nada y andas a ciegas, vas dando pasitos confiando en que llegarás a algún sitio. En ese periodo de primer aprendizaje entre la nada y saber algo tienes muchas dudas. En el primer año yo quise abandonar porque no tenía ninguna seguridad de si iba a poder llegar a algo. Mi entrenador, la gente del club y mi familia fueron los que me animaron a seguir y por ellos sigo jugando.

¿Tus resultados académicos también mejoraron con tu evolución deportiva?

Mucha gente de mi entorno me pregunta que si tengo tiempo para estudiar teniendo que entrenar tantas horas a la semana. Mi respuesta siempre es la misma: aunque tenga época de exámenes tengo que ir a entrenar porque sé que si no lo hago, mi rendimiento académico va a bajar. Entrenar me permite optimizar el tiempo y sé que si entreno, el tiempo que dedique al estudio lo voy a aprovechar. El deporte me permite desconectar y a la vez me motiva a aprovechar el tiempo que dedico a los estudios.

¿Cómo definirías el tenis de mesa?

Es un deporte muy psicológico. Sepas o no jugar, lo más difícil de controlar para la mayoría de los jugadores es la cabeza. A mí me ocurre en muchas situaciones en las que decides tirar el partido. La técnica es una destreza que con dedicación y empeño se va adquiriendo, pero el control mental es algo que puedes trabajar mucho y que se puede desmoronar fácilmente en muchas situaciones que se dan en un partido o un entrenamiento incluso.

¿Cómo has trabajado este aspecto?

El mayor aprendizaje ha sido a base de perder. Cuando pierdes, tienes que tener claro que en algún momento vas a ganar, pero antes tienes que saber gestionar ese fracaso y aprender a perder.

¿Tienes algún referente que te acompañe en este aprendizaje?

Siempre me ha fascinado la figura de Rafa Nadal. Su comportamiento tanto dentro como fuera de la pista es ejemplar. Al final, el deporte es educación y Rafa nunca ha faltado el respeto a un rival o ha tenido un comportamiento malo por haber perdido. Para mí esos detalles son los que definen a un deportista y él los tiene todos.

Tus primeros pasos en el tenis de mesa los has dado aquí, en Valdemoro. En la actualidad continúas tu carrera deportiva en Parla.

En Valdemoro no hay chicas que compitan. La federación no permite que una chica juegue con chicos en competiciones como primera o tercera nacional. La temporada pasada me tuve que marchar a Parla, donde voy a jugar mi segunda temporada este año. Es el club donde más incluida me he sentido. Se respira un ambiente de compañerismo muy fuerte que hace que todo el club apoye a cada uno de los jugadores allá donde vaya a competir. Esto hace que te sientas respaldado, sabes que hay mucha gente detrás de ti apoyándote.

¿Cómo se articula la competición de tenis de mesa?

En el nivel más bajo se encuentran los torneos de promoción, que son para gente que está aprendiendo. El máximo nivel dentro de esta categoría es el Torneo de Talentos. El siguiente nivel son los open de categoría, la competición va por puntos. Si ganas un partido ganas puntos y si pierdes, pierdes puntos. Por otro lado están las ligas, donde competimos todos los fines de semana y en grupos, hay de nivel regional y nacional. Y por último están el campeonato en edad escolar y campeonato de España.

Tuviste que marcharte de Valdemoro para seguir compitiendo. ¿Cuál es la situación de las mujeres en este deporte?

En la competición femenina no hay tantas divisiones intermedias como en la masculina. Por ejemplo, las chicas no tenemos segunda y tercera división nacional, tan solo primera. Esto hace que las posibilidades se reduzcan. El nivel es mucho mayor y conseguir un equipo y llegar a competir a ese nivel tiene su dificultad. Si quieres competir, es un nivel que tienes que alcanzar sí o sí.

La temporada pasada estuvo marcada por ese primer puesto en el campeonato de España en edad escolar.

Es el mayor logro que he conseguido hasta el momento y creo que lo voy a recordar toda la vida como uno de los mejores momentos. Que la Federación Madrileña se fijara en mí fue algo muy importante. Estuve jugando mucho tiempo en el que todo el mundo a mi alrededor lo sabía menos yo. Finalmente, cuando me dijeron que estaba convocada por la selección me puse a llorar. No olvidaré ese momento nunca. Fui con dos compañeras representando a la Comunidad de Madrid. Pensábamos que en la fase de grupos caeríamos porque hay varias rondas hasta que llegas a las semis y la final. Casi sin darnos cuenta, peleando cada partido, conseguimos llegar a la final. Personalmente, no fue mi mejor campeonato, pero el trabajo en equipo hizo que ganáramos. Hubo mucha emoción y subir al pódium como campeonas de España era algo que no nos creíamos.

También has sido convocada por la Federación Española de Tenis de Mesa.

Todavía no hemos disputado ningún partido este año. Estuvimos concentrados en varias ocasiones en San Sebastián de los Reyes, donde entrenábamos mañana y tarde. La experiencia ha sido increíble a pesar de que tenía que compaginarlo con los estudios. Al principio fue muy complicado porque pensé que iba a suspenderlo todo, pero sé que necesito las dos cosas y de momento tengo buenos resultados en ambas. Para mí  todo esto es un sueño hecho realidad, hace tres años no sabía ni golpear la bola y hoy juego con los mejores de España. No lo cambiaría ni por el atletismo ni por ninguna otra cosa.

¿Qué ha cambiado en esta temporada?

El cambio al nuevo club me ha cambiado por completo, menos la forma de pensar. He mejorado mi juego, he aprendido a jugar en equipo, a saber estar en un entrenamiento y concentración como equipo, etc. Nuestro entrenador, Miguel Fernández, nos motiva mucho a seguir luchando y el apoyo de los compañeros crea un ambiente en el que te motivas para seguir creciendo.

¿Qué objetivos tienes a nivel académico?

Este año he comenzado tercero de la ESO y, aunque siempre quise estudiar veterinaria, lo cierto es que desde que comencé a competir en tenis de mesa me gustaría formarme en psicología deportiva. Competir me ha permitido conocer mejor la figura del psicólogo deportivo y lo importante que ha sido para mí en muchas ocasiones. En un futuro me gustaría poder tener la oportunidad de saber ayudar a otros deportistas porque sé lo bien que te sientes cuando te ayudan.  Tengo mis dudas entre ambas pero tengo muy claro que debo continuar con mis estudios.

Observando a tus compañeros del instituto, ¿qué crees que te han aportado todas esas horas dedicadas al deporte?

Creo que el deporte me ha enseñado a saber tratar a las personas, a tener empatía con la otra persona tanto dentro como fuera del campo. En muchas ocasiones tengo que jugar contra amigos de otros clubes, y mientras jugamos nos olvidamos de que somos amigos, pero. una vez que termina el partido, somos compañeros y nos preocupamos por los problemas que podamos tener. En mi día a día veo que algunos compañeros tienen comportamientos muy egoístas. Viendo este tipo de actitudes creo que sé empatizar y tratar bien a cualquier persona, sea quien sea.

¿Qué objetivos te marcas a nivel deportivo?

Me estoy esforzando para que esta temporada sea mi temporada. Mi objetivo ideal sería al menos un primer puesto en algún campeonato de comunidad y volver a ser campeona de España. Con mi equipo también tenemos el objetivo de ascender de liga. A muy largo plazo me fascinaría poder estar presente en unas olimpiadas representando a España. Es algo que he querido conseguir desde que practicaba y ojalá que algún día se haga realidad. Mientras tanto seguiremos trabajando para conseguir otros retos más cercanos.

Texto_Sergio García Otero

Fotografía_Ncuadres

 

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